Cap. 21 - Emboscada en el Paso de Brena

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Pasaron la noche en alerta bajo unos riscos pedregosos a pesar de que aún no habían entrado en el laberinto. El plan era recorrer el Paso entre los dos bosques y seguir luego por el linde norte del Lóbrego. Caleb y Urick daban vueltas sin cesar a la opción de cruzar o no la Ruta Occidental. Se verían obligados a ello tarde o temprano ya que la facción les cortaba las calles al este del bosque. Una vez lograran darles esquinazo tendrían el camino prácticamente despejado hasta los riscos del Cebris, donde se ocultaba la ciudad de la luna.

Pero las jadmias que mediaban aún entre aquellas estribaciones y ellos seguían siendo demasiadas para querer contarlas.

-No será tan fácil llegar aunque estemos cerca -adivinaba Jason cada vez que oía hablar al mago y al enano -Si esa ciudad de taikinis está tan bien guardada del laberinto... ¿Cómo lo haremos nosotros para entrar? ¿Llamando amablemente a la puerta con una piedra lunar en la mano?

Jason mencionó aquel método a sabiendas de que no era infalible ni imposible de burlar. Bastaba con que un hechicero experimentado hipnotizara a cualquier extraño y le hiciera creer que no guardaba malas intenciones para poder decirlo frente al Trunstenio. En esos casos complicados eran necesarios largos periodos de interrogatorio para comparar respuestas y dilucidar si el sujeto era dueño de sus acciones o no. Pero, por la actitud que mostraban Caleb y Urick, no parecía que ese fuera a ser el tratamiento que el grupo recibiría cuando se presentaran.

-Olvidáis que tanto Urick como yo hemos estado en Lunaria -les recordó Caleb -Conocemos sus pasajes secretos para entrar o salir... y hay más de un modo de probar que no somos espías. Lo que me hace pensar en otro asunto importante del que debo hablaros.

Chicos y chicas se giraron hacia él. Cuando el guía usaba aquel tono de "De esto dependen vuestras vidas" había que prestar toda la atención.

-Möll ya estuvo en Lunaria una vez, pero eso no lo convierte en miembro activo de la Insurgencia. Los colaboradores como Möll y Kandros han pisado la Ciudad Reino, pero desconocen los caminos y las fórmulas mágicas necesarias para acceder a los pasadizos ocultos. En estos momentos vosotros únicamente contáis con dos insurgentes que las conocen: yo y Urick -les dijo compartiendo un gesto con el enano -Desde un principio pensamos que debíais tener a dos miembros de la Insurgencia a vuestro lado en este viaje. Cualquier plan que emprendemos procuramos siempre hacerlo por duplicado. Así actúa la Insurgencia. Si os hubiese acompañado uno solo y hubiera muerto por el camino, las puertas de Lunaria estarían cerradas para vosotros, por mucho que Eva fuese nieta de Sarah... ¿Entendéis lo que esto significa?

El grupo miró a Caleb, temiendo sus palabras. No eran tan tontos para ignorar lo que estaba sugiriendo.

-Queréis decirnos... -empezó Susan -¿Que ambos sois un reemplazo... un repuesto del otro?

-En lo que concierne llevaros a Lunaria, sí... Esa es exactamente nuestra función -confirmó Urick -Somos las llaves del reino, por así decir.

-Lo que nos lleva a una cuestión que tendréis que asumir -siguió Caleb -Es prioritario que una vez lleguéis a los riscos al menos uno de nosotros dos esté a vuestro lado, sea como sea. En otras palabras... si el peligro es demasiado grande y uno de los dos cae... el otro no volverá la vista atrás.

Un silencio más pesado del habitual pendió sobre ellos.

-Cómo... ¿Cómo podéis decir una cosa así? -musitó Eva levantándose y mirándolos a los dos -Habéis sido compañeros desde hace... ¡No sé cuantos cientos de años! ¿Y estáis dispuestos a abandonar al otro a la primera de cambio?

-No será a la primera de cambio, Eva -le cortó el mago muy seriamente -Pero la necesidad de que uno sobreviva hasta las puertas de Lunaria es casi tan importante como tu propia protección. Si uno de los dos muere o es capturado, solo quedará el otro para abrir los pasadizos... y eso no tiene más vuelta de hoja.

El Laberinto 1 - AdvenimientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora