XLVIII

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—Quería que se conocieran de otro modo, pero bueno, las circunstancias lo quisieron así. Alex, ella es mi amiga Marlene, Mar, él es el Alex, el papá de Luz —los presentó Matthew.

—Es un placer conocerte, Alex —sonrió la castaña—. No sé si Matty te contó, pero yo también tengo dos papás, cómo su bebé.

Alex la observó sorprendido. Entonces no era su novia, ni su amante o algo así, sólo era la amiga. Era la chica que había visto aquella vez junto a Matthew en el mercado.

—Un gusto conocerte, y sí, Matt me había contado algo —sonrió suavemente.

—El tonto este ya no tiene permitido conducir, pero alquilé una camioneta de camino aquí. Matty me dijo que teníamos que realizar una mudanza, y en mi auto no iban a entrar las cosas.

—Sí, igual no es mucho, es solo mi cama, el armario, y las cosas de la bebé.

—Entiendo ¿Me ayudas a ir guardando las cosas? —le preguntó Marlene tomando la estructura de la cuna de Luz.

—Claro, Alex tú quédate con la niña, es más, si quieres baja y espéranos allí hasta que guárdemos todo.

—De acuerdo.

El rubio tomó a la bebé en brazos, quien se había dormido luego de tomar el pecho, y ambos bajaron. En algo Matthew tenía razón, él no conocía su casa por completo, pero imaginaba que sería grande, porque desde afuera se veía así.

***

—Tu casa es enorme ¿Por qué te la dieron?

—Era de mi papá cuando estudiaba en la universidad, mi abuelo se la regaló y al ser yo su único hijo, me la regaló él a mi cuando comencé la facultad —le explicó mientras buscaba en el refrigerador que podían cocinar.

—Entiendo ¿Pero por qué tan grande?

—No sé, mi abuelo así la compró —pronunció pensativo—. Tengo carne, y creo que las verduras esas de ahí se pueden usar aún. No he salido a hacer compras en estos días.

—Sí, algo podemos hacer con eso.

—Perfecto —le dijo sacando todo del refrigerador, apoyando las cosas en la mesada.

Alex lo observó en silencio y se sentó en una de las sillas. Luz se había quedado dormida unos minutos antes, por lo que los dos habían decido preparar la cena antes de que la bebé despertara.

—Y esta casa será para Luz cuando ella decida empezar la facultad —pronunció el castaño lavando las verduras, de espaldas a Alex.

—¿Cuándo decida ser una doctora como toda su familia paterna? —sonrió.

—No —expresó serio, sin mirarlo—. Ella no seguirá esta estúpida costumbre. Mi hija elegirá libremente lo que quiera ser cuando termine el secundario. Yo no voy a imponerle ideas.

—Eso... ¿Hicieron contigo?

—Sí —pronunció tajante—. Y prefiero no hablar de eso.

—Está bien. Y sé que tampoco quieres tocar el tema de tu otro hijo —le dijo en un tono bajo, observando la pose tensa que Matthew había adquirido al decir aquello—. Pero si él-

—La casa es de mi hija Luz, ya lo dije, así también como que no me gusta hablar de esa criatura. No sé porqué te empeñas en nombrarlo, si tú realmente no quieres tener problemas conmigo, y llevarnos bien, será mejor que no lo nombres más.

—De acuerdo —murmuró.

¿Hasta cuándo iba fingir que ese niño no existía?

—Si a mí no me importa su existencia, a ti tampoco debería de importarte.

—¿Y si su madre decide venir aquí?

—Sabe que no la voy a atender, ya lo ha hecho, es por eso que sólo se comunica por llamadas conmigo. En realidad mediante abogados, porque tampoco suelo atender sus llamadas.

—Ustedes realmente se llevan mal.

—Imagínate, le pagué un aborto que nunca se realizó. Decidió tener a esa criatura para poder vivir de mi dinero.

—¿Y es tu hijo?

—Lamentablemente sí —pronunció cortando la carne—. Le hicimos la prueba en dos laboratorios diferentes, uno pagado por mis padres de forma privada, y dió que sí era mi hijo en ambos... Mi desprecio es culpa de esa maldita zorra.

...

Papá No Soy Un ErrorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora