Papá No Soy Un Error

VIII

Terminamos casi el primer trimestre ¡¿No es eso muy bueno, papi?!

Alex observó sorprendido el monitor, mientras Marina le explicaba algunas cosas. El embrión ya era un feto de doce semanas, y esta vez, sí tenía la apariencia de un bebé.

Había podido ver sus manitos, sus piernitas y sus pequeños piecitos. Era una mini copia humana... Creciendo en su interior.

—Alex.

—Lo siento ¿Qué me dijo?

—¿Ya puedes comer sólidos?

—S-Sí, sí, esta mañana desayuné una hamburguesa.

—¿Una hamburguesa?

—Es que me dió mucha hambre. No creí realmente que pudiera comerme una hamburguesa tan temprano, pero sí, lo toleré bastante bien, no me dieron náuseas.

—Eso es muy bueno. Te imprimí una serie de alimentos que debes comer para llevar una alimentación saludable. Y también, ahora que ya no sientes nauseas, debes empezar a tomar las vitaminas prenatales.

Mejor un helado, papi ¡Eso nos gusta a ambos!

—De acuerdo, empezaré a tomarlas —le dijo tomando la hoja que Marina le estaba ofreciendo.

—Bien, terminamos por hoy entonces. Si tienes alguna duda o necesitas algo, no dudes en llamarme o enviarme un mensaje, tienes mi número. Cuídate, nos vemos mañana —sonrió levemente.

—Sí, yo... ¿Podría pedirle una copia de la ecografía?

—Claro —le dijo sorprendida.

Alex nunca quería llevarlas, siempre estaba atento a ellas, viéndolas por el monitor, pero hasta el momento, no había pedido tener alguna.

—Esa me gustaría tener —le dijo eligiendo una de la pantalla, dónde el bebé se veía perfectamente formado, de perfil.

***

Iba tranquilo saliendo del campus, tomando un batido de fresas, cuando se cruzó con aquel moreno que hacía más de un mes no sabía nada.

Matthew al verlo frunció el ceño y desvió la mirada, apretando su mandíbula. Sabía que debía estacionar su auto más cerca de la facultad.

Alex lo observó pasar por su lado, marchándose sin mirar atrás... ¿Por qué él lo odiaba tanto?

Otra vez te sientes triste, papi.

Él ni siquiera se había acercado a Matthew en primer lugar, al contrario, había sido Matthew quien le había comenzado a hablar, invitándole un trago.

"—No me gustan las chicas —sonrió divertido, antes de darle un sorbo a su bebida.

El moreno frente a él arqueó una ceja, curioso, antes de sonreír.

—Ya veo, te gustan los hombres.

—Sí —sonrió Alex.

—Yo nunca estuve con un chico —le dijo Matthew, tomando su lata de cerveza, bebiéndola luego.

Alex lo observó, antes de morderse el labio y sonreír.

—¿Quieres probar?

—No soy gay —le dijo sin rodeos, pidiendo otra cerveza.

—¿Pero no tienes curiosidad?

—No.

—Hm, entiendo —pronunció encogiéndose de hombros, girándose en su asiento para observar a los demás muchachos del salón.

Matthew lo observó y cuando el rubio se puso de pie, lo tomó de la muñeca, deteniéndolo.

—¿A dónde vas?

—Te acepté el trago sólo porque creí que querías algo conmigo, pero ya veo que no.

—¿Tan urgido estás por follar? —rio divertido, con cierta burla en su sonrisa.

—¿Y cuál sería el problema? Hago lo mismo que cualquiera de los que están en este antro, para eso vine hoy.

Matthew se puso de pie y se tomó la cerveza que le quedaba de una sola vez, sin soltar a Alex.

—Ven, vamos a los baños.

—¿No qué no te gustan los chicos?

Lo miró y lo tomó del rostro con su mano libre, apretándole las mejillas, antes de sonreír.

—No, no me gustan los chicos, pero... Creo que tu boca podría hacerme un buen trabajo."

Después de aquella noche, se habían visto para tener dos encuentros casuales más. Matthew lo había invitado a su casa, es así como Alex sabía dónde vivía. Y siempre le a aclaró que no le gustaban los hombres.

¿Quién carajos le creería eso? Él simplemente no quería aceptar la verdad.

...