25 | demasiado tarde

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Tommy Shelby había sido golpeado casi hasta la muerte por los hombres del padre Hughes. Lo dejaron en el camino, ensangrentado, medio consciente y apenas podía mantenerse de pie. Regresó a su auto y condujo a casa lentamente, con su visión borrosa y su sangre bombeando.

Amenazaron a Tessa.

Amenazaron a Bella.

Amenazaron a su familia.

Tommy se encontraba en una encrucijada con dos opciones: hacer lo que siempre hizo e ignorar las órdenes que le dieron, o cooperar y perdonar a Hughes frente a los rusos que planeaba robar. Por una vez en su vida, Tommy estaba considerando elegir la última opción, sabiendo que Hughes cumpliría con su amenaza.

Había amenazado a Ada e hizo que sus hombres casi la violaran; había dejado una nota debajo de la almohada de su hija que todavía le enviaba escalofríos por el cuerpo, y ahora había amenazado abiertamente con llevarse a su hija y asesinar a su esposa frente a sus ojos.

Por una vez en su vida, Tommy no sabía que hacer.

Hughes lo estaba manipulando, sacando su debilidad y explotándola para su propio bien. Tessa, Bella, Ada; todas las mujeres que Tommy amaba y juraba proteger a pesar de lo enojadas que pudieran estar con él. No había forma de evitar esto, y si Tommy no estaba de acuerdo con las demandas de Hughes y no se disculpaba formalmente frente a los rusos, entonces quién sabe que harían con Bella o Tessa.

Tommy llegó a su casa, tambaleándose por la puerta principal y hacia su oficina, su mente todavía estaba en los posibles resultados de su negativa. Se llevarían a Bella y matarían a Tessa; Tommy no podía permitir que eso sucediera.

La grieta que había hecho eco sobre su grito de dolor lo perseguía, y Tommy sabía que su cráneo estaba fracturado, y, sin duda, tenía algún tipo de sangrado interno. Sin mencionar que su frente estaba sangrando profundamente después de que le estrellaran la cabeza contra un radiador.

Se dejó caer en su silla, demasiado débil como para mantenerse de pie, y cerró los ojos.

La puerta de la oficina se abrió la mañana siguiente, y Tessa entró—. Bien, sé que estás enojado conmigo, pero al menos podrías haberte acostado en la cama en lugar de ignorarme... ¿Tommy?

Observó a su esposo despertarse bruscamente, mientras se apoyaba en el escritorio y la miraba—. Tess.

—¿Qué demonios? —preguntó Tessa, arrodillándose frente a él—. Tommy, ¿qué pasó?

—Lo siento —murmuró Tommy—. Lamento haber comenzado negocios con los rusos. Lamento que Tatiana haya estado en nuestra casa. Lamento que hayamos estado discutiendo. Yo solo... estás bien.

—Estoy bien —dijo Tessa—. Aunque alguien me atacó ayer. Un hombre que trabaja para Hughes. Tommy, estás cubierto de sangre. ¿Qué está pasando?

—Nada —respondió Tommy, porque decir nada era más fácil que intentar explicar todo lo que pasaba en su cabeza y en su vida.

Tessa frunció el ceño—. Estás sangrando, y no entiendo por qué decidiste despedir a todos de la nada. Como ex-soldado, no veo por qué despediste a todos los otros ex-soldados del personal. Solo queda un hombre en la casa.

—Lo quiero para que tú y Bella nunca se queden solas —dijo Tommy, mientras Tessa le tocaba la cara—. ¿Entendido?

—No necesito una niñera —dijo Tessa—. Pero tú necesitas un doctor. Tommy, ¿qué demonios pasó?

—Habrá algunos hombres que vendrán desde Birmingham —explicó Tommy—. Dile a Mary que los ponga aquí en la casa. Que los ponga en la parte delantera y trasera de la casa, que los alimente y...

—¿Por qué, Tom? —preguntó Tessa, sus ojos vagaban por la cara ensangrentada de Tommy—. ¿Qué hiciste?

—Traje un zafiro maldito a esta casa, Tess —respondió Tommy—. Y ahora estoy pagando por ello. No sé que esperar. Pero tampoco lo saben mis enemigos.

—Tommy, por favor, dime qué está pasando —rogó Tessa con lágrimas en los ojos—. Por favor.

—Cuando regrese —respondió Tommy—. Lo prometo. Dile a David que traiga el auto; necesito ir a Londres.

—Iré contigo —dijo Tessa.

—No, no es seguro —respondió Tommy—. Necesitas quedarte aquí, con Bella. ¿Puedes pedirle a Mary que me traiga un té? Necesito hacer algunas llamadas.

Tessa parecía lista para discutir, pero en cambio se levantó. Cuando llegó a la puerta, se volvió hacia Tommy, que estaba sentado de espaldas a ella—. No sé qué está pasando contigo o por qué estás actuando de esta manera, pero si no me vas a decir a mi, tu esposa, entonces no tiene sentido que esté aquí. Hicimos votos, Tommy, para compartir todo, pero ahora tienes tantos secretos que apenas puedo seguir el ritmo. Así que espero que lo que sea que estés planeando funcione, porque está destrozando a tu familia.

Cuando salió de la habitación, Tommy suspiró. Quería decirle, quería sentarla y explicarle todo, desde los rusos hasta Hughes, desde el robo en escena hasta la partipación tanto de los gobiernos soviéticos como británicos, pero era demasiado peligroso. Si Tessa supiera estaría en peligro, más de lo que ya lo estaba. No podía dejar que ella fuera su daño colateral por un estúpido error que cometió.

Con suerto, después de que todo esto explotara y Tommy saliera vivo, podría llevarla a un lugar agradable, solo él, ella y Bella, y explicarlo todo. Podría hablar, y ella escucharía, y él repararía las partes rotas de su relación.

Tommy solo pudo murmurar un—: Lo siento.

Pero Tessa no podía escucharlo, y no habría cambiado nada si lo hubiera hecho.

VIOLENT ENDS | Thomas Shelby ²Donde viven las historias. Descúbrelo ahora