-Baja más la mano.
-Vale.
-Tensa un poco menos.
-De acuerdo.
-Mantenlo quieto lo máximo posible y calibra la dirección del viento como te he explicado.
-Pero... ¿Cómo puede el viento desviar unas flechas de rayos?
-Las preguntas te distraen del blanco –le regañó Caleb.
-Sí, sí...
-Fíjate solo en lo que quieres disparar y solo en eso. No existe otra cosa.
-Bien.
-Y recuérdalo, tienes todo el tiempo del mundo.
Rachel respiró hondo, tragó saliva y agudizó cuanto pudo la vista. Soltó los dedos de la flecha relampagueante que salió del arco a una velocidad vertiginosa. Voló sobre decenas de calles y muros, directa a un gran obelisco que despuntaba a cien metros de donde estaban. A poco de superar la mitad de la distancia, el rayo violáceo se deshizo en tiras eléctricas y desapareció.
-¡Uff! –suspiró de exasperación la arquera bajando el arco –Por poco llego.
-Ya no se deshacen a menos de cincuenta metros –le recordó Caleb –Tu cuerpo ya puede generar más magia de la que tenías al recibir el arco. La costumbre y la práctica te llevarán aún más lejos.
-Eso lo sé... pero cuando intento concentrarme para que el rayo no se deshaga me olvido del blanco y si me olvido del blanco ya no le acierto. ¡Y si pongo atención en apuntar pierdo concentración en mantener la flecha unida y se deshace cuando...! -dijo la chica rápidamente con voz nerviosa y la respiración alterada.
-Rachel, Rachel –la tocó Caleb en el hombro con tacto –Yo en tu lugar procuraría tomármelo con calma. No hay necesidad de forzar las cosas. Antes de que te des cuenta te saldrá tan natural como levitar. Y si por un casual llegara el momento de hacer uso de tu arco dentro del laberinto, no tendrás necesidad de apuntar a una distancia de más de veinte metros.
-Pero Carol ya lo ha dominado... en solo seis días...
-Y no creas que le ha sido fácil –aseveró Caleb –Si te ha tomado la delantera es solo porque se le da bien olvidar todo lo demás y centrarse en una única cosa.
-Si yo te contara... –pensó para sí Rachel mientras bajaba junto a Caleb de la cornisa.
-Anímate –le dijo dándole una palmada en la espalda –Vi desde los tejados cómo le acertabas de lleno a aquel carro en Saroc. Sé reconocer a un buen arquero cuando lo tengo delante.
Rachel sonrió, un poco abrumada. Como siempre les ocurría a todos, las palabras de reconocimiento de Caleb obraron su mayor magia haciendo que cada cual olvidara el camino que aún les quedaba por superar y apreciaran más el que habían logrado dejar atrás.
-Está bien, lo intentaré de nuevo –cedió ella con un movimiento de cabeza y volviendo a posicionarse para disparar.
No obstante, Caleb la detuvo bajando con una mano el arco antes de que sacara un nuevo proyectil.
-¿Qué ocurre ahora?
-Aguarda un momento.
Casi enseguida apareció a lo lejos una multitud de pájaros negros volando bajo, entre ellos y el trecho que les separaba del obelisco. No hacían ningún ruido más que el continuo aleteo de sus alas.
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El Laberinto 1 - Advenimiento
FantasíaEva, junto con sus amigos y compañeros de clase, emprenderá el mayor viaje de su vida para rescatar a su hermana en un mundo de cuento de hadas donde enfrentará increíbles peligros, innumerables fatigas... y un destino anunciado mucho tiempo atrás. ...