II

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¿Y cómo llegué a la pancita de papi? Pues...

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—Un mes atrás—

Gimió al sentir que se hundía profundamente en él, clavando las uñas en las paredes del baño de aquel antro, apretando los dedos.

Lo sintió tomarlo de las caderas, y aumentar las embestidas, haciéndolo morderse el labio con fuerza, para no gemir más fuerte.

Pero cuando lo sintió darle en aquel punto exacto, dónde cada embestida de sentía más deliciosa, apoyó su rostro contra sus manos, y gimió de forma desaforada, hasta que su compañero de aquella noche, se corrió en su interior.

Lo tomó del cabello y le tiró la cabeza hacia atrás, besando su cuello, mientras Alex aún intentaba recuperar la respiración, con los ojos cerrados.

—Shh, que nadie puede saber de esto ¿De acuerdo?

—S-Sí —sonrió, aún con los ojos cerrados, sintiendo la lengua de él sobre su cuello.

—Quizás en algún momento podamos volver a vernos —pronunció divertido, antes de salir de él y acomodarse la ropa.

Y sin mirar atrás, salió del baño, dejando a Alex contra una de las paredes del cubículo, aún recuperando el aliento, saliendo de la ensoñación que sentía.

***

Presente

Observó la prueba y nuevamente vómito, sintiéndose tan mareado. No, no le podía estar pasando aquello, tenía que ser una maldita equivocación.

¡ÉL ERA UN HOMBRE! ¡NO PODÍA ESTAR EMBARAZADO!

¿Qué demonios era? ¿Un subnormal? Las mujeres quedaban embarazadas, no los hombres. Necesitaba ayuda urgente.

***

¿Quién demonios llamaba de esa forma a su celular? No podía entrenar tranquilo de ese modo. Dejó las pesas y se fue hasta el celular, atendiendo de mala gana con una de sus manos, secando el sudor de su rostro con la otra.

—¿Bueno?

"—¡Matthew! Al fin respondes ¡Maldita sea!"

—¿Quién carajos eres y por qué me llamas? —preguntó con fastidio.

"—Soy Alex, el chico que conociste en el club-"

—Ey, si no fue el sábado pasado, lamento decirte que no tengo ni puta idea de quién carajos seas. Adiós —lo interrumpió, con intención de cortar la llamada y continuar con su entrenamiento.

"—¡Espera! ¡Esto es importante!"

—¿Qué demonios quieres? —pronunció con fastidio, frunciendo el ceño.

"—Y-Yo... Yo creo que..."

—No tengo tiempo para estas estupideces.

"—Tengo sida —pronunció bajo."

El moreno se quedó helado al escuchar aquello, mirando a la nada. ¿Cómo que sida? ¡¿Y se habían cuidado?! ¡Ni siquiera le sonaba el nombre de Alex!

"—M-Matt ¿Estás ahí?"

—¡¿Cómo que tienes sida, maldito homosexual de mierda?! —masculló con rabia—. ¿Sabías que estabas enfermo?

"—¿Homosexual de mierda? ¡¿Y que carajos se supone que eres tú, imbécil?! ¡¿Seguirás con esa mamada de un "heterocurioso, idiota?!"

—Escúchame bien, maldito puto, juro que si tú me llegaste a contagiar, no sólo te denunciaré, haré de tu vida un infierno —masculló antes de cortar la llamada y arrojar su celular.

Debía irse urgente a la clínica y hacerse un análisis.

***

Ay papi... Empezaste con el pie izquierdo.

Ay no ¡¿Qué demonios había hecho?! ¡Se suponía que debía decirle que estaba embarazado! ¡¿Cómo se le había ocurrido decir que tenía sida?!

—¡Eres un imbécil, Alex! —exclamó tirándose en la cama, cubriéndose el rostro con ambas manos, antes de sollozar.

Tenía dieciocho años, estaba en primer año de nutrición, y había conocido al idiota de Matthew en una fiesta universitaria, dónde le habían dado la bienvenida a los ingresaste de aquel año.

Alex estaba viviendo en la capital, sólo en un departamento que sus padres le estaban pagando para que pudiera estudiar, ya que ellos eran de un pueblito bastante alejado. ¿Cómo diablos le daría aquella noticia?

El rubio se sentó en la cama y se llevó una mano al vientre... ¿Qué haría ahora?

...

No esperen algo razonal en esta historia jajaj

Papá No Soy Un ErrorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora