XXVIII

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Quería ver a su hija ¡¿Por qué ese maldito no se lo había permitido?! ¡Ni siquiera había bebido tanto! Arrojó la botella de cerveza que tenía en las manos contra una de las paredes, y se pasó una mano por el rostro, sintiéndose tan furioso.

Con la pierna en el estado en que la tenía, le había costado mucho poder subir las escaleras hasta el departamento de Alex, ya que el elevador no funcionaba. Y realmente no le sorprendía, después de todo, era un edificio bastante viejo y descuidado.

Abrió el chat de Alex y observó la foto del rubio, quién estaba sonriendo. Y... Se veía tan malditamente lindo, tierno.

—¡Te odio, maldito puto gay! ¿Me oyes? ¡Te odio! —exclamó mirando la foto, balbuceando las palabras—. Desde que llegaste a mi vida ¡La cagaste! Y ahora me hiciste padre de una niña que ni puedo conocer. Padre —pronunció bajo antes de comenzar a reír—. ¿Quién mierda creería que sería padre con otro tipo? Mis padres... Estarían tan decepcionados de mí sí supieran que me acosté con un puto, y que encima, tengo una hija con él. Pero claro, el gran Jack no haría algo así ¡Porque él es perfecto!

"—Entonces ¿Eres homofóbico por culpa de tus padres?"

Observó el celular confundido, con la vista borrosa.

"—A pesar de todo yo no te odio a ti, Matthew."

—¿Por qué me estás llamando por teléfono, imbécil? Yo no quiero hablar contigo ¡Corta!

"—Tú me llamaste a mí —suspiró Alex—. Y por lo que se escucha, estás ebrio nuevamente."

—Que mierda te importa a ti ¿Eh? Mejor ocúpate de tus asuntos.

"—Como sea, Matthew, no salgas a la calle en esas condiciones. Evítate un nuevo accidente. Qué estés bien."

—No me hables como si fuéramos amigos ¡No somos nada! ¿Oíste? ¡Nada!

Observó la pantalla al no escuchar más nada, y vio que Alex le había cortado, pero le había enviado una foto. Pestañeó un par de veces, para intentar aclarar su visión, y observó la foto... Era su hija.

"Luz nació el trece de diciembre a las cuatro y siete de la mañana. Pesó tres kilos cuatrocientos cincuenta gramos, y midió cincuenta y un centímetros. Esta es una foto que le tomé hoy en la mañana."

Miró la foto de la bebé, y tal vez culpa del alcohol, sus ojos se cubrieron de lágrimas. Era una niña muy bonita, y ella se veía bien, sana.

"Duerme la mayor parte del día, no tengo fotos muy claras donde se le vea el color de ojos, pero son azules. Creo que serán como los míos, aunque tiene el mismo tono de piel que el tuyo. Y diría que hasta su nariz se parece a la tuya ¿No lo crees?"

Leyó el segundo mensaje, y luego observó otra foto que el rubio le había enviado. Sí, tenía el mismo tono de piel que él, la nariz, y hasta sus manitos eran muy similares.

"Si en algún momento tú te curas de tus adicciones, o decides mantenerte sobrio, mínimamente para ver a la bebé, yo con gusto te dejaré conocerla. De lo contrario, y con la actitud con la que te presentaste hoy en mi casa, no podrás verla. Ella es lo más valioso que tengo en la vida, lo que más amo, y no la voy a poner en riesgo por un capricho tuyo. Ambos sabemos muy bien lo violento que puedes llegar a ser."

Matthew leyó el mensaje y luego fue hasta el sofá de su sala, acostándose en él, dejando el celular sobre su pecho y cerrando los ojos.

Sí, Alex tenía razón, si él quería conocer a la bebé, debía adoptar otra postura. No podía seguir bebiendo de ese modo.

...

Papá No Soy Un ErrorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora