62 | boxeo y bebés

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El combate de boxeo se vislumbraba en el horizonte, y Tessa se quedó mirando el ring en el que Bonnie Gold pelearía contra Goliat. Sabía que Tommy tenía un plan, de lo contrario todo sería una pérdida de tiempo, pero no sabía qué estaba planeando exactamente.

Tommy se unió a ella, encendiendo un cigarrillo mientras sus gafas se posaban en su nariz. Tessa lo miró y sonrió—. Nunca me acostumbraré a verte con gafas.

—Las ventajas de que te fracturen el cráneo —respondió Tommy—. No te burles.

—No me estaba burlando —dijo Tessa—. Te ves...

—No digas lindo —dijo Tommy.

—Entonces... adorable —dijo Tessa sonriendo.

Mason apareció junto a ellos, sonriéndole a Tessa—. Creo que podría ser un boxeador. Me encantaría arrancarle los dientes a alguien y no ser arrestado por ello.

Tessa rió—. No lo sé, Mase, lo seguirías haciendo ilegalmente.

Mason se encogió de hombros—. ¿Qué puedo decir? Tengo talento para el drama. Te ves bien, Tess.

Tessa miró el vestido que llevaba. Era de un color verde esermalda y tenía un tocado a juego—. Gracias, Mase. Aunque siento que se viene un "pero".

—Pero —dijo Mason—, Ada se ve mejor.

Tessa puso los ojos en blanco—. Vaya, gracias. Yo también te quiero.

—Será mejor que te unas a las demás —dijo Tommy, acercándose a Tessa para hablar en voz baja—. No me gusta como te miran estos hombres.

Tessa sonrió—. No estés celoso, Tom.

—Es que eres hermosa —respondió Tommy en voz baja—. Y estos hombres no pueden apartar los ojos de ti.

Tessa rió—. Muy bien, Tom. Te veré más tarde.





El ruido estaba volviendo loca a Tessa, y mientras miraba la primera ronda conteniendo el aliento, de repente sintió náuseas.

Levantándose de su asiento, Tessa se dirigió al baño con una mano sobre su estómago. La gente intentó detenerla, pero ella los empujó a todos y atravesó la puerta del baño. Cayendo de rodillas frente al inodoro, Tessa volcó el contenido de su estómago en el lavabo. Con dolor, vomitó hasta que no quedó nada, sentándose y apoyando la parte posterior de su cabeza contra la pared.

La puerta se abrió y se cerró, y Polly entró. Vio a Tessa en el suelo y suspiró—. ¿Estás bien?

—¿Me veo bien?

—Bueno, no —dijo Polly—. Pero pensé que era mejor preguntar en lugar de asumir.

—Bueno, no estoy bien —respondió Tess.

—Bueno, atraparás alguna enfermedad desagradable sentada allí —dijo Polly, acercándose a Tessa—. Levántate.

—No me siento bien —murmuró Tessa, mientras Polly la ayudaba a levantarse—. A este bebé le gusta atormentarme.

—El embarazo es difícil —dijo Polly—. Pero lo superarás —Polly entró en uno de los baños y habló a través de las puertas—. Entonces, ¿qué dijo Tommy cuando se lo contaste?

—Parecía feliz —dijo Tessa—. Y luego se molestó de nuevo.

—Qué romántico —dijo Polly—. ¿Algo más?

—Dijo algo como "ya hemos tenido suficiente muerte, traigamos algo de vida" —respondió Tessa.

La puerta del baño se abrió de nuevo y apareció Ada—. Polly, esta pelea está arreglada, ¿no? Están golpeando brutalmente a nuestro chico gitano.

—Por eso estoy aquí —dijo Tessa.

Ada se subió al fregadero—. Bueno, ¿dijiste que tenías noticias?

—Tessa tiene noticias —respondió Polly.

—¡Polly! —exclamó Tessa—. Lo estábamos manteniendo en secreto.

—Bueno, vamos —dijo Polly—. Díselo ahora, mientras los hombres piden sangre a gritos.

—Estoy embarazada —dijo Tessa, viendo la reacción de Ada.

La hermana Shelby palideció—. ¿Qué tan avanzada estás?

—Digamos que si fuera a Londres, estaría en Coventry —dijo Tessa.

—Estoy tan feliz por ti —dijo Ada sonriendo—. ¿Ya sabes si es niña o niño, Pol?

—No.

—Entonces hazlo —dijo Ada.

Polly se acercó a Tessa, y, sabiendo lo que iba a pasar, Tessa dejó caer los brazos y se apoyó contra el fregadero. Polly empezó a palpar su pecho con el cigarrillo colgando en su otra mano. Después de unos segundos, Polly sonrió.

—Es un niño —dijo Polly—. ¿Cómo lo llamarás?

Tessa sonrió—. Eso es algo que solo Tommy y yo sabemos.

—Felicitaciones —dijo Ada, abrazando a Tessa.

La puerta se abrió de nuevo y entró Linda, Polly se volvió hacia ella y sonrió—. Hola, Linda. Bienvenida a la extraordinaria reunión general del Club de Damas Shelby.

—¿Tengo un escupitajo en mi espalda? —preguntó Linda—. Hay hombres escupiendo. Es repugnante.

—No, no hay ningún escupitajo en tu espalda —dijo Polly, mirando a Linda con desaprobación—. No dejes que te impidamos hacer lo que viniste a hacer.

Linda miró a Polly, desviando temporalmente su atención de la cocaína que estaba alineando en el mostrador—. ¿Qué? Me ayuda a superar esta maldita pesadilla de estar atrapada en la ciudad.

—Bueno, ya que estás aquí, y que eres casi de la familia —dijo Polly con disgusto—, Tessa tiene algunas noticias.

—Estoy embarazada —dijo Tessa.

—Felicitaciones —dijo Linda, sin emoción en su tono.

—Bien, damas, volvamos con nuestros caballeros —dijo Polly—. Y recuerda, Linda, si te escupen, simplemente haz lo mismo.

Tessa rió cuando Polly la tomó del brazo y se unieron a la multitud. Con sus asientos en primera fila, cortesía de Tommy, tenían la mejor vista de toda la acción. Mientras Polly y Linda compartían una botella de gin entre ellas, Tessa miró a Tommy desde el otro lado del ring.

Cuando Tommy se levantó, siguiendo a Arthur, Tessa supo que algo andaba mal y se levantó para seguirlo sin pensarlo dos veces, sin saber que lo que estaba a punto de presenciar sería el principio del fin.

VIOLENT ENDS | Thomas Shelby ²Donde viven las historias. Descúbrelo ahora