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-24 de diciembre-

Había discutido con sus padres, ya que no había ido a pasar la fiesta con su familia, mientras le recriminaban todo lo que habían invertido en él, y su futuro.

Y es por eso que ahora no tenía ánimos de aceptar ir a pasar navidad a casa de Marina y su familia. Prefería quedarse en su departamento con Luz, tranquilos ambos.

—Mientras estemos juntos, lo tenemos todo —sonrió, mirando a la bebé dormir en su brazo, mientras él comía con una sola malo.

Había tenido que aprender solo a hacer las cosas con una mano, porque Luz quería estar en todo momento en sus brazos. Dejó el tenedor de lado y tomó su celular, viendo los estados e historias que subían sus contactos.

Todos lucían tan felices... A excepción de un estado que llamó su atención.

"No quiero que nadie me hable."

Al parecer Matthew no estaba pasando un buen momento, y era una sorpresa saber que lo tenía agregado a sus contactos.

—Tal vez deberíamos llamarlo, bebé... Sé que se ha equivocado mucho, pero no es bueno que alguien esté solo en una fecha como esta.

Marcó su número, meciendo suavemente a la bebé para no despertarla al escuchar que se quejaba. Y cuando creyó que no respondería, atendió su llamada.

"—¿Qué quieres?"

—Nada, sólo que hoy es navidad, y pues...

"—¿Qué?" —le preguntó al esperar que continuara y no lo hiciera.

—Creí que quizás querrías saber de Luz.

"—¿Le pasó algo?"

—No, ella está muy bien —sonrió mirando a su hija—. Come todo el día, duerme mucho, y es muy impaciente. No le gusta esperar para comer.

"—Normal, como cualquier otro niño de su edad."

—Sí, pero la diferencia está en que es nuestra hija —pronunció bajo—. Y aunque siempre me tendrá a mi, ¿Qué hay de ti?

"—¿No fui claro cuando hablamos?"

—Eso creí hasta que viniste a mi casa y me pediste verla.

"—Estaba ebrio, Alex, no seas idiota."

El rubio asintió con la cabeza y cortó la llamada, sin decir más nada. Esa sería la última vez que lo llamaría, que lo buscaría. Había sido mas que claro con esa actitud, y él no estaría detrás de nadie para que quisiera a su hija.

Él se perdía de Luz, no ella de Matt.

***

Se terminó su botella de cerveza y observó las fotos que Alex le había enviado de Luz hacía días atrás. Sonrió, y le tocó con la punta de sus dedos el rostro de la niña.

—Serás una niña muy hermosa —sonrió hablándole a la foto, completamente ebrio—. ¿Y sabes qué? Dirás con orgullo que tu padre es un doctor, el mejor de todos.

Tomó otra botella y la destapó, bebiendo un poco más, antes de volver a ver las fotos.

—Te pareces al estúpido de tu padre, ese puto gay de Alex —pronunció arrastrando las palabras.

"—¿No qué no eras gay? —sonrió divertido.

—¿Pasarás o no? Estoy muy ebrio para diferenciar entre el hueco de una mujer o un tipo.

—Claro, pon de excusa el alcohol —pronunció con diversión, entrando a la casa de Matthew."

El castaño cerró los ojos, sintiéndose mareado y dejó la botella y el celular de lado, apoyando su antebrazo sobre sus ojos.

"—¿Por qué aceptaste venir?

—Porque me gustas.

—No digas mariconadas, imbécil. Mejor vete de una vez, largo."

Sus ojos se cubrieron de lágrimas, y sollozó cubriéndose el rostro. Estaba harto de tu vida, de no poder encaminarla, de estar solo, de sentirse confundido, un completo fracasado.

Se sentía asfixiado por el peso de todo lo que le estaba pasando. No podía continuar de ese modo, pero tampoco tenía fuerzas ni motivación para cambiar.

   ...

Papá No Soy Un ErrorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora