A la mañana siguiente Eva se levantó temprano. No había dormido más que unas pocas horas, pero se sentía con ganas de perderse lejos de aquel hotel.
Se tomó su tiempo para vestirse y luego fue al cuarto de Nick. Rebuscó en su alforja hasta dar con la libreta, la pluma y el tintero multicolor que había obtenido en Saroc.
-No... Virgi, no... te enfades conmigo, no... -le oyó hablar en sueños mientras se revolvía en la cama.
Escribió unas pocas líneas y salió del dormitorio para meterse en el de Susan y Rachel. Dejó la nota en un mueble a la vista de cualquiera:
Estaré fuera por unas horas. No os preocupéis, tendré cuidado. Decidle a Celdrom que siento lo de anoche. Oí que Jason y Brian discutían. No les dejéis llegar a las manos... ¡Cualquier excusa les vale para armarla!
Eva
P.D.: Estaré atenta al localizador. Llevad cuidado con Nick cuando se levante. Creo que aún está un poco tocado.
Antes de bajar las escaleras tuvo la precaución de llevarse su propia alforja. Llegó y abrió las puertas sin hacer ruido (los escombros y el boquete que hizo Susan para parar a la ninfa Hiara ya no estaban, seguramente por apaño de algún encantamiento del hotel contra desperfectos). Salió al pasillo y en vez de tomar el ascensor bajó un largo trayecto de treinta plantas por las escaleras. Al llegar al vestíbulo del hotel saludó rápidamente al botones de la entrada y, sin darle tiempo a pestañear, se esfumó por las puertas de cristal.
El cuerno de Bôzu tronó despertando a la mayoría de nómadas y animales de la tribu. Las caravanas seguían siendo sus casas, pero por hacer sitio a los carnyc en los empotrados callejones, algunos decidieron dormir en algunos albergues del otro lado de la calle.
-A levantarse –anunció Faör a Enis hecho un capullo entre las mantas de lo alto de la litera –Quién saluda al sol no le comerá el Troll.
-Los Trolls se extinguieron hace mucho, abuelo... -se revolvió el chico con Fido, que correteaba por toda la espalda.
-Pero los refranes no –contraatacó el viejo ninyeti dando bastonazos alrededor de la litera –¡Así que levanta esos cuernos...!
Era una suerte que durmieran en un sitio nuevo que Faör no conociera, ya que de haber estado dentro de Ontra le habría localizado enseguida y molido a palos hasta sacarlo de la cama.
Una vez fuera, Enis se reunió en la carpa de la carpintería donde Floy terminaba por colocar los muebles a la venta. Varios tarros de pintura y grasa de zancudo adornaban los estantes más lustrosos. Enis se le apareció sorpresivamente por detrás mientras llevaba a cuestas una refinada estantería. Pero no fue la presencia del chico lo que molestó al leóncero.
-Mantén a ese bicho lejos de la grasa –le advirtió clavando los ojos en Fido que andaba olisqueando entre las vasijas –Sólo tengo lo que da la matriarca y es bien poco para tanta madera...
-¿Qué haces sacando las cosas así? ¿No te ayuda Nermis?
-Ese mago vagabundo no ha asomado el morro esta mañana –vociferó Bôzu desde su bien merecido puesto de pregonero –Está escurriendo el bulto como un bellaco y nosotros partiéndonos el espinazo desde el alba...
-No está en su caravana –anunció Hala al pasar por allí mientras revisaba los toldos y las carpas –Los podling no le han visto salir.
-Habló ayer de ir a la curtiduría a primera hora –comentó Otón, otro leóncero que ayudaba a Floy a descargar los muebles –Había una en el barrio de los pellejeros, al otro lado de la Calzada...
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El Laberinto 1 - Advenimiento
FantasyEva, junto con sus amigos y compañeros de clase, emprenderá el mayor viaje de su vida para rescatar a su hermana en un mundo de cuento de hadas donde enfrentará increíbles peligros, innumerables fatigas... y un destino anunciado mucho tiempo atrás. ...