XLI

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Tía, ahí está mi papá.

—¿Qué pasa mi amor?

Se giró al ver que Luz se inquietaba mirando hacia atrás, ya que la estaba cargando, y vio como Matthew aparecía en el pasillo, sonriéndole.

—Hola princesa hermosa.

Y la emoción de la niña al verlo era innegable, había comenzado a reír, estirando sus brazos hacia él.

—Ven con papá, hija —sonrió tomándola de los brazos de Catalina, besando suavemente su cabeza—. Qué rico huele mi bebé, ¿Y Alex?

—Aún no regresa del trabajo y bajé a comprar unas cosas —le dijo abriendo la puerta del departamento.

—Ah bien, no te preocupes, ya me quedo yo con ella.

—Está bien, de todos modos fui a comprar unas cosas para cocinarle a Alex, él vendrá muy cansado para hacerlo.

—Compré ya comida hecha —le dijo el castaño entrando con la bebé en brazos, que estaba abrazándolo con sus pequeños bracitos y su carita pegada al pecho de Matthew celosamente.

Catalina lo miró sorprendida y luego asintió con la cabeza.

—De acuerdo, en ese caso me iré entonces. Si necesitas algo, llámame. Luz ya tomó su biberón y le cambié el pañal hace un rato.

—Bien, gracias.

—Nos vemos —le dijo saludando a la niña, antes de tomar su mochila e irse.

Ella por su parte tenía clases en dos horas, debía ir a su casa y prepararse. Pero... Realmente estaba sorprendida por la actitud de Matthew. ¿Qué es lo que buscaba en verdad?

—Según este mensaje, la comida estará llegando en diez minutos ¿Qué te parece si ambos ponemos la mesa? —sonrió dirigiéndose a la cocina.

Sabía muy bien que el rubio se estaba esforzando mucho para poder pagar el alquiler y comprar todo lo necesario para Luz y él. Más allá de que Matthew le pasaba algo de dinero, y cuando podía compraba algunas cosas, mantener a un bebé no era nada fácil.

Y... Luz ahora era la única familia que tenía, para ambos. En una de las noches que se había quedado hasta tarde hablando con Alex, el muchacho le había contado que tampoco tenía contacto con sus padres, y eso que ellos no sabían que tenía una hija.

Tenían algunas cosas en común después de todo.

—Todo listo —sonrió.

Miró a su hija y la abrazó a él, besando su frente.

—Eres lo único que amo en esta vida, Luz. Tú tendrás los papás que yo siempre anhelé, completamente orgullosos de ti, sin importar quien decidas ser.

***

—Mm que bien sabe esto —pronunció hambriento, comiendo un trozo de carne.

—¿Seguro puedes comer así?

—Ajá —le dijo cortando con una mano, ya que con su otro brazo estaba sosteniendo a Luz, que también se estaba alimentando.

No había hecho más que ver a Alex, que había comenzando a sollozar falsamente... Y eso que hacía una hora se había tomado un biberón, pero nada se comparaba a su leche.

—Llegas tú, y se olvida que existo.

—Es que mi bebé me extrañó tanto como yo a ella —sonrió, acercándola a él para darle un beso, y que la bebé cerrara los ojos, abrazada al pecho, sin dejar de alimentarse—. Te amo Lucecita de mi vida.

Yo también te amo, papi.

—¿Cómo se portó mientras no estuve? —le preguntó tomando un poco de puré.

—Bien, conmigo bien, y supongo que con tu amiga también, no me dijo nada. ¿Seguro no quieres que te corte la carne?

—Nop, puedo solo —sonrió.

—La semana que viene empiezo a trabajar —le contó sin mirarlo.

Alex lo observó sorprendido, algo confundido también.

—¿Sí? Que bueno, ¿Pero que hay de tus clases?

—No podré estudiar por ahora, necesito trabajar y ayudarte con Luz.

—No, yo no quiero que hagas eso, Matthew. Prefiero que estudies, sé lo importante-

—Pero yo no te estoy contando esto para que me ayudes a elegir que hacer, Alex, sólo te estoy avisando que la semana que viene empiezo a trabajar —lo interrumpió—. Tengo muchas deudas que pagar.

—Yo ya estoy trabajando, si es por el dinero que me tienes que dar por Luz, no hace falta.

—No es por ella, lo que yo te doy para Luz, no es nada comparado con... Otro gasto mayor que tengo.

—¿Gasto de qué? Creí que la casa era tuya ¿Qué pagas?

—Sí, la casa es mía, y no es por eso.

—¿Entonces?

Matthew suspiró y miró hacia arriba, incómodo.

—Después de que tú... No quisieras venir más a mi casa, yo estuve con otras personas, encuentros casuales.

—Ah —le dijo confundido, sin entender a qué iba todo eso.

—Y de uno de esos encuentros, una zorra quedó embarazada —pronunció bajo—. Le di dinero para que abortara, porque supuestamente ella tampoco quería tenerlo, y obviamente yo no quería un hijo... Pero no lo hizo, no abortó, lo tuvo igual, y después me demandó para que yo me hiciera cargo económicamente del niño.

—Tienes otro hijo —susurró aturdido.

—Ajá, tengo un "hijo", con una oportunista. Nueve mil dólares le tengo que pagar mensualmente.

—¿Q-Qué? —preguntó atónito el rubio—. ¿P-Por qué tanto?

—Porque ella dice que el niño debe vivir con las mismas comodidades que yo tengo. Entonces, ahora están viviendo en un departamento en pleno centro de la ciudad, con todas las comodidades que ella jamás hubiese soñado. Y obviamente, ese niño usa todo primera marca, las mejores cosas del mercado.

—¿Cómo se llama? ¿Cuánto tiempo tiene?

—¿Para qué quieres saber eso?

—¿Cómo que para qué? Es el hermano de Luz.

—Es el medio hermano de Luz, y nadie para mí.

—No digas estupideces.

—Pero es la verdad, Alex, nadie puede obligarme a quererlo ni aceptarlo. Me obligarán a pagar miles de dólares por mi estupidez, llevará mi apellido, pero para mí no es nadie.

—¿En serio, Matthew? —le preguntó decepcionado—. Me contaste del desprecio de tu padre, que siempre glorificó a tu primo, que ama más a tu primo que a ti y tú-

—No te conté esto para que me sermonees ¿Okay? No te metas en mi vida —le advirtio con molestia—. Yo no me meto en la tuya, tú no te metas en la mía.

—De acuerdo —pronunció bajo, desviando la mirada.

Sabía bien que Matthew era un imbécil, pero al ver cómo trataba a Luz, Alex había creído que había cambiado... Pero no, sólo era bueno y atento con su hija.

—¿Permitirás que se conozcan?

—Cuando Luz tenga edad para saberlo, se lo contaré, y si quiere conocerlo, encontraré la forma para que lo haga.

—O sea que tú no piensas formar parte de la vida de ese bebé.

—No, creí que había sido claro con eso. Para mí, mi única hija es Luz, aunque no lleve mi apellido. Ella es a la única que amo y me importa.

...

Papá No Soy Un ErrorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora