32 | disputa familiar

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El trueno afuera parecía siniestro a la luz del secuestro de Bella, y creó el humor sombrío en la tienda cuando John, Arthur y Mason aparecieron. Al notar a Tessa en el suelo, Arthur y Mason se acercaron a la mujer, cada uno extendiendo una mano.

—Vamos, Tess, arriba —dijo Mason.

Tessa se negó a levantarse.

—Levántate, Tess —ordenó Arthur—. No te voy a abrazar si estás sentada en el suelo.

Aceptando sus manos de mala gana, Tessa fue abrazada por Arthur y Mason, cada uno de ellos intentando consolarla lo mejor que pudieron. Ninguno de los dos sabía exactamente cómo se sentía, pero sabían que si había una cosa en el mundo más importante para Tessa que su propio bienestar, era su hija.

—Todo estára bien —dijo Arthur—. Vamos, te traeremos algo de alcohol y Tommy volverá con un plan.

Arthur se dispuso a servirle a todos un vaso de whisky cuando Tommy regresó. Deteniendo a su esposo colocando una mano sobre su pecho, Tessa lo miró—. Tommy...

—La tienen —dijo Tommy, bajando la voz a un susurro y abrazando a su esposa—. Las cosas no van según lo planeado, pero voy a recuperarla.

—Confío en ti —dijo Tessa.

—¿Dónde está Linda? —le preguntó Tommy a su hermano.

—Con Esme —respondió Arthur.

John apareció caminando por la puerta—. El agua de Esme se rompió. Estaba con ella, corriendo por todos lados, cuando rompió agua.

Arthur repartió bebidas y Tessa se apresuró a tomar la suya mientras Tommy miraba a su alrededor—. ¿Dónde está Finn?

—Está buscando el Riley —respondió Mason—. No pudimos alcanzarlo.

—Necesito saber quién habló —dijo Tommy—. Nuestros enemigos lo saben todo. Todo. Necesito saber quién habló sobre negocios fuera de la familia. Necesito saber quién habló y con quién hablaron. Ahora.

—Tommy —dijo Arthur.

—¿Tal vez tu esposa, Arthur? —preguntó Tommy.

—Me voy a decir a mi mismo que no estás pensando bien —dijo Arthur—. Tu mente no está clara.

—¿O Esme? —preguntó Tommy—. Consiguiendo efectivo para cocaína, ¿eh, John?

—¡Vete a la mierda! —gritó John.

—¿Ada? —continuó Tommy.

Ada negó y Mason frunció el ceño—. Oye, Tommy, ninguno de nosotros lo hizo.

—¿Tú, Mason? —preguntó Tommy—. ¿Hablas mucho después de tomar en el Garrison?

—Tommy, esto no está ayudando a encontrarla —dijo Polly, claramente rencorosa al ver que Tommy acusaba a toda su familia.

—Y tú y tu pintor —dijo Tommy, volviéndose hacia su tía—. Dijiste que te conoce, que las cosas se desarrollaron. Hablaste —luego se dirigió hacia su familia—. Si alguien habló sobre el túnel con alguien más, necesito saberlo.

—¿Qué hay de tus moldeadores de arcilla? —preguntó Mason, cruzando los brazos mientras John y Arthur asentían—. ¿Borrachos en un pub? No soy el único que bebe, y sabes que nunca te traicionaría.

—Confío en esos hombres con mi vida —dijo Tommy.

—¿Más de lo que confías en nosotros? —preguntó Arthur.

—Sí —respondió Tommy en un instante—. Desde hace una hora, sí.

—¿Dónde está Michael en esta maldita reunión? —preguntó John.

—Deja a Michael fuera de esto —espetó Polly.

—¿Sí? —preguntó John.

—No, él debería estar aquí —dijo Arthur.

—Joder, ni siquiera lo conozco —espetó John—. ¿Cuánto tiempo hace que lo conoces? ¿Tres años?

—No, él no tiene nada que ver en esta conversación —dijo Polly.

—Ni siquiera conozco al chico —dijo John.

—Nunca le dije a Michael sobre los lírios del valle —lo interrumpió Tommy—. Las únicas personas a las que les conté sobre los huevos Fabergé están en esta habitación. Bueno, excepto Tess.

—¡Basta! —exclamó Tessa, levantando las manos con lágrimas de rabia en los ojos—. Mientras todos estamos discutiendo entre nosotros, mi hija fue secuestrada y morirá si no actuamos. Supérenlo, y Tommy —la atención de su esposo se volvió hacia ellla—, no le eches la maldita culpa a todos como si fuera tu derecho dado por Dios. Descubriremos quién habló, pero culpar a tu familia no está bien. Están de tu lado. Quieren ayudar, y ahora les estás dando todas las razones para no hacerlo.

Ada dio un paso adelante—. Tommy, quiero que sepas que volví por amor —hizo una pausa—, y sentido común.

Se fue y John pronto la siguió, diciendo—: Y Esme no necesita dinero extra.

—Metes a mi esposa en esto —dijo Arthur—. Eso significa que hablaremos cuando este negocio esté terminado.

—John, Arthur, Mason —dijo Tommy—. Necesito cincuenta cartuchos de dinamita BSA. Trescientos metros de cable y seis detonadores para mañana al mediodia —les engregó un archivo—. Esto es evidencia, necesito que la dispersen. Vamos a volar un tren, y va a morir gente.

Tessa respió hondo—. Tommy...

—¿Puedes esperar afuera? —preguntó Tommy—. Saldré en un segundo.

Tessa asintió, tomando la chaqueta de Tommy y saliendo de la tienda. Encontrando un paquete de cigarrilos medio vacío y un encendedor en su chaqueta, encendió una llama y luego el extremo de uno de los cigarrillos de Tommy, dejando que el humo que inhalara la calmara.

Miró hacia el cielo y se preguntó si Bella podía ver las nubes o si estaba encerrada en una habitación oscura, fría y solitaria, desesperada por estar con su madre y su padre.

Tommy apareció poco después, notando el cigarrillo en los dedos de Tessa—. Pensé que lo habías dejado.

—Tiempos desesperados —murmuró Tessa—. ¿A dónde vamos?

—Puedo dejarte en casa —dijo Tommy, mientras abría la puerta del auto para su esposa—. O puedes venir conmigo.

—¿A dónde vas? —preguntó Tessa.

—A visitar a un viejo amigo nuestro —dijo Tommy, cerrando la puerta y caminando hacia el lado del conductor—. Porque nunca se hacen negocios con Alfie Solomons.

VIOLENT ENDS | Thomas Shelby ²Donde viven las historias. Descúbrelo ahora