09 | la joya azul

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El viaje fue tranquilo, y cuando llegaron, Tommy desapareció de inmediato.

Tessa llevó a Bella a la cama y fue recibida por la criada cuando salía de la habitación de su hija. Mary le entregó un montón de correo, y encima de ese montón había una carta de gran importancia. Alzando una ceja, Tessa le agradeció a la criada antes de bajar corriendo las escaleras y entrar al estudio de Tommy.

—¡Tommy! —dijo Tessa en voz alta, captando su atención.

—Hola —saludó Tommy.

—Hola —sonrió Tessa, agitando la carta en dirección a su esposo—. Adivina.

—¿Qué? —preguntó Tommy.

—Dijo que sí —dijo Tessa—. El líder del Ayuntamiento de Birmingham asistirá a la cena. Todos dijeron que sí. Todos. Sigo teniendo que cambiar el catering.

Mientras Tommy doblaba el sobre, una sonrisa apareció en su rostro. La cena de la fundación había estado en proceso durante meses, y Tessa había estado trabajando incansablemente para hacer lo mejor posible. Para suavizar las opiniones sobre la familia Shelby, Tessa y Tommy estaban planeando abrir un orfanato para los niños pobres. Querían ser vistos como buenas personas, a pesar de todo lo que habían hecho mal.

Tessa había invitado a todos los ciudadanos de clase alta de Birmingham a financiar su organización y, con suerte, arrojar una luz diferente sobre los Shelby y sus motivos. El último obstáculo en las obras fue que el líder del Consejo de Birmingham aceptara su invitación, lo que disparó sus planes.

—¿Cuánta gente? —preguntó Tommy.

Tessa suspiró, sentándose en el suelo junto a las piernas de Tommy y apoyando la barbilla sobre su rodilla—. Un montón. Mi mano casi se está cayendo.

—¿Por qué estás escribiendo? —preguntó Tommy—. Te compré una máquina de escribir.

—No escribes cartas para una ocasión social en una máquina de escribir —dijo Tessa con una sonrisa—. También le he estado enseñando a Finn a leer y escribir, y eso no ayuda, pero está progresando, así que está bien.

—Ah, está bien —dijo Tommy.

Tessa alcanzó los planos de la mesa, desdobló el papel y lo dejó plano para que Tommy pudiera verlo—. Tengo los dibujos de la casa —su entusiasmo comenzaba a mostrarse ante la perspectiva de tener su nombre en algo, y Tommy no pudo evitar encontrarlo adorable—. Habrá un área para que jueguen los niños. Mira —Tessa miró detrás de ella y vio a Tommy mirándola con una sonrisa—. Vamos, déjame ser feliz por esto, gruñón miserable.

—Está bien —dijo Tommy—. No estoy tratando de llover en tu desfile, Tess, solo ha sido un largo día.

—Tommy, ¿puedes al menos estar un poco feliz por esto? —preguntó Tessa—. ¿Por favor? Es importante para mí.

—Bien, lo siento —dijo Tommy, inclinándose hacia adelante para tratar de involucrarse más—. Entonces, ¿qué es esto?

—La Comisión de Caridad de Birmingham acordó dejar a un lado sus tres tablas de piso podridas y obtener la licencia en un mes —explicó Tessa. Al notar los ojos vidriosos de Tommy, ella se inclinó hacia adelante y lo besó, retrocediendo con una sonrisa—. No me estás escuchando.

—Lo estoy —dijo Tommy—. Lo estoy.

—Crees que me estoy obsesionando.

—Sí —afirmó Tommy.

Tessa se recostó y rodó los ojos—. ¿Debería preguntarte cómo estuvo tu día, como una buena esposa?

—No —respondió Tommy, sacudiendo la cabeza mientras su pulgar rozaba las mejilla de Tessa.

Ella sonrió—. Supongo que tu día no fue tan exitoso como el mío desde que llegamos a casa.

—Todo eso depende de cómo midas el éxito —sonrió Tommy—. Mira, personalmente, yo lo mido en zafiros.

Tessa estaba confundida—. ¿Zafiros?

—Cierra los ojos —insisitó Tomy, y Tessa lo miró—. Vamos, cierra los ojos. Date la vuelta.

—Si haces algo, lo juro por Dios, yo...

Tommy se rió—. Tessa, deja de hablar y relájate.

Dándose la vuelta, Tessa se sentó en el suelo entre los pies de Tommy, cerró los ojos y apretó los puños—. Bien.

Con los ojos cerrados, Tessa podía sentir a Tommy moviéndose detrás de ella, y escuchó el metal tintinear. Pasaron unos segundos en los que Tessa intentó ocultar su sonrisa y recuperar el aliento. La voz de Tommy la hizo saltar—. Muy bien, ábrelos.

Al abrir los ojos lentamente, Tessa se quedó con los ojos cruzados mientras miraba un zafiro del tamaño de su puño—. Cielos, es más grande que yo. ¿De dónde demonios sacaste eso?

Tommy le puso el collar alrededor del cuello y lo abrochó—. Es un secreto.

—Es hermoso —comentó Tessa—. Pero me hace sentir pretenciosa.

—Puedes llevarlo en la cena de fundación —sugirió Tommy, besando el cuello de Tessa.

—¿No crees que es demasiado para una cena de caridad? —preguntó Tessa.

—Tess —suspiró Tommy—. Es Birmingham. El buen gusto es para las personas que no pueden pagar zafiros.

Tessa se echó a reír, poniéndose de pie y empujando a Tommy hacia el sofá—. Señor Shelby, usted sabe cómo tratar a una dama.

—Solo lo mejor para mi chica —bromeó Tommy, besando a Tessa suavemente—. Te lo mereces.

—Me siento como una princesa —dijo Tessa, agachando la cabeza para descansarla sobre el hombro de Tommy mientras sus dedos rodeaban la joya azul alrededor de su cuello—. ¿Me vas a decir dónde lo conseguiste?

—No —sonrió Tommy—. Solo eran negocios, cariño.

—Bien —murmuró Tessa, antes de sentarse y sonreír—. Pero, a cambio de que no me lo digas, tenemos que hacer algo.

—¿Sí? ¿Y qué es eso? —preguntó Tommy—. Tienes esa mirada en tus ojos que me dice que ya sabes lo que quieres hacer.

Tessa asintió con la cabeza—. Bueno, sí. Verás, a Bella en este momento le gustan mucho los caballos, y quería llevarla a los establos. Pero quería hacerlo contigo, porque, ya saber, los caballos son lo tuyo y ella definitivamente lo saco de ti, así que ¿podrías tomarte un día libre solo para pasar tiempo con ella... y conmigo?

—Tess, para —murmuró Tommy, besando a su esposa para callarla—. Si quieres que me tome un día libre, me tomaré un maldito día libre. Me tomaré todo el maldito mes si eso significa que puedo pasar más tiempo contigo y con Bella.

Tessa sonrió, sintiéndose más cómoda después del día que tuvo—. Eso suena bien.

—Te lo debo —sonrió Tommy—. Tú eres mi familia. No debería descuidarte.

Palmeando su mejilla, Tessa besó a Tommy—. Nunca podrías descuidarnos. Sabemos que nos amas, en el fondo de tu frío corazón.

Las manos de Tommy aterrizaron en los brazos de Tessa mientras se reía—. Así es, señora Shelby.

Tommy comenzó a hacerle cosquillas a Tessa, y ella se retorció en su agarre, intentando liberarse.

—Tommy, Tommy, ¡para! ¡Por favor!

Tommy simplemente se rió y continuó su asalto a su esposa, mientras ésta se retorcía bajo sus dedos cosquilleantes.

VIOLENT ENDS | Thomas Shelby ²Donde viven las historias. Descúbrelo ahora