30 | el instituto shelby

1K 59 0
                                    

El día había llegado. La institución había sido renovada, decorada y amueblada, y finalmente estaba lista para la gran inauguración. Con meses de planificación finalmente llegando a su fin, Tessa tuvo que asegurarse de que todo fuera perfecto.

Esta era la oportunidad de los Shelby de redención a los ojos de aquellos que pensaban en ellos como nada más que escoria gitana.

El instituto Shelby era algo en lo que Tessa había trabajado durante los últimos años de su vida, decidiendo que quería ayudar a las personas, a los niños, a tener una vida mejor. Ella tuvo el privilegio de que sus padres siempre habían podido mantenerla, pero algunos niños en Birmingham no tenían esos lujos. Tessa tenía la intención de cambiar eso, y quería ofrecerle refugio y comida a los niños de la calle huérfanos, maltratados y malnutridos.

Equipado con una capilla, suficientes habitaciones para 200 niños, cocinas, áreas de juego, aulas y más, el insitituto Shelby era algo que Birmingham no había visto antes.

El día de la gran inauguración, Tessa y su familia se vistieron de gala. Tessa llevaba un vestido azul que acentuaba sus ojos, y vistió a su hija con un vestido similar. Tommy se vistió con un traje, y uando se unieron a su familia, los Shelby descartaron sus gorras Peaky por sombreros de clase. No podían estar caminando con cuchillas de afeitar en sus gorras si querían convencer a la gente de que eran mejores que lo que hacían.

Dirigiendo a su familia, Tommy y Tessa, que tenían a Bella en sus brazos, se miraron y sonrieron. Si bien Tommy había estado reacio al principio, se había animado a la idea de que tal vez esto sería algo bueno, a pesar de costar una fortuna. Sería bueno para su reputación, que ya estaba estropeada y sin posibilidad de reparación.

La familia Shelby-James se reunió en un grupo, sonriendo hacia la cámara que los enfrentaba. Antes de entrar, Tommy y Tessa dejaron ir a su familia, llevándose a Bella con ellos.

—Esto es todo porque lo que hemos trabajado —dijo Tessa suavemente, pasando una mano sobre la cicatriz en su estómago.

—Para lo que tú has atrabajado—dijo Tommy—. Yo no hice nada.

—Pagaste —dijo Tessa.

—Pero tú hiciste todo el trabajo duro —respondió Tommy—. Se ve increíble. Estoy muy orgulloso de ti.

—¡Sr. y Sra Shelby! —gritó el fotógrafo, acercándose a ellos con su cámara—. ¿Puedo obtener una foto de los dos héroes del día?

—Estábamos...

—Por supuesto —lo interrumpió Tessa, moviéndose para que ella y Tommy estuvieran lado a lado.

El clic de la cámara y la partida del fotógrafo terminaron en segundos, y Tommy se volvió hacia su esposa—. Te dispararon en la cena de caridad por esto. ¿No es difícil?

—No —respondió Tessa—. Quiero decir, claro, dolió que me dispararan, pero más personas donaron porque pensaron que había muerto. Además, ver el resultado hizo que todo valiera la pena.

—Deberías estar orgullosa —murmuró Tommy, tomando su mano—. Tú hiciste todo esto.

—Esperemos que nada salga mal —dijo Tessa.

Tommy rió—. Esperemos. Habrá gente en todas partes, todo estará bien.

Tessa asintió—. Bien, ¿deberíamos entrar?

—Después de usted, señora Shelby.

Al entrar en el gran salón, Tessa y Tommy encontraron sus asientos en el frente.

Polly se levantó, acercándose al estrado y saludando a todos—. Bienvenidos a la apertura del instituto Shelby. Me gustaría mucho que se unieran a mí para agradecerle al hombre y a la mujer que hicieron posible la fundación de este establecimiento. Damas y caballeros, el señor Thomas Shelby y su esposa, la señora Tessa Shelby.

Los aplausos provocaron que Tommy y Tessa se pusieran de pie, y mientras Tessa esperaba que Tommy le entregara a Bella a Ada, Polly apareció sobre su hombro. Dirigiéndose a su tía política, Tessa sonrió.

—No lo arruinen —dijo Polly.

Tommy se dirigió al escenario y extendió una mano para ayudar a Tessa a que subiera. Arthur estaba vitoreando en voz alta, gritando—: ¡Habla! ¡Habla!

—¡Vamos! —gritó John.

—No vine aquí para pronunciar un discurso, y tampoco mi esposa —dijo Tommy, sonriéndole a Tessa—. Pero creo que ambos estamos de acuerdo en una cosa; estos niños ahora están a salvo. A nuestro cuidado, estarán a salvo.

—Porque somos de las mismas calles frías que ellos —continuó Tessa, tomando la mano de Tommy detrás del estrado, sin que la audiencia lo viera.

—Y, a nuestro cuidado, no serán enviados a las colonias —dijo Tommy—. O separados de sus parientes.

—O forzados a trabajar para hombres, en sus... diversas formas —dijo Tessa.

—Crecerán aquí, en casa —dijo Tommy—, amados, en Birmingham. Porque esta es nuestra ciudad.

—Por orden de los Peaky Blinders —dijo Arthur—. Levántense.

Arthur comenzó los aplausos, y la multitud se unió lentamente. Tommy y Tessa permanecieron en el escenario, y Tessa se inclinó hacia su esposo—. Eso no fue tan malo como pensé.

—Tus manos están sudando —dijo Tommy—. Es asqueroso.

—Disculpa por estar nerviosa —respondió Tessa en voz baja—. No me gustan las multitudes. Por muy buenas razones.

—Vamos —dijo Tommy, llevando a su esposa a sus asientos.

Polly volvió a tomar su lugar en el escenario, con una sonrisa en su rostro—. Ahora cantemos.

Tommy se excusó mientras cantaban el himno, y regresó después de que la procesión se dirigía hacia otra habitación. Encontró a Tessa, quien miraba para todos lados ansiosamente. Cuando sus manos aterrizaron en su cintura, ella saltó y se giró para mirarlo.

—Dios, no hagas eso —dijo Tessa, antes de golpear su pecho—. ¿Dónde diablos estabas?

—Hablando con el padre Hughes —rspondió Tommy—. Es un verdadero idiota.

—¿Recién te das cuenta? —preguntó Tessa sarcásticamente—. ¿Por qué lo empleaste?

—No fue mi elección, Tess —susurró Tommy—. ¿Dónde está Bella?

—Ada la tiene —dijo Tessa, mirando a través de la multitud para encontrar a su cuñada y su hija—. Allí están.

Tommy se acercó a sus hermanos cuando Tessa tomó a su hija, quien comenzó a llorar y exigir por su padre en el momento en que estuvo en los brazos de su madre—. ¡Papi!

—Vamos a buscarlo —dijo Tessa, encontrándolo en una esquina—. Tommy, lo siento, ella te quiere a ti.

—Ven aquí, Bella —dijo Tommy, aceptando a su hija, que dejó de llorar inmediatamente cuando estuvo en los brazos de su padre.

Las mujeres que rodeaban a Tommy hablaban una sobre la otra, ofreciendo sus servicios para la institución. Tessa caminó hacia atrás hasta que estuvo al lado de John y Arthur, viendo a Tommy ser perseguido por mujeres demasiado entusiastas.

—¿Celosa, Tess? —bromeó John.

Tessa eligió ser civilizada en lugar de golpearlo—. Cállate. Esas mujeres nos están haciendo un favor.

—Parece que le harán un favor a Tommy si él lo pide —dijo Arthur

Tessa puso los ojos en blanco, alejándose de Arthur por unos segundos—. ¿En serio?

—Está bromeando —dijo Mason, colocando una mano sobre el hombro de Tessa—. Relájate, hermanita.

Y en esos pocos segundos que Tommy y Tessa no estaban mirando a su hija, que había sido entregada a una enfermera mientras Tommy se tomaba una foto, todo cambió. Nadie vio a la enfermera escabullirse con su bebé hasta que Tommy terminó de hablar con las mujeres y miró a su alrededor.

Sus ojos encontraron los de Tessa, y ella supo que algo andaba mal. Un peso aterrizó en su estómago, haciendo que su corazón se desplomara cuando se volvió hacia Arthur, Mason y John, con miedo en sus ojos.

—¿Ven a Bella por alguna parte?

VIOLENT ENDS | Thomas Shelby ²Donde viven las historias. Descúbrelo ahora