49 | apuestas y ganancias

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Decir que Tommy estaba enojado quedaba corto. No, no estaba enojado, Tommy estaba furioso. Podía escuchar el rugido de la sangre en sus oídos mientras miraba a Aberama Gold. Se había vuelto muy bueno enmascarando sus emociones, ocultándolas bajo rasgos ilegibles.

Lo había invitado amablemente a unirse a ellos para cenar en el patio de Charlie, y, a cambio, el Sr. Gold había manifestado su interés en la esposa de Tommy y en tomar posesión del patio de Charlie. Por lo que Tommy llamó a su tío para resolver la disputa a su manera.

—Vamos a tirar una moneda por tu patio Charlie —le explicó Tommy.

—¿Que harás qué? —preguntó Charlie.

—Si es cara —dijo Tommy—, Aberama se queda con todo esto con mi bendición.

—Y tu chica —agregó Aberama.

—Tommy —dijo Charlie en voz baja—. Estamos hablando de Tessa.

—Bien —dijo Tommy, ignorando a Charlie—. Y si es cruz... me acostaré con su hija, Sr. Gold.

Arthur comenzó a reír, aunque Mason no parecía impresionado—. Solo para que conste, no apruebo nada de esto.

—Según tengo entendido, tiene tres hijas —continuó Tommy—. Y Esmeralda es la mayor, y la más bonita. Si quiere incluir a mi esposa en esto, entonces apueste a su hija contra el patio.

—Tommy, por el amor de Dios —susurró Charlie—. Estás loco.

—¿Va a engañar a su esposa, Sr. Shelby? —preguntó Aberama—. No es muy apropiado de su parte.

—No es apropiado que traiga a la esposa de otro hombre a un negocio que no le concierne —dijo Tommy—. Pero eso no pareció molestarle. Tome —arrojó una moneda—, tire la moneda, Sr. Gold.

Aberama giró la monda en su mano y miró a Tommy, sonriendo levemente.

Tommy extendió un dedo—. No. Por favor, no crea que esto es una broma. Lanzar una moneda para nosotros es sagrado. ¿Verdad, Arthur?

—Sagrado —repitió Arthur.

—Tommy, por el amor de Dios —murmuró Mason.

—Mason, cállate.

—Parece que otro hombre está detrás de su chica, Sr. Shelby —dijo Aberama.

—Es mi hermana, bastardo —espetó Mason, con la mano apoyada en su arma—. Y si crees que te dejaré poner un dedo sobre ella, entonces estás muy equivocado.

—Tire la moneda, hya testigos de la apuesta —dij Tommy—. Y si gano...

—Entonces insistiremos en que se cumplan los términos de este acuerdo —terminó Arthur.

—Tire la modea, Sr. Gold.

Aberma, por una fracción de segundo, parecía listo para lanzar la moneda, pero pareció pensarlo mejor y, en su lugar, la sostuvo en su mano—. Tommy Shelby, OBE. Hoy no abrá apuesta. Pero con este centavo compraré una flor para poner en su tumba, o se la daré a su esposa cuando llegue el momento.

—Hasta entonces, por favor, no vuelva a faltarle el respeto a mis amigos o a sus valiosas propiedades —dijo Tommy, dando un paso adelante—. Y si vuelve a mirar a mi esposa, o incluso se atreve a coquetearle, lo cortaré, Sr. Gold. ¿Entendido?

Aberama asintió y Mason se relajó un poco—. Yo no soy tan educado como Tommy. Acércate a mi hermana pequeña y te cortaré las bolas y te las meteré por la garganta.

—Tranquilo, Mason —dijo Tommy, sosteniendo un vaso—. Nos perdimos la Navidad. Vamos a tenerla ahora. Paz en la Tierra, buena voluntad para todos los hombres.


VIOLENT ENDS | Thomas Shelby ²Donde viven las historias. Descúbrelo ahora