31 | adiós, bebé

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—¿Dónde está Bella?

La pregunta se hizo de varias formas, una docena de veces, a una docena de personas diferentes, tanto familiares cercanos como de otro tipo. Tommy y Tessa se abrieron paso entre la multitud, suplicándole a cualquiera que les diera alguna idea de dónde podría haber ido su hija.

Mason se acercó a Tessa mientras Tommy le preguntaba a Ada, Arthur, John, Polly y Lizzie si sabían dónde estaba Bella, y tiró de ella hacia un lado.

—Tessa, respisa —dijo Mason con calma—. Respira.

—Se la llevaron —dijo Tessa, mientras Mason la abrazaba—. Se llevaron a mi bebé, Mase.

Tommy apareció, preguntando en voz alta—: ¿Dónde está?

—Tom —dijo Tessa.

Señalando a sus hermanos, Tommy comenzó a darles órdenes—. Puerta trasera. Cocina. Lleguen a la calle Blake donde están los autos.

—¡Tommy! —gritó Ada, y cada Shelby presente se volvió hacia ella—. Alguien dijo que vieron a una enfermera llevarla por la puerta trasera.

—¡Mierda! —susurró Tommy.

—¿Qué enfermera? —preguntó Arthur.

—No lo sé —respondió Ada—. ¡Vayan!

Tessa se pasó una mano por el pelo y respiró hondo. Alguien se había llevado a su hija.

Ada apareció a su lado, conduciendo a Tessa fuera de la habitación. En el pasillo, Tessa cayó contra la pared, las lágrimas caían por su rostro.

—Mi bebé —susurró Tessa—. Se llevaron a Bella.

—Vamos a encontrarla —dijo Ada—. Pero primero necesitas encontrar a Tommy. Siento que podría asesinar a alguien accidentalmente.

Tommy estaba asustado, pero no estaba cerca de querer asesinar a alguien. Quería torturar a quien se hubiera atrevido a poner sus manos sobre su hija hasta que suplicaran la muerte, lo que solo sería una misericordia en nombre de Tommy Shelby.

Tommy se había metido en tal frenesí que había vomitado en las escaleras, paseando aturdido y casi noqueando a su hermano cuando intentó consolarlo.

Tessa bajó las escaleras y Tommy se volvió hacia ella, y la expresión rota y frenética de su esposa lo hizo derretirse por dentro, y cada onda de miedo se metió en su estómago y se acurrucó allí.

Al abrir sus brazos, Tommy atrapó a Tessa mientras ella corría hacia su pecho, sus manos agarrando las solapas de su chaqueta mientras lloraba en su hombro—. ¿Dónde está?

—No lo sé —respondió Tommy—. No lo sé.

Arthur les informó que tenían que ir a la tienda de apuestas, porque quienquiera que se haya llevado a Bella los llamaría y exigiría un rescate. Conduciéndolos hacia un automóvil, Tessa se sentó en la parte de atrás mientras Polly conducía y Tommy iba al frente, apretando los puños nerviosamente.

—La encontraremos, Tess —le prometió Tommy—. Haré lo que sea necesario.





Al llegar a la tienda, Tessa permaneció inconsolable.

Salieron del auto y Tommy puso una mano sobre la espalda de su esposa. Las lágrimas no derramadas se aferaron a las pestañas de Tessa, amenazando con caer como la lluvia que golpeaba la acera. Entrar en la tienda le dio una sensación extraña en el estómago, especialmente cuando Tommy fue al teléfono y comenzó a gritar órdenes.

Una ola nauseabunda rodó sobre Tessa y huyó de la habitación, directamente hacia la cocina, donde vomitó lo que había comido en las horas anteriores. Inclinándose hacia el fregadero, sus dedos agarraron el borde con tanta fuerza que sus nudillos se pusieron blancos.

Tessa respiró hondo y escuchó que algo golpeaba la pared de la tienda antes de caer al suelo. Limpiándose la boca con una toalla, se enderezó, se limpió las lágrimas y se dirigió a donde estaba su esposo.

Manejaban su estrés de manera diferente; Tommy había seguido el camino del enojo, y parecía listo para asesinar o mutilar a alguien si eso le daba conocimiento alguno sobre el paradero de su hija. Sus movimientos eran nerviosos, como si todo lo que hiciera impactara lo que le sucediera a Bella, y su ira era solo un sustituto del miedo que podía sentir roer su estómago.

Tessa lo manejó de otra manera. En cierto sentido, ella se cerró y se calló. Nadie lo entendería a menos que fuera una madre, pero tener un hijo era como tener una extensión de ti misma, como un tercer brazo. El trabajo de Tessa era proteger a su hija; su único propósito en la vida después del parto era asegurarse de que Bella estuviera a salvo, y rara vez había fallado en su deber como madre. Tener una parte tan importante de si misma tomada tan cruel y abruptamente dejó a Tessa sintiéndose vacía, como si nada volviera a estar bien hasta que tuviera a su hija en brazos.

Tommy había tirado su teléfono y miraba por la ventana con ansiedad cuando Tessa volvió. Los ojos de Polly estaban abiertos, preocupados por su sobrino y su mentalidad.

—Tom —dijo Tessa en voz baja.

—Son ellos —dijo Tommy.

—Hay mucha gente a la que no le gustas, Tommy —respondió Tessa—. Tendrás que ser más específico.

—Maldita sea, son ellos —susurró Tommy.

—Mira, podría ser una mujer al azar —dijo Polly—. Ya sabes, a veces las mujeres se vuelven locas.

—¿En serio piensas eso? —preguntó Tessa.

—No, son ellos —dijo Tommy.

Tessa dejó escapar un sollozo. Hughes y sus hombres se habían llevado a su hija después de amenazar con hacerlo hacía meses. Al ver a su esposo agacharse, Tessa sintió que Polly la empujaba suavemente.

—¿Rompiste el teléfono? —preguntó Polly, levantando el dispositivo claramente roto—. Rompiste el teléfono. Está bien, tenemos otro.

Se abrió una puerta y entró Ada—. Tommy. Tess. Hay alguien afuera. Un sacerdote.

Polly y Tessa comenzaron a caminar hacia la puerta, pero Tommy las señaló con el dedo—. Quédate aquí, Polly. Quédense aquí. No hagan nada.

Cuando Tommy salió de la habitación, Tessa se dejó caer al suelo, demasiado agotada para considerar ir a una silla. Apoyada contra la pata de una mesa, apoyó la cabeza entre sus manos e inhaló un suspiro tembloroso. Polly y Ada se quedaron a su lado, pero ninguna de las dos sabía cómo consolarla.

Polly había experimentado que se lleven a sus hijos, pero sabía que iban a estar a salvo. Tessa no sabía a dónde habían llevado a Bella ni si estaba a salvo. La sola idea de que su hija estuviera sola, tal vez llorando por su madre y su padre, hizo que Tessa sintiera preocupación.

Solo podía esperar que Tommy lograra llevar a cabo sus planes a tiempo para salvar a su hija.

VIOLENT ENDS | Thomas Shelby ²Donde viven las historias. Descúbrelo ahora