Papá No Soy Un Error

LXIII

—Mi amor ¿Qué ocurre? Luces muy decaído.

—Últimamente no me he estado sintiendo bien —le dijo bajo—. Me siento muy cansado, todo me hace mal al estómago.

—Quizás es mucho estrés en el trabajo —le dijo Matthew acostándose junto a él en la cama para abrazarlo, y darle un suave beso en la frente—. Yo creo que puede ser eso, pero de todos modos iremos más tarde a la clínica a qué te hagan un chequeo.

—Está bien, pero Matt, me gustaría que habláramos de algo importante.

—¿Qué cosa?

—Luz y Ramsés están por cumplir los dieciocho años pronto, terminarán sus estudios secundarios, y quiero que tú estés presentes en el acto de tu hijo.

—Alex.

—No amor, escucha —le dijo girándose entre sus brazos para estar de frente a él—. Es muy importante que tú estés presente como su papá, es la finalización de sus estudios y el comienzo de su vida como "adulto", y tú tienes que estar ahí. Él tiene que sentir que su papá lo apoya, que está orgulloso de él, que lo ama, Matthew.

—Creo que estás exagerando las cosas.

—No lo estoy haciendo, estoy hablando en serio —pronunció con el ceño fruncido—. Tienes que estar ahí para tu hijo, aunque él se niegue a verte o escucharte, tú tienes que estar ahí. Después de que reciba su diploma, si quieres irte, hazlo, pero Ramsés tiene que ver a su papá ahí.

—Está bien —murmuró con molestia.

—Matt —le dijo el rubio tomándolo del rostro para que lo mirara—. Ramsés es tu hijo por más que tú no lo sientas de ese modo, y dejaste pasar mucho tiempo para intentar acercarte a él. Tú sabes bien que esta etapa en la vida de un adolescente es muy difícil, y te necesitará más que nunca.

—Está bien, Alex, lo intentaré sólo porqué tú me lo pides.

—No quiero que lo hagas porque yo te lo pido, sino por tu hijo.

***

—Hm ¿Con quién hablas, mi dulce princesa hermosa? Espero no sea un muchacho, porque se escucha mucha risa.

—Sí es un muchacho —sonrió divertida—. No seas exagerado, papá.

—¿Cómo no voy a serlo? Conozco ese tipo de risitas tontas. A ver, muéstramelo.

—¿Por qué?

—Porque quiero verlo —insistió Matthew.

—Él ni siquiera vive aquí, pa, no te preocupes.

—Quiero verlo de todos modos, Luz.

—Mm, de acuerdo —pronunció insegura, entrando al perfil de Daniel para enseñarle sus fotos—. Su papá también es médico como tú.

—Puff, dudo que sea tan bueno como yo —le dijo tomando el celular.

—Él dice que su papá es un excelente cirujano —sonrió.

—¿Este hippie está haciendo reír a mi hija? Encima su cara, me resulta un tanto familiar —pronunció pensativo, siguiendo bajando en la galería.

—Ay pa por favor ¿Le dices hippie por tener un poco largo el cabello? No es como si-

—¿Jack? ¡¿Su padre es Jack?! —exclamó al llegar hasta una foto donde ambos estaban abrazados.

—¿Lo conoces? —preguntó confundida, al ver la expresión de su padre.

—¡Por supuesto que sí! Es mi tan "perfecto" primo Jack —pronunció molesto, siguiendo viendo las fotos—. ¿Cómo diablos conociste a su hijo? De seguro es un idiota como él, no tengo pruebas ni dudas de eso.

—¿T-Tu primo?

—Sí, Jack Collins, el hijo de mi tío fallecido. Mi padre cuidó de Jack como su propio hijo, es más, lo ama como un hijo, más que a mí.

Luz recibió el celular, aturdida.

—E-Entonces.

—Ah, sí, el hippie es tu primo también, Luz... Espero no estuvieras ilusionada con él.

—N-No, claro que no, pa.

—Me alegra oír eso —le dijo agachándose para darle un beso en la cabeza—. Escucha princesa, llevaré a tu papá a la clínica porque no se siente muy bien. Vigila a Samael hasta que regresemos ¿De acuerdo? Cualquier cosa me llamas por teléfono.

—Sí.

—Te amo, pórtense bien.

—Sí —murmuró.

Su primo, Daniel era su primo y ninguno de los dos lo sabía.

...