XLVI

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—Alex.

—Yo la verdad no sé que pasará por tu cabeza estúpida y vacía, Matthew. Si tú te piensas que yo soy de tu propiedad por haber tenido una hija juntos, estás muy equivocado. No soy tampoco un experimento para que tú decidas que es lo que te gusta o no —le dijo realmente harto, entrando al departamento.

—Yo jamás dije que no estaba seguro de lo que sentía, tú me atraes y ya te lo he dicho, no me gusta otro chico, es la primera vez que siento algo así... Por un hombre.

—Tú ni sabes que quieres —pronunció dirigiéndose a la habitación, mientras se quitaba la peluca.

—Sí sé lo que quiero, y también sé que no quiero que tú tengas sexo con alguien más.

Alex rodó los ojos y tomó una toalla y crema, colocándose un poco en el rostro para poder quitarse el maquillaje.

—Ve con Luz, por favor, quiero quitarme esto y darme un baño.

—Está bien, cuando salgas seguiremos hablando.

—No tenemos nada de que hablar —le dijo entrando al baño.

Matthew suspiró y regresó a la sala, abriendo los ojos confundido al ver a aquella pareja allí.

—¿Quiénes son ustedes? —pronunció serio, frunciendo el ceño, tomando rápidamente a Luz del coche.

Habían entrado los dos discutiendo, "hablando" según Alex, que no se habían percatado de cerrar la puerta.

—Estamos buscando a nuestro hijo, Alex. La puerta estaba abierta, y creímos que él estaba aquí.

—¿Ustedes son los papás de Alex?

—Sí.

—Demonios —murmuró incómodo.

—¿Y tú quién eres?

Los miró a ambos y...

—El papá de Luz —pronunció fingiendo una sonrisa—. Tomen asiento por favor, enseguida regreso.

Se fue hasta el baño, y entró sin pedir permiso alguno, ganándose una lista de insultos por parte de Alex.

—Shh, ¡están tus padres!

—¡¿Cómo que están mis padres?! Dios no, no puede ser —pronunció entrando en una crisis de nervios, tomando la toalla para sacarse—. ¿Y los vieron?

—¿Tú qué crees?

—Ay no, no puede ser.

Se secó lo más rápido que pudo, y se colocó el pantalón y la camiseta. Apenas y se había mojado un poco el cuerpo.

—Alex, la faja —murmuró Matthew señalándole el pecho.

—Diablos, la olvidé en la habitación ¿Puedes traérmela?

Le dió la niña, y Luz al estar en los brazos de Alex comenzó a lloriquear, frotando su carita contra el pecho de él.

—N-No amor, papi no puede darte ahora el pecho.

Papi...

—L-Luz.

Y al ver que no le daría, rompió a llorar, y ambos sabían que no se calmaría a menos que Alex le diera el pecho.

—Genial —bufó Matthew tomándola—. Tranquila hija, no llores.

—¿Por qué mierda tenían que venir ahora? —se preguntó Alex cambiándose, saliendo del baño así como estaba, a medio vestir—. ¿A dónde vas? —le inquirió a Matthew al ver que tomaba el bolso de la niña.

—A dar una vuelta con Luz, tú tienes que hablar con tus padres.

—No, no te irás de aquí con mi hija.

—¿Piensas explicarle cómo fue engendrada?

—No saldrás con Luz sin mi, Matthew, hablo en serio.

—¿Tienes miedo de que me la robe? —pronunció divertido, ignorando el llanto de la niña.

Llegaron a la sala, y Alex observó a sus padres.

—Hola.

—Alex, nos gustaría hablar contigo —le dijo su padre, mirándolo a los ojos.

—Oh, claro, yo ya me iba —sonrió Matthew—. Un placer conocerlos.

—No, tú no te vas a ningún lado —masculló tomando al castaño del brazo—. Mamá, papá, ella es mi hija Luz.

—¿Cómo que tú hija? Si este muchacho dijo que era su hija —pronunció confundido su padre.

—Sí, también es su hija, Luz es nuestra hija.

...

Papá No Soy Un ErrorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora