XXXVII

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—¡¿Tienes idea por cuánto nos está demandando esa mujer, Matthew?! ¡¿Por qué mierda no te cuidaste?! —le gritó furioso su padre.

—No puedo creer que tengamos un nieto —pronunció su madre consternada—. Tú no tienes idea de lo que es criar a un hijo, Matthew, de la responsabilidad. ¿Tú no eres consciente de tus actos? ¿Cómo se te ocurre ser padre ahora? ¿Sin siquiera haber terminado tus estudios?

—¿Y tú te crees que yo lo quería, mamá? ¿Qué yo lo busqué?

—¡Sí, Matthew! —le gritó furioso su progenitor—. Tú lo buscaste ¡Tú lo quisiste por no cuidarte! ¡Un maldito condón nos hubiese ahorrado miles de dólares!

El castaño miró hacia abajo, sintiéndose tan impotente. Y al final Sabrina lo había hecho, había demandado a sus padres.

—Escúchame bien —masculló su progenitor acercándose a él—. Le darás el maldito apellido a esa criatura porque es lo que corresponde, y pagaré lo que esa mujer pide por ahora, pero tú empezarás a trabajar en la empresa de tu tío ¡Así sea limpiando baños!

—Pero-

—¡Cierra la boca! Ahora eres padre, y quieras o no, aprenderás por las malas lo que es ser un adulto responsable. Tuviste la oportunidad de tener un buen futuro, y tú sólo te cagaste en eso. Y ruega porque esa maldita zorra oportunista no quiera que le des tu casa, porque tú ahora tienes el deber que darle la misma calidad de vida que tienes a ese niño.

***

—Eso es bonita, perfecta —sonrió terminando de vestir a la niña, luego de haberla bañado.

Y Luz ya estaba muy fastidiosa por el sueño, quejándose, dando pequeños grititos. La bebé sólo quería su teta y dormir. Alex sonrió divertido y se acostó en la cama, dándole el pecho, riendo abajo al escuchar que se quejaba.

—Ay que exagerada eres, sólo tuviste que esperar unos minutos. ¿Qué van a decir si te escuchan? ¿Qué papá te mata de hambre?

La vio cerrar los ojos, abrazando su pecho, y bajó suavemente a su frente, dándole un beso. Era lo que amabas en la vida, esa bebita se había vuelto su fuerza para continuar, su motivo para vivir.

Suspiró al tomar el celular y ver que era una llamada entrante de Matthew, y sin ánimos lo atendió.

—Matthew.

"—Escucha, te pasaré dos mil dólares al mes, más no puedo."

—¿Dos mil dólares? —pronunció sorprendido, sin esperarse escuchar aquello.

"—Sí, sé que es muy poco, pero más no puedo en estos momentos. Tengo otros... Gastos ahora."

—Dos mil dólares está más que bien, Matthew. Gracias, en serio, cuando pueda empezar a trabajar, no hará falta que me lo des.

"—Es lo que a ella le corresponde, es mi hija después de todo."

—Lo sé, y para mí no es bonito tener que pedirte dinero.

"—Seguro..."

—Hablo en serio, sabes bien que nunca me acerqué a ti por tu dinero.

"—Como sea, cuando puedas pásame tu cuenta de banco así te depósito el dinero."

—De acuerdo ¿Tú estás bien? ¿Cómo está tu pierna?

"—Yo estoy igual de mi pierna, arruinado. En fin, mándame la cuenta."

—Bien, adiós.

Sonrió al cortar y le dió un nuevo beso a Luz en las mejillas. Con ese dinero podría pagar parte del alquiler y comprar las cosas para Luz, era una gran ayuda hasta que pudiera trabajar.

Y lo que Alex no sabía, es que lo que Mathew le pasaría, era sólo un cuarto de lo que tendría que pagarle él a Sabría como mantención por su hijo... Y eso que la joven había pedido mucho más, pero habían llegado a la cifra de nueve mil dólares al mes.

Le había salido muy caro a Matthew no cuidarse.

...

Papá No Soy Un ErrorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora