XXIII

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—Parece de buen humor, pero... No sé cómo vaya reaccionar al verte.

—No te preocupes, sólo pasaré a ver cómo se encuentra y me iré.

—Estaré cerca por las dudas —le dijo Marina.

Alex asintió con la cabeza y entró luego al consultorio. En cuanto Matthew lo vio, frunció el ceño, cambiando su expresión tranquila por una de fastidio.

—¿Qué quieres tú aquí? ¿Vienes a burlarte por mi accidente?

—¿Por qué haría eso? Sólo quería saber cómo estabas. Estaba preocupado.

—Pues sí, deberías estarlo, porque ahora que mi padre no me da más dinero, tendrás que quedarte con la criatura.

—Está bien, no pensaba dártela de todos modos.

Matthew lo observó por un momento y luego desvió la mirada. Alex se animó a dar unos pasos más hacia el frente, inseguro.

—Si necesitas algo puedes llamarme, no estoy muy lejos del hospital.

—Claro, había olvidado que eras multimillonario —pronunció con una sonrisa cínica.

—No, no tengo dinero como tú familia... Pero supongo que eso no lo es todo ¿Verdad? Por algo estás solo aquí después de todo.

—Si estoy solo en este maldito hospital, es porque no quiero ver a nadie, y eso también te incluye. Lárgate de una maldita vez, no quiero verte ni tenerte cerca, ya te lo dije.

Alex asintió con la cabeza, sintiendo un nudo en la garganta.

—C-Cuando la bebé nazca-

—No me interesa saberlo, haz lo que quieras con ella, no me importa.

—¿Cómo puedes decir una cosa así? Es tu hija también.

—No porque yo lo haya querido o buscado. No seré padre de una criatura que no busqué, que fue un error.

—Mi hija no es un error.

—Lo es, es un error como tú. Ella no debería de existir porque tú no tendrías que gestar.

—V-Vete a la mierda, Matthew —pronunció con lágrimas en los ojos—. Te arrepentirás toda tu vida por esto.

—Claro, como si ser padre fuera una gran proeza, una realización personal. No seas más imbécil de lo que ya eres, y si realmente quieres a esa criatura, dala en adopción. Deja que una familia con recursos la crie y le de la vida que tú jamás podrás ofrecerle.

—¿Para que se crie en una familia como la tuya? Se nota que tus padres te aman mucho.

—Vete ¡Largo! ¡Tú no sabes nada de mi familia!

—Lo único que sé, es que eres un madlito frívolo de mierda, que no se acepta así mismo y no quiere a nadie. Ni siquiera tú te quieres o respetas ¡Por eso estás en esa maldita camilla postrado! ¡Por alcohólico!

—¡Cierra la boca, maldito puto! —le gritó con rabia, arrojándole una botella con agua que tenía en la mesa junto a la camilla, dándole al costado de la cara a Alex.

Había girado la cabeza, pero no había sido suficiente para esquivarla. Marina entró en ese momento al consultorio y observó asustada al rubio, al ver el golpe que tenía en el rostro.

—¡¿Qué fue lo que hiciste?!

El castaño miró preocupado a Alex, sin saber que decir. Sólo había sido un impulso de rabia.

—Y-Yo...

Alex se cubrió la zona del golpe con una mano, intentando no llorar frente a Matthew, y salió del consultorio, seguido por Marina.

—Alex, déjame ver.

—E-Estoy bien —le dijo con lágrimas en los ojos, en un tono bajo.

—¿Qué fue lo que pasó? ¿Cómo te golpeó? ¿Te acercaste a él?

La miró y negó con la cabeza, mordiéndose el labio inferior.

—Iré a mí d-departamento.

—Yo no entiendo porque insistes en acercarte a él, Alex. Pero no volverás a hacerlo mientras lleves a la niña ¿Oíste? Yo sé que tú ya eres mayor y puedes hacer lo que quieras, pero es un peligro para tu bebé y tú debes pensar primero en ella. Un golpe como ese en tu vientre, podría haberla dañado.

—Perdón —lloró mirando hacia abajo.

—Lo siento yo también, no quería regalarte —pronunció más calmada, abrazándolo—. Pero entiende de una vez que a él no le importas, Alex, ni tú ni la bebé.

Sabía que el muchacho estaba muy sensible, susceptible por el embarazo, pero no podía dejar que Alex siguiera detrás de Matthew cuando éste era un peligro para él.

A Matthew parecía no importarle en absuelto que Alex estuviera gestando.

...

Papá No Soy Un ErrorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora