17 | arriba y caminando

1.1K 78 0
                                    

Tommy estaba de pie en la orilla del río intentando no pensar en su esposa que estaba en su casa, o en el hecho de que había ignorado a su familia durante los últimos días.

Volviendo a la carreta, Tommy se dirigió hacia él y envió a Johnny Dogs para que atendiera a los caballos.

Bella estaba sentada en la parte trasera de la carreta, con una rama de hojas de menta en sus manos. Sus grandes ojos estaban fijos en su padre, y cuando él se sentó, ella volvió a masticar las hojas.

—Entonces saldremos por Meridan, luego por las montañas negras —explicó Tommy. Bella extendió un puñado de hojas, y Tommy se volvió hacia ella con una sonrisa—. ¿Recuerdas anoche, cuando preguntaste por mamá? Ella no puede verte en este momento, y hay algunas cosas que debemos aclarar. Va a ser duro durante unos meses, Bell, y le llevará mucho tiempo mejorar. Pero cuando lo haga, y cuando sea el momento adecuado, las cosas volverán a ser como antes —rasgando una hoja por la mitad, Tommy se la entregó a su hija—. No soy muy bueno, Bella. Lo descubrirás pronto. Pero hasta que mamá este mejor, soy todo lo que tienes.

—Tommy —lo interrumpió Johnny Dogs—. Este maldito caballo tuyo no viene conmigo.

—Muy bien, ya voy —dijo Tommy, tranquilizando a Johnny—. Ese es su caballo favorito, Bella, y ha estado como loco desde que le dispararon.

—Tom —dijo Johnny Dogs con más insistencia—. Tom.

—Ya voy —dijo Tommy—. Cuida a Bella.





Cayó la noche y Tessa se despertó después de haber dormido todo el día. Mientras se despertaba, una oleada de energía la atravesó y sintió que necesitaba levantarse. Sabía que Polly, y toda la familia, la asesinaría si algo sucedía, pero después de pasar una semana y media en el hospital y casi dos semanas en su casa, necestiaba levantarse y moverse.

Tessa fue tan cuidadosamente como pudo, se quitó las mantas y bajó lentamente las piernas del colchón. Sus pies descalzos tocaban el suelo, y la forma en que doblaban las rodillas se sentía extrañamente satisfactoria.

Ignorando la forma en que le dolía el estómago, Tessa se preparó antes de levantarse lentamente. Era un gran avance para ella, ya que antes pensaba que estaría en cama por más tiempo, y demostrándose a sí misma que podía y que superaría lo que sucedió fue el primer paso para recuperarse mentalmente. Cuando estaba de pie, dobló ligeramente las rodillas para mantener el equilibrio mientras permanecía de pie por unos momentos, incapaz de creer que estaba de pie.

Caminando temblorosa hacia la cómoda, Tessa tomó la bata de Tommy y la envolvió en su cuerpo, mirándose en el espejo. Su rostro estaba pálido y sus ojos rodeados de sombras oscuras. Parecía frágil y se dio cuenta de que perder tanta sangre era lo que causaba la decoloración de su piel. Ignorando lo enferma que se veía, Tessa levantó su camiseta para revisar las vendas y se sintió aliviada al descubrir que no estaban ensangrentadas. No se había rasgado los puntos.

Bajar las escaleras resultó difícil, ya que tuvo que detenerse cada un segundo solo para recuperar el aliento, y se apoyó contra la pared para descansar. Se imaginó que los hermanos Shelby estaban afuera, después de haber escuchado los disparos en el patio. Típico de ellos.

Caminando hacia la sala de estar después de bajar las escaleras en una pieza, Tessa encontró a Polly y Ada sentadas en el sofá, con la cabeza cerca mientras discutían cosas en voz baja.

—Entonces, ¿de qué están hablando? —preguntó Tessa, sorprendiendo tanto a Polly como a Ada.

—No deberías estar levantada —dijo Polly, acercándose a Tessa y tomándola del brazo.

—¿Por qué? Ya no puedo sentarme, Pol —dijo Tessa, mientras Polly la ayudaba a setnarse en el sofá—. No puedo simplemente acostarme en la cama. Me siento bien. Por favor, no me des sermones.

—No lo haré, siempre y cuando no te rasgues los puntos —respondió Polly con severidad.

—Pasaron dos semanas, se curaron —dijo Tessa, levantando su camiseta para mostrar los vendajes—. Nunca voy a mejorar si no lo intento.

—¿Estás segura, Tess? —preguntó Ada—. ¿Esto es porque Tommy se fue?

—Eso, y el hecho de que me siento inútil —respondió Tessa—. Nunca fui de las que se quedan sentadas sin hacer nada. Esta es mi forma de curación.

—Bueno, tómalo con calma —dijo Polly—. ¿Debería traer a los chicos?

—Volverán pronto —dijo Ada—. No tiene sentido interrumpir lo que sea que estén haciendo.

—Voy a ir a verlos —dijo Polly, agarrando su abrigo—. No quiero que le enseñen nada a Michael.

Cuando salió de la habitación, Ada se giró en su asiento para mirar a Tessa—. Estoy orgullosa de ti, ¿sabes? Te comportaste bastante bien con todo esto.

—Sí no lo hago, seré un desastre emocional —respondió Tessa—. Prefiero no tener el colapso mental de Tommy y el mío en mis manos.

—¿Te gustaría algo de comer? —preguntó Ada, poniéndose de pie.

—Lo que sea que esté en la cocina —dijo Tessa—. Siento que no comí en días.

—Se está mostrando —comentó Ada—. Estás muy delgada.

—Gracias, Ada —murmuró Tessa—. No es que no me haya dado cuenta.

Luego de que Ada partiera, llegaron los hermanos Shelby y Mason, quienes parecían absolutamente borrachos. Arthur, John y Mason tropezaron con Tessa y casi se cayeron encima de ella, y lo hubieran hecho de no ser por Polly y Michael empujándolos hacia atrás.

—Recibió un disparo —dijo Polly—. Tranquilícense antes de ir tirándose hacia ella.

—Michael, dame una mano —dijo Tessa, haciendo un gesto para que la ayudara a levantarse—. Gracias.

Poniéndose de pie, Tessa dejó que los chicos la abrazaran, aunque tenían cuidado de sus heridas por miedo a lastimarla y provocar la ira de Polly. Arthur puso una mano sobre su hombro, sonriéndole.

—Tess, me alegra que no estés muerta —dijo Arthur, arrastrando la spalabras.

—A mi también —rió Tessa.

—Estoy de acuerdo —exclamó John, derrumbándose en el sofá—. ¿Quién más pondría al maldito Tommy Shelby en su lugar?

—John —dijo Pol—. Ese es tu hermano.

—Es cierto, Polly —dijo Arthur—. Tessa es la única que tocó su corazón. Es bueno que no esté muerta.

Tessa sonrió—. Te apoyo en eso. No quiero morir todavía.

—Solo mejórate rápido —dijo Mason, abrazando a su hermana—. Y no hagas nada estúpido.

—Lo estúpido está en mi naturaleza —respondió Tessa—. Quiero decir, se supone que no debo levantarme de la cama y mcho menos caminar.

En el momento en que le reveló eso a los hermanos Shelby, prácticamente la llevaron de vuelta por las escaleras, Ada pisándole los talones con un plato en la mano. Tessa dejó que la tomaran y no discutió, agradecida de tener tanta gente que se preocupaba por su bienestar en su vida.

Una vez que volvió a la cama, Arthur y Mason se sentaron junto a ella y se aseguraron de que no intentara salir de nuevo. Tessa se rió y les arrojó uvas, intentando que las atraparan con la boca.

A pesar de que la casa se sentía vacía y fría sin Tommy o Bella, la vivacidad del resto de los Shelby iluminó significativamente la oscuridad.

VIOLENT ENDS | Thomas Shelby ²Donde viven las historias. Descúbrelo ahora