—Espero que no te moleste que haya llegado a tu casa sin avisar. Esta mañana llegué aquí, íbamos a pasar navidad con los abuelos de Ramsés, y él me contó que vendría aquí.
—No, no me molesta, sólo me sorprendió verte aquí... Hace tanto no nos veíamos.
El castaño la miró y sonrió suavemente.
—Sí, pasaron unos años desde entonces, cinco.
—Sí, cinco años —murmuró Luz.
—¿Y qué has hecho de tu vida?
—Tengo mi propia pastelería —sonrió—. Tal vez algún día si quieres podrías-
—Me encantaría —la interrumpió, antes de sonreír apenado—. Lo siento, continúa.
—Está bien —rio, haciéndolo reír a él también.
—Me encantan las cosas dulces, y así fue como nos conocimos también.
—Sí —le dijo mirándolo a los ojos.
—Y... ¿Estás con alguien? —se animó a preguntar Daniel.
—No ¿Y tú?
El castaño negó con la cabeza, sin dejar de mirarla a los ojos.
—No, tampoco.
Luz suspiró y se sentó en una de las bancas que habían en el patio de la casa de sus padres. La conversación ya se estaba tornando un tanto incómoda.
—¿Qué pasa? Si te incomoda que esté aquí me voy.
—No, no es eso Dany. Es sólo... Que volver a verte, me hace recordar lo que vivimos hace cinco años atrás. Y ya no somos dos adolescentes como entonces, somos adultos.
—Lo siento, es verdad que el tiempo pasó para ambos, y que hemos tenido parejas, pero lo que siento por ti no ha cambiado, Luz, sigue intacto.
—No digas eso —murmuró.
Se puso de cuclillas frente a ella y la tomó de las manos, captando la atención de Luz, que ella lo mirara.
—Escúchame —le pidió mirándola a los ojos—. Yo te quiero de verdad, Luz, si después de cinco años tú piensas que mis sentimientos son falsos, que son un capricho, estás equivocada. Durante todo este tiempo intenté ignorar mis sentimientos, estar con otras personas, superarte, pero me es imposible. Y si hoy decidí venir aquí, fue porque al hablar con Ramsés, él me dijo que tú estabas soltera. Sí, no fui del todo sincero, pero en verdad, yo te quiero y quería verte.
—D-Daniel.
—¿Podríamos intentarlo? —le pidió en un tono bajo—. Podemos ir despacio, sin presiones para ninguno de los dos, pero al menos intentarlo. Yo no tengo dudas de estar contigo, porque eres lo que quiero en mi vida.
—P-Pero no podemos, somos primos —le dijo con lágrimas en los ojos.
—Somos primos segundos, y nunca existió ese lazo entre nosotros, esa relación. Una oportunidad te pido, nadie más tiene que saberlo. Si no funciona, sólo nosotros sabremos lo que pasó.
La rubia lo miró insegura y él soltó una de sus manos para secarle las lágrimas del rostro con delicadeza.
—No quiero perder a la mujer que amo desde hace cinco atrás, sin haberlo intentado aunque sea una vez.
***
—Semanas después—
—Con cuidado debes echar el azúcar.
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Papá No Soy Un Error
Teen FictionHistoria Mpreg... Si no te gusta este tipo de narrativa, te aconsejo no entrar ❤️❤️