Cap. 8 - Retazos de Historia

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Eva se lo echó en cara a Caleb, pues parecía que le había provocado adrede un infarto al pobre enano. Nada más escuchar aquel nombre Urick casi se desmayó allí mismo.

-¿Se encuentra bien? ¿Le ha dado un mareo? –preguntó Nick quién fue el que lo sostuvo por detrás.

-E-estoy bien... -respondió Urick, incorporándose y volviendo a mirar a Eva con cara de incredulidad -¿De verdad te llamas... W-Williams?

-Sí –contestó ella sin comprender por qué de repente le habían dado tanta importancia a su apellido.

-¿Por parte de madre...?

Ahora Eva no cabía en sí de asombro.

-¿Cómo lo sabe? –exclamó mirando a Urick y luego a los demás -La verdad es que mi madre conservó su apellido de soltera después de casarse, al igual que la suya. Es una tradición familiar, creo...

-Curiosa tradición, ya que de donde venís lo normal es que la mujer adopte el apellido del marido –observó Caleb sonriente todavía.

-¿Y qué...? –soltó ella empezando a sentirse incómoda -¿Qué tiene eso de importante?

-¿Que qué tiene de importante? –repitió Urick cayendo en la cuenta de algo -¿Acaso no le has contado nada sobre nada, Caleb?

-Preferí posponerlo hasta encontrarte a ti o a Lorben –confesó el mago –Ahora que lo hemos conseguido tal vez sea oportuno darles algunas explicaciones.

-Pues sería de agradecer porque hace rato que nos tenéis en ascuas –protestó Rachel mirándolos a los dos enfadada –Tanto misterio me está poniendo...

-Si hay algo de lo que no estemos al corriente sería más que oportuno contarlo ahora –intervino Jason mirando seriamente a Caleb -Nos lo hemos ganado a pulso.

-Es lo justo –asintió Caleb –Si no he hablado antes de ello fue por el peligro que entrañaba hacerlo, incluso en los Tres Robenescos. Se trata de algo que os concierne a todos... especialmente a Eva.

-¿A mí? ¿Por qué? –preguntó de nuevo siendo el centro de atención de todos.

-Lo entenderás enseguida... pero es una historia un poco larga de contar. Y es posible que el final de ella no quieras creerla –comentó y se volvió hacia Urick –Tal vez tú debas empezar. Después de todo eras más dado a la Historia que yo.

-Será un placer –soltó el enano más que encantado por la oferta –Pero esto es tan... quiero decir que es... Será mejor que aclaremos algunos puntos tú y yo. Mi memoria ya no es lo que era.

Fue una pobre excusa para juntarse y cuchichear los dos en otra estancia contigua.

-Ya vuelven a dejarnos de lado –soltó Rachel molesta –Igual que con Kandros.

-Sí, la primera noche Kandros mencionó algo de la misión que tenían Caleb y Urick –recordó Brian –Debe de ser alto secreto. Como una misión de espionaje o algo así.

-¿Estás bien, Eva? –se le acercó Susan.

-Sí, sí... -le respondió a su amiga con un aire de inquietud –Es que no entiendo qué tienen que ver los asuntos de los insurgentes conmigo. Ni a quién debo de parecerme tanto para que ellos...

-Todo irá bien –la alentó su amiga -Con o sin su ayuda seguiremos juntos. No te quepa duda de eso.

Eva apretó la mano de Susan en señal de agradecimiento. Ese había sido un temor que Urick había despertado en ella y Caleb no había mitigado del todo. No tener el apoyo de un camarada de Caleb no daba muchas esperanzas respecto al resto de insurgentes que encontraran por el camino. Pero habían conseguido llegar tan lejos sin la ayuda de la Insurgencia. Si les daban la espalda, al menos las cosas no empeorarían más de lo que ya estaban. Solo tendrían que continuar en el laberinto como hasta entonces.

El Laberinto 1 - AdvenimientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora