Alexa... Dios, se sentía tan estúpido de tener que vestirse de mujer para salir. Pero, de cierto modo Matthew tenía razón, disfrazado como chica podría darle el pecho a Luz en cualquier lugar, nadie lo juzgaría, y su bebé no tendría que llorar todo el camino de regreso a casa.
Había estado mirando algunos tutoriales para aprender a maquillarse, y parecer más una mujer. Ere increíble lo que se podía hacer sabiendo donde colocar las pinturas y polvos.
Papi ¿Qué te haces? Luces raro.
Alex desvió la mirada hacia su hija, que se había mantenido atenta a lo que él hacía, sentada en su porta bebés, y sonrió divertido, al ver la expresión de la pequeña, confusa.
—¿Qué pasa, mi amor? No parezco papá ¿Verdad?
No, no sé quién eres... Pero es tu voz.
Sonrió divertido y la tomó en brazos, besando varias veces su mejillas, abrazándola a él.
—De este modo no tendrás que llorar, mi amor, podré darte el pecho cuando tengas hambre, Lucecita mía.
—Alex ¿Puedes abrirme?
Escuchó a Matthew del otro lado de la puerta, y con la niña en brazos fue a abrirle. Y la impresión del castaño al verlo fue innegable.
—Es para poder salir con Luz tranquilo —le dijo en un tono bajo, desviando la mirada.
—Pues, luces hermosa, hermoso digo... no sé.
—Gracias, nosotros ya estamos listos —le dijo regresando a la sala para tomar el bolso y el coche de la bebé—. ¿Vamos?
—Sí, y... ¿Esto quiere decir que aceptarás conocer a mis padres?
—Supongo —suspiró—. De todos modos no creo que acepten a Luz.
La niña observó a Matthew mientras salían del departamento, estando en su coche, y lloriqueó, captando su atención, levantando los bracitos.
—Que caprichosa eres —sonrió divertido, sacándole del coche—. Te amo.
La abrazó a él y le dió un beso en la cabeza, antes de darle más besos cortos por el cuello, haciéndola reír. Alex los observó, sin saber cómo sentirse. Matthew era tan cariñoso con Luz, que con ella no parecía el mismo idiota de siempre.
Y le era imposible ver a Luz, y no pensar en su hermanito. Sabía que no podían obligar a Matthew a querer a ese bebé, pero se le hacía tan cruel la postura del castaño.
—¿En qué piensas?
—En el hermano de Luz.
—Intentemos tener un buen día ¿De acuerdo? —pronunció serio, claramente molesto.
—Está bien.
Matthew tomó el coche de la bebé con una mano y a la niña con su otro brazo, dirigiéndose a las escaleras para salir del edificio. Ya se había hartado de decirle que no quería que nombrara a ese niño, y Alex parecía no entenderlo.
***
—A ver —pronunció tomando una toallita de Luz, colocándole sobre el pecho a Alex y por debajo de la nariz de la niña para cubrirlo.
—¿Qué haces?
—Te están mirando los imbéciles esos de allá.
—No seas estúpido, Matthew, estoy alimentando a la niña.
—No haces falta que te muestres tanto.
—Pero si apenas se ve algo —rio confundido—. Además allá hay una mamá también dándole el pecho a su bebé.
—No vas a comparar a esa mujer, contigo.
—¿Por qué? ¿Por qué es una mujer de verdad? —le preguntó susurrando, arqueando una ceja.
—No, porque tú si luces muy atractivo. Esa señora se ve normal, nadie le presta atención.
—Exageras —le dijo indiferente, desviando la mirada hacia Luz que lo estaba mirando.
Matthew observó a los tipos que estaban mirando sin discreción alguna a Alex, y el castaño apretó los puños. Si lo que querían era provocarlo, lo estaban logrando.
Lo estaban desafiando con esas miradas de burla y risas.
Se puso de pie y Alex lo miró confundido.
—¿A dónde vas?
—A hablar con esos imbéciles.
—¿Qué? No seas estúpido Matt.
Y al ver que no le haría caso, se apresuró a acomodarse la ropa, maldiciendo su suerte.
—¡Matt! —exclamó sentado a la niña a en el coche, viendo como se acercaba a ellos—. Tu padre es un idiota, Dios mío.
¿Y recién te das cuenta, papi?
Giró el coche y se apresuró a ir detrás de Matthew, observando nervioso como hablaba con esos tipos, viendo la posa tensa que estaba adoptando el castaño.
—Ahí viene la rubia —rio uno.
—Matt, ven, no hagas una estupidez —le dijo Alex tomándolo del brazos.
—Eso Matty, escucha a la rubia y vete —pronunció con burla uno de los tres.
Matthew apretó la mandíbula y los puños, y desvió la mirada hacia Alex, que lo miraba preocupado.
—Tienes razón, vamos —le dijo abrazándolo.
E ignoró lo que los tipos le decían, yéndose de allí con Alex y la bebé, sin dejar de abrazarlo.
—¿Tú no piensas, Matthew? Recién te recuperas de la pierna rota, y ellos eran tres.
—De todos modos los hubiese golpeado.
—Sí, estoy seguro que lo hubieses hecho, pero eran tres y tú uno.
Se detuvo y Alex también lo hizo, mirándolo.
—No me gusta que te miren de ese forma.
—¿De qué hablas?
—Esos hijos de putas querían follarte.
—Ni que yo fuera a tener sexo con ellos, Matt.
—No.
—Por supuesto que no.
—No, no lo entiendes, yo no quiero que tú tengas sexo con nadie más, Alex —le dijo serio, mirándolo fijo a los ojos—. Quiero... Quiero que seas solo mío.
...

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Papá No Soy Un Error
Teen FictionHistoria Mpreg... Si no te gusta este tipo de narrativa, te aconsejo no entrar ❤️❤️