Papá No Soy Un Error

FINAL

—Él sí se parece a ti —sonrió Alex alimentando al bebé, mirando a su pequeño prendido a su pecho.

Matthew observó a Franchesco y sonrió suavemente. El niño ya tenía tres meses, y su pareja tenía razón, era quien más se parecía a él de sus tres hijos con Alex. Había nacido con el cabello castaño, los ojos verdes y la piel en su misma tonalidad, un tanto tostada.

—Al ser el último intento, debía parecerse a mí —rio bajo, haciendo reír también al rubio.

—Y Luz se quedó con el puesto de única hija.

—Obvio, mi Lucecita siempre va a ser la reina de mi vida.

—Matt —murmuró en advertencia.

Sí, Alex sabía muy bien que a veces el castaño se pasaba con el favoritismo que tenía por su hija mayor.

—Amor, creo que ya va siendo momento de irme —suspiró Matthew poniéndose de pie, para besar en la cabeza al bebé y luego darle un beso a Alex—. Los extrañaré mucho estas semanas.

—Estaremos bien, no te preocupes —sonrió acariciándole suavemente una de sus mejillas—. Que tengas un excelente viaje con Ramsés, y que la relación de ustedes mejore. Dale mis saludos, por favor. Y recuérdale que puede venir a nuestra casa cuando quiera, siempre va a ser bienvenido.

—Lo haré, mi amor. Cuida mucho de Fran y te estaré llamando cuando llegue. Te amo —le dijo dándole un nuevo beso, antes de tomar su valija y un bolso, y salir de la habitación.

Debía estar en media hora en la casa de Ramsés para pasar por él e irse ambos al aeropuerto. Finalmente viajarían juntos, un viaje solos de padre e hijo.

***

—Dan.

—Ramsie ¿Cómo estás? —le preguntó atendiendo la videollamada.

—Bien, en cualquier momento llegará mi padre para irnos. Pero antes de eso quería hablar contigo, pedirte disculpas.

—¿Por qué? —le inquirió confundido.

—Por lo que hice aquella vez... Ya hablé también con Luz, y me disculpé con ella por eso. Yo tendría que haberte dicho que ella era mi hermana, y tu prima también.

—Ah, eso... Está bien —le dijo en un tono bajo, desviando la mirada—. Ya está, pero te disculpo, no te hagas problema.

—Lamento mucho por lo que ambos están pasando ahora —murmuró.

—Lo superaremos, es lo que hacen las personas adultas y maduras. Quizás en un futuro ambos podamos volver a hablar y, no lo sé, tener esa relación de familia normal.

—Sí, seguro que sí.

Daniel miró la cámara y luego asintió levemente con la cabeza, antes de encogerse de hombre y sonreír.

—No importa eso ahora, pero me alegro mucho, de todo corazón, que puedas hacer un viaje con tu padre. Espero puedan llevarse bien y conocerse.

—Yo espero lo mismo, hace unos meses nació su hijo.

—Que bueno ¿Cómo se llama tu nuevo hermano? —sonrió.

—Franchesco, Franchesco Collins. Y según mi padre no tendrá más hijos, así que, Luz de queda con el puesto de única hija —sonrió levemente.