XXI

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Iba saliendo del hospital, cuando vio a Matthew salir de una de las aulas. Él lucía realmente molesto, frustrado. Lo miró inseguro y decidió acercarse a él al ver que se sentaba en una banca, pasándose una mano por la cabeza, mirando hacia abajo.

—Em... ¿Estás bien?

—¿Qué mierda te importa? Vete, no quiero que nos vean cerca.

—Lo siento, creí que-

—¡Qué me dejes solo, gay de mierda! ¿No lo entiendes? ¡Largo! —le gritó poniéndose de pie, captando la atención de los demás estudiantes que pasaban por allí—. ¡No quiero verte!

—C-Cálmate ¿Qué te pasa? —pronunció con temor, haciéndose hacia atrás.

—¿Qué me pasa? ¡Tú sabes muy bien que arruinaste mi vida! ¡Cómo la otra puta de Sabrina!

—Señor Collins ¿Hay algún problema? —preguntó un profesor saliendo del aula, al escuchar el alboroto que había afuera, sin dejarlo continuar con los exámenes.

Matthew observó con rabia a Alex y se marchó de allí, sin decir nada, dejando más desconcertado aún al rubio. ¿Por qué había reaccionado de ese modo? Él no había hecho nada malo, sólo se había acercado a ver si estaba bien.

Se llevó una mano a su vientre y retomó el camino hacia su departamento. La bebé había creído bastante, y la panza ya comenzaba a pesarle de más, haciendo más lento su andar.

Por eso no le diría nada hasta que la niña naciera, sabía que era un violento.

***

Se terminó la quinta botella de cerveza, y arrojó el envase contra la pared, haciéndolo añicos. Tomó otra que tenía junto a él, y la destapó con algo de dificultad, debido a su estado actual.

Su calificación había sido un maldito nueve, después de no dormir casi nada, de estar estudiando hasta más no poder ¡Se había sacado un maldito nueve! ¡¿Cómo diablos le justificaría eso a su padre?!

Y ya podía escuchar a su maldita madre también "te dije que este muchacho no tenía madera de médico, Fred. Ya no lo intentes, hijito, hay personas que no pueden continuar con el legado familiar."

Arrojó la botella aún llena contra la pared, rompiéndola y mojando todo a su alrededor, y gritó de rabia, arrojando todo lo que estuviera a su alcance.

No era justo, después de todo lo que había hecho, no podía cumplir con las expectativas de sus padres. ¡Y todo era culpa del maldito de Jack!  Jack esto, Jack lo otro ¡Jack consiguió más que tú a tu edad!

¡Al diablo con Jack! Con su familia, con su carrera ¡Al diablo con todo!

Se puso de pie a duras penas, y tomó las llaves de su auto que tenía en el pantalón, saliendo de su casa con pasos tambaleantes.

No le importaba si su padre le cancelaba las tarjetas, o no le depositaba más dinero en su cuenta, o sí... No, si no le depositaba más dinero ¿Cómo iba a mantener a su hija?

Se detuvo frente al auto y observó la puerta con la vista borrosa. Él tendría una hija, una niña con el fenómeno de Alex.

—Tú no... No vas a ser una maldita doctora —balbuceó abriendo la puerta, subiéndose al auto—. Vas a ser lo que quieras ser.

***

Se despertó al escuchar que su celular estaba sonando y adormilado lo tomó, atendiendo la llamada.

—¿Hola?

"—Alex, lamento llamarte a esta hora, pero creí que necesitabas saberlo."

—¿Qué pasó? —preguntó preocupado, al escuchar la voz de Marina.

"—Matthew está internado en el hospital de la universidad, lo están por trasladar a una clínica privada, tuvo un accidente."

—¿Q-Qué? ¿Pero cómo está él? —le inquirió alarmado, sentándose en la cama, para salir de ella.

"—Chocó con su auto, si no fuera por el airbag, estaría muerto."

—¿Pero está grave?

"—Tiene complicada las piernas, no voy a mentirte, cariño."

—¿Está su familia allí? ¿Yo... Debo ir?

"—Sus padres están en camino, y no creo que debas estar aquí, Alex. Yo sólo quería que lo supieras, creí que era necesario."

—Mantenme al tanto de lo que sepas, Mari, por favor —le pidió en un tono bajo, antes de cortar.

No, él no podía estar cerca de Matthew. En primer lugar, él ni quería ver a Alex, y en segundo lugar, su familia tampoco lo conocía, no podía presentarte simplemente como un amigo.

Además, con lo basura que había sido siempre con él, ni debería de preocuparse por la salud de Matthew. Pero... Después de todo, era el padre de su hija también.

...

Papá No Soy Un ErrorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora