Papá No Soy Un Error

XXVII

-Una semana después-

Tengo hambre papi, me duele la panza

—Luz, ya mi amor, aguarda un momento —pronunció desde el baño.

La había dejado un momento, mientras la bebé dormía para poder ir al baño, y la niña se había despertado. Ni díez minutos habían pasado.

—Ya amor, ya estoy aquí —sonrió secando sus manos, antes de tomarla en brazos y besarle las mejillas.

Pero al parecer, la niña no quería estar sólo en brazos de su papá, ya que no había dejado de llorar.

—Oh, quizás tienes hambre —pronunció sentándose en la cama, levantándose la camiseta.

Le acercó el pezón a la nariz de la bebé, como Marina le había explicado, y la niña rápidamente buscó la forma de empezar a succionar, hambrienta.

—D-Despacio —pronunció adolorido, cerrando uno de sus ojos.

Eran momentos en los que admiraba a su madre, que había criado a seis hijos, y ninguno había tomado biberón.

—Un momento —exclamó dejando de amamantar a la niña, bajándose la camiseta al escuchar que alguien tocaba la puerta.

Tengo hambre papi.

—Tranquila Luz, un momento, mi amor.

La acostó contra su pecho, intentando calmar su llanto mientras se dirigía a la puesta, para saber quién lo había ido a visitar. Ni siquiera la había podido amamantar.

—¿Quién es?

—Abre, soy yo.

Abrió los ojos aturdido, abrazando a la bebé. ¿Por qué él estaba allí?

—Alex ábreme —le dijo golpeando nuevamente la puerta—. Sé que estás ahí, puedo escuchar a la niña llorar.

—¿Q-Qué quieres, Matthew? ¿Para qué viniste?

—Quiero verla.

Se mordió el labio inferior y luego se hizo hacia atrás.

—De acuerdo, pero no aquí. Iremos a un lugar público si quieres verla.

—¿Te piensas que voy a exponerme a qué nos vean juntos? Abre la maldita puerta ahora —exigió con molestia.

—No, no lo haré... No sé de lo que puedes llegar a ser capaz de hacer.

—¡Qué abras, idiota! —exclamó dándole una patada—. Deja de actuar como un imbécil.

Alex se fue a su habitación y tomó su celular, marcando el número de Marina, mientras mecía a la bebé para intentar tranquilizarla.

"—Hola ¿Qué pasa?"

—T-Tengo un problema, Matthew vino a mi departamento.

"—¿Le abriste? ¿Está ahí contigo ahora?"

—No, no le abrí, pero está golpeando la puerta fuerte... Y tengo miedo —pronunció bajo.

"—Estoy yendo para allá, tranquilo."

—E-Está bien.

Cortó la llamada y cerró la puerta de su habitación, trabándola con una silla. Ya había dejado de escuchar los golpes de Matthew, quizás se había ido, pero no iba a arriesgarse de todos modos.

Se sentó en la cama, y le dió nuevamente el pecho a la bebé, para intentar calmarla, aún sintiéndose nervioso. ¿Por qué quería ver a Luz? ¿Por qué quería conocerla? Esa actitud violenta no le decía nada bueno.

Quizás había estado consumiendo o bebiendo como siempre.

—Si él no representase un peligro para ti, yo dejaría que te conociera. Pero lamentablemente, tu otro papá es muy inestable, Luz —le habló en un tono suave, acariciándole el cabello, mientras la bebé se alimentaba—. Jamás te pondría en riesgo a ti.

Era todo lo que tenía, lo que más amaba, aunque viniese de Matthew... Lo único bueno que le había dado.

...