XLVII

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—¿C-Cómo que es su hija? —preguntó desconcertada su madre.

Su progenitor por su parte lo estaba observando con molestia, sin entender por qué su hijo estaba actuando de ese modo.

—Es mi hija biológica y Matt mi pareja, por eso somos padres de Luz. La niña fue concebida en el vientre de una amiga de él, pero es mía biológicamente.

—¡¿Te volviste loco?! —exclamó su madre completamente aturdida, mirando a Alex y luego a la niña.

Sí, de hecho la bebé se parecía mucho a Alex, tenía sentido lo que decía. Matthew también lo miró sorprendido, sin poder creer que el rubio les dijera de una forma tan... Abierta que era gay.

—¿Eso quiere decir que eres homosexual? ¿En qué demonios piensas, muchacho? —le preguntó con rabia su padre—. ¿Dónde quedan nuestras enseñanzas? ¡Dios condena la homosexualidad!

Al ver que se acercaba a Alex de ese modo tan molesto, Matthew le dió la niña al rubio y se puso delante de él, mirando serio al tipo.

—Señor, le pido que se controle, por favor. Por si aún no lo notó, o es que no le interesa en verdad, tenemos una bebé muy pequeña que está alterada también ya con todo este griterío.

Miró a Alex y luego a su mujer, apretando los puños.

—Vete buscando un nuevo lugar para vivir, porque este departamento está alquilado a mi nombre ¡Y yo no pienso darle alojamiento a un asqueroso homosexual!

—O-Okay —pronunció con lágrimas en los ojos.

Matthew rodó los ojos, dirigiéndose a la puerta para abrirla.

—Sí, cómo sea, Alex ni siquiera necesita vivir en un lugar así. Largo ahora los dos.

—Ambos se van a pudrir en el infierno ¡Y esa niña también está condenada por su culpa!

—Ajá, sí, toda una familia de pecadores. Nos espera cuando llegue primero, Adiós —pronunció viendo como la mamá de Alex salía, pero su padre no.

—¡¿Cómo te atre-?!

—¡Adiós, dije! —exclamó harto, empujándolo afuera, cerrandole la puerta en la cara, ignorando los insultos y amanezcas mientras le ponía llave a la puerta.

Se acercó a Alex que estaba llorando, abrazando a Luz a él, que había dejado de llorar.

—Ni siquiera debo decírtelo, pero se vienen a mi casa hoy mismo ¿De acuerdo? Se que no la recorriste y solo conoces la habitación y la sala, pero si no quieres vivir en el mismo lugar, atrás hay un departamento, yo puedo dormir ahí y tú te quedas en la casa principal con la bebé.

El rubio lo miró, sin poder decir nada. Matthew suspiró y lo abrazó, desviando la mirada.

—Tranquilo, los padres suelen ser idiotas cuando no cumplimos sus expectativas. A veces se olvidan que no somos extensiones de ellos, a los cuales pueden controlar y amoldar a sus ideas, a sus sueños frustrados.

—P-Pero, cuando... Tus p-padres nos vean...

—Mis padres se olvidaron hace rato que tienen un hijo, regresaron cuando supieron lo del niño, porque esa puta los demandó a ellos. Así qué... No van a venir a mi casa por cuenta propia.

—¿Aún quieres d-decirles de Luz?

—Sí, ver la reacción de tus padres me sirvió de ejemplo. Ellos van a reaccionar igual o peor, sacándome en cara todo lo que hicieron por mi, el dinero, la casa, la carrera... En fin, se llenarán la boca de mierda.

—Lo siento, M-Matt.

—Descuida, no me interesa lo que vayan a decir, solo que Luz lleve mi apellido también, y sea reconocida como una Collins. Por lo pronto tenemos que preparar todo para la mudanza. Yo tengo prohibido volver a conducir, pero mi amiga nos puede ayudar con eso.

...

Papá No Soy Un ErrorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora