37 | a la horca

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—Está bien, Tom —dijo Arthur nerviosamente.

Tommy mantuvo la mirada baja, una clara señal de que lo que venía no era agradable—. Anoche hablé con Moss. Me dijo que el jefe de policía de Birmingham ha emitido una orden de arresto. Asesinato, sedición, conspiración para causar explosión. John, Mason, también vienen por ustedes dos. Asesinato, conspiración para causar explosión. Michael...

Arthur se tambaleó al comprender lo que estaba pasando. La expresión de John se convirtió en uan de sorpresa, que luego fue reemplazada por miedo.

Arthur fulminó a Tommy con la mirada—. ¿Qué diablos?

—Por el asesinato de Hughes —terminó Tommy.

—Espera, Tommy —intervino Tessa.

—Polly —continuó Tommy—. Por el asesinato del inspector Chester Campbell.

—Espera un minuto, ¿de qué mierda estás hablando? —preguntó Arthur, mientras Linda le agarraba la manga de la camiseta.

Un repentino clamor hizo ruido, pero la voz de Tommy era imperceptible para Tessa—. Las personas que traicionamos anoche quieren derribarnos. Ahora, ellos controlan a la policía, controlan a los jueces, controlan a los jurados, controlan las prisiones. Pero no controlan al gobierno electo.

Durante todo el timpo que Tommy había estado hablando, su casa estaba rodeada de policías. Tessa podía escuchar los silbidos agudos en sus oídos, y podía sentir a Mason agarrando su mano. No quería ir a prisión; no quería morir.

—¿Por qué no nos lo dijiste? —gritó John.

—¡Eres mi hermano! —gritó Arthur.

—¡Escúchenme! —espetó Tommy—. Así que hice un trato...

—¡Nos colgarán! —gritó Mason.

—A cambio de dar pruebas contra ellos —terminó Tommy.

—¡Nos colgarán! —repitió Arthur.

—Todo está arreglado —dijo Tommy—. Lizzie, recoge el dinero y llévalo al ático. Todos recibirán su dinero a su debido tiempo. Cuando entren, no se resistan. Vayan con ellos, no digan nada.

Tessa observó a su familia abrirse camino hacia la puerta y se debatía entre ayudarlos y quedarse con Tommy. Su cabeza se movía de un lado a otro, observando la oleada de cuerpos en la única salida, que indudablemente estaba vigilada por policías, y a su esposo, a quien parecía que le había aterrizado un peso sobre sus hombros.

—Arthur —dijo Tommy—. Hice un trato con personas aún más poderosas que nuestros enemigos. Confía en mí, ¿eh?

Aunque a Tessa nunca le agradó Linda, tuvo que aplaudir la valentía de la mujer, observando mientras se arrojaba hacia Tommy, golpeándolo mientras gritaba—: ¡Hiciste esto a propósito! ¡Hiciste esto para mantenernos cerca!

Arthur contuvo a su esposa—. Ven aquí, ven aquí. Vamos, tenemos que correr.

—Tommy —susurró Tessa con la voz quebrada—. ¿Qué hiciste?

Arthur golpeó su mano contra la puerta—. ¡VETE A LA MIERDA!

—Tess, no —dijo Tommy, pero su esposa ya se había ido.

Cuando Tessa salió del salón se encontró con algo que nunca quiso ver. Los policías superaban en número a su familia, e incluso aquellos sin órdenes judiciales estaban siendo restringidos, luchando mientras todos pateaban, golpeaban y gritaban.

Los policías sostenían a Arthur, Mason, Michael, John y Polly contra la pared como si fueran animales salvajes. Fueron esposados, restringidos y humillados mientras Ada, Esme, Linda y cualquier otra persona que estaba siendo acordonada gritaban en protesta.

Un policía empujó a Tessa hacia atrás cuando dos más alejaron a su hermano. Dejando escapar un grito, Tessa corrió hacia Mason, casi tropezando hacia trás cuando sus manos tocaron sus mejillas—. Mase, te sacaré de esto. Lo prometo.

—¡Esto es tu culpa! —le gritó Mason a Tommy—. ¡Nunca debí dejar que Tessa se casara contigo! ¡Deberíamos haber huido de ti cuando tuvimos la oportunidad!

Los policías arrastraron a Tessa lejos de su hermano, empujándola contra la pared mientras se llevaban a los demás. Llorando, Tessa luchó contra el oficial hasta que la solto, alejándolo con toda su fuerza mientras ella atravesaba la casa después de que su hermano y su familia hayan sido encarcelados.

Al detenerse en el umbral de la puerta, vio a su familia siendo cargada en vehículos carcelarios, incluso a los que no habían sido arrestados, y observó cómo se los llevaban. Tessa sintió una mano tocar su cadera, y giró violentamente mientras apartaba la mano de Tommy.

—¡No te atrevas! —dijo Tessa—. No me toques.

—Esta es la única forma —dijo Tommy en voz baja, mientras él también observaba cómo se iban los vehículos.

—¡Esto es tu culpa! —le gritó Tessa, y por primera vez desde que la conoció, Tommy vio odio en sus ojos—. Serán ahorcados por esto. ¿En qué estabas pensando, sentenciando a mi hermano, a tus hermanos, a la horca?

—Todo tendrá sentido pronto —respondió Tommy—. Entra.

—Eso no es suficiente —dijo Tessa—. Son mi familia, los únicos que me quedan, ¿y los arrojaste como parte de un trato? Dios, no pensé que lo tenías en ti, pero hoy estás lleno de sorpresas.

—Los sacaré —le dijo Tommy—. Estarán bien.

—¿En qué mundo está bien algo así? —preguntó Tessa—. Para un hombre inteligente, Thomas, a veces eres increíblemente idiota.

—Solo entra —dijo Tommy.

—Aléjate de mí —dijo Tessa, alejando su brazo del de Tommy—. Ni siquiera puedo mirarte ahora mismo.

—Tess —gritó Tommy, aunque sabía que sus intentos eran inútiles cuando su esposa lo empujó y entró en la casa.

—Vete a la mierda —gritó Tessa—. Vete a la mierda, Thomas Shelby.

Al entrar en el dormitorio principal, Tessa dejó escapar un grito furioso y pateó los cajones con frustración.

Tessa nunca pensó que vería el día en que despreciara a Tommy Shelby y verlo por lo que otros lo veían, pero sus acciones solo demostraron que tal vez el hombre del que se enamoró no era todo lo que ella había soñado.

VIOLENT ENDS | Thomas Shelby ²Donde viven las historias. Descúbrelo ahora