—Semanas después—
Llevaba dos horas sentado en ese maldito banco, esperando que el infeliz de Alex se dignara a salir de su mugroso edificio. Era increíble que una hija suya, que una Collins estuviera viviendo en un lugar como aquel.
Miró la hora en su celular y bufó molesto, moviendo su pierna ya impaciente. ¿Es que el rubio no tenía que salir a hacer compras? ¿Sacar la basura? ¡¿Algo?!
Y cuando ya creyó que no aguantaría un maldito segundo más, y luego de fumarse la caja de cigarrillos, lo vio salir del edificio, con la bebé en su mochila.
¡Hasta que se dignaba a bajar!
Se apresuró a tomar la muletilla y lo siguió por detrás lo más rápido que su pierna se lo permitió, escuchando como el rubio le hablaba a la bebé. ¿Estaría despierta?
—¡Hey! ¡Espera!
Alex se detuvo en seco al escuchar su voz y Matthew aprovechó aquello para acercarse a él, alcanzándolo.
—¿A dónde ibas?
—¿Q-Qué haces tú aquí? —le preguntó con temor.
—Pasaba por aquí y justo te vi.
—Eso n-no es verdad, tú ni vives cerca.
—¿Me tratas de mentiroso? —le inquirió frunciendo el ceño.
—Vete por favor —le pidió desviando la mirada, dando un paso hacia atrás, sin dejar de abrazar a Luz a él.
—¿Me tienes miedo? —le cuestionó alzando una ceja, antes de reír—. Deja de actuar de ese modo, ni que fuera un maldito golpeador.
Alex cerró los ojos por un momento, guardándose lo que realmente pensaba. ¿En serio era tan cínico? Si incluso le había dado un puñetazo, tirándolo al suelo cuando le había contado que estaba embarazado. Sin contar los demás encuentros que tuvieron después durante el embarazo.
Matthew lo observó, comprobando que no estaba fingiendo. En verdad le temía. Cuando él... ¿Se había convertido en su padre?
—Oye, no voy a hacerte nada —pronunció bajo—. Sólo te vi y quería ver a la niña.
El rubio se animó a mirarlo, sin saber que hacer.
—¿Crees que sería capaz de golpearte cargando a la bebé? ¿O qué la lastimaría a ella?
—¿P-Por qué no? Si tú... Tú no la q-quieres.
—Sólo quería verla.
Alex miró a su hija, que estaba despierta, y tranquila milagrosamente, mirando su collar. Se acercó a Matthew y la alejó un poco de él, para que pudiera verla.
El castaño miró a la niña y sonrió, una sonrisa verdadera.
—Ey, hola bonita —le dijo en un tono suave—. Dios, eres una muñeca. Tendrás unos ojazos hermoso.
—Te dije que tenía ojos azules —murmuró.
—Es muy linda —sonrió sin dejar de mirarla—. Tiene el cabello castaño como yo.
—Sí, pero si la miras bien, se le está aclarando.
—Evidentemente sacó más de ti que de mí.
—Así parece —susurró.
Matthew miró a Alex, y al ver que no haría nada, se permitió tocar el cabello de la bebé, luego su mejilla, tomando su manito, sonriendo al ver que la bebé lo miraba.
—No nos conocíamos nosotros, pero ahora que te veo... Estoy muy feliz por esto.
—Tengo que irme —le dijo en un tono bajo.
—¿A dónde?
Alex lo miró a los ojos, desconcertado. ¿Qué carajos le importaba? A él no le interesaba en lo más mínimo a donde tuviese que ir.
—A comprar, Matthew.
—De acuerdo. Am... Quiero verla en otro momento.
—¿Por qué?
—Porque quiero verla, porque es mi hija también después de todo ¿No?
—No hablaremos de esto en la calle —le dijo comenzando a caminar.
—Okay, dime entonces dónde lo hablaremos, porque yo quiera verla.
—Te llamaré cuando tenga tiempo —pronunció dejándolo atrás.
Estaba muy equivocado si creía que dejaría que se metiera en la vida de su hija. No sabía porqué él ahora estaba actuando de ese modo, pero Luz no era un juguete al que podría tomar y dejar cuando quisiera.
. . .
ESTÁS LEYENDO
Papá No Soy Un Error
Teen FictionHistoria Mpreg... Si no te gusta este tipo de narrativa, te aconsejo no entrar ❤️❤️
