61 | inoportuno

723 46 0
                                    

El golpeteo en la mesa devolvió a Tessa a la realidad. Se había apoyado en su mano y estaba aturdida, hasta que el ruido la hizo salir de sus pensamientos cuando Arthur comenzó a alinear su cocaína. Alejándose un poco, Tessa se pasó una mano por el estómago e intentó no pensar en el bebé dentro de ella.

Todavía tenía que decirle a su esposo y no sabía como reaccionaría. Con todo lo que estaba pasando, la perspectiva de otra vida que proteger no era atractiva, y sin duda Tommy se enfurecería ante la idea de tener que criar a un bebé en Birmingham; el lugar exacto del que se esofrzó tanto en salir.

—¿Qué diablos sucedió hoy, Tom? —preguntó Arthur—. Todos escuchamos disparos en Artillery Square.

—Sí —respondió Tommy—. Hoy maté a tres hombres —Tessa cerró los ojos y apoyó la frente en su puño mientras Tommy continuaba—, ahora nuestros enemigos se han reducido a ocho.

—Supongo que ellos... te tomaron por sorpresa, ¿no? —preguntó Arthur.

—No —respondió Tommy—. Sabía que vendrían.

—Recibí una carta de Luca Changretta después de navidad —explicó Polly—. Ofreciendo perdonar a mi hijo si entregaba a Tommy. Y lo entregué.

—Porque ese era el plan —dijo Tommy rápidamente—. Polly y yo lo ideamos. Sabía que Luca querría apretar el gatillo él mismo, así que me usé de carnada para traerlo aquí.

Arthur resopló la cocaína con fuerza, y Tessa se estremeció por el ruido. Una vez que se limpió la nariz, Arthur miró a su hermano—. Eres un maldito idiota, Tom.

—No atrapé a Luca, pero maté a tres, ¿de acuerdo? —espetó Tommy—. Eso... eso fue lo que sucedió.

—Dios mío —susurró Tessa cuando su hija apareció en la puerta.

Tommy se volvió y la vio abriendo los brazos—. Ven aquí.

—Tiene razón —dijo Johnny Dogs—. Y yo que pensé que te habías ablandado. ¿Fueron tres?

—Sí, fueron tres —dijo Tommy.

—Bueno, brindaremos por ti, Tommy —dijo Charlie Strong—. Maldito loco.

Arthur se puso de pie y se acercó a su hermano—. Cuando se te enfríe la sangre comenzarán los temblores. Vamos a tomar algo.

—Papá, ¿fueron tres qué? —preguntó Bella.

—Fueron tres chelines por un caballo de dos chelines —respondió Tommy—. Vamos, ven con nosotros.

—No —respondió Tessa—. ¿A dónde diablos crees que vas?

—A beber un trago —respondió Tommy con Bella en brazos.

—¿Vas a llevar a una niña de cuatro años a un pub? —preguntó Tessa, poniéndose de pie y colocando sus manos en sus caderas.

—No voy a dejar que beba —dijo Tommy—. No soy tan irresponsable.

Los ojos de Tessa se agrandaron con asombro—. Eso ni siquiera debería pasar por tu mente... bien, puedes llevarla, pero cuida de ella.





—Tienes que decírselo —le dijo Lizzie a Tessa, quien estaba mirando a Tommy a través de la ventana de su oficina.

—No te ofendas, Lizzie, pero no es tán fácil —respondió Tessa, frotándose el estómago—. Tiene muchas cosas en la cabeza.

—Sí, así que entra allí y dale buenas noticias —dijo Lizzie—. No se va a enojar.

Tessa suspiró—. Supongo que tienes razón.

Se dirigió hacia la oficina intentando descifrar qué decir. Le temblaban las manos mientras pensaba en todas las diferentes formas en que podría desarrollarse la conversación y en cómo las reacciones de Tommy podrían variar.

Una vez dentro de su oficina, Tessa cerró las persianas parar darles algo de privacidad de la mirada entrometida de Lizzie, y se volvió hacia su esposo.

—Tommy —dijo Tessa—. ¿Podemos hablar?

Tommy miró hacia arriba y sonrió—. ¿Qué pasa? ¿Quieres un trago? Tuve un día difícil.

Acaba de darme la excusa perfecta para decírselo, pensó Tessa.

—De hecho, ya no puedo beber gin ni whisky, Tom.

—¿Por qué no? —preguntó Tommy.

—Porque el doctor dice que daña al bebé —dijo Tessa.

El vaso en la mano de Tommy se deslizó de sus dedos y golpeó la alfombra. No se rompió, pero el whisky se derramó por todas partes y Tessa se estremeció ante el desastre que causó. Tommy se volvió hacia ella, su espresión era ilegible—. ¿Estás bromeando?

Tessa frunció el ceño—. Ojalá lo estuviera.

—¿Estás embarazada? —preguntó Tommy.

Tessa asintió—. Lo siento.

Fue la expresión de Tommy lo que hizo que se le llenaran los ojos de lágrimas y se echara a llorar, hundiéndose en una silla junto a la mesa y poniendo la cabeza entre las manos.

Tommy se acercó para arrodillarse frente a ella—. Oye, Tessa, no llores.

—Lo siento —dijo Tessa—. Es un mal momento para estar embrazada, con todo lo que está pasando, y ese día junto al río... lo siento, Tom.

—Shh, Tess —dijo Tommy—. Estaremos bien. Todo va a estar bien.

—Ahora tenemos otra vida que proteger —dijo Tessa—. Y no quiero perder a este bebé, Tommy.

—Oye, estarás bien —dijo Tommy—. Todo estará bien. Escucha, toda esta muerte, Tess... al diablo, traigamos algo de vida, ¿eh?

Tessa se rió entre lágrimas—. Traigamos algo de vida.

—No llores —dijo Tommy suavemente—. Odio verte llorar, Tess.

—Ya tengo un nombre en mente —dijo Tessa.

Se inclinó hacia adelante y susurró el nombre en el oído de Tommy, observando su expresión mientras se alejaba. Tommy no dijo nada por un segundo, pero luego sonrió—. Eso suena perfecto.

Y luego su expresión cambió, y Tessa se acercó para tomar su mano—. ¿Qué pasa?

—Maté a tres —dijo Tommy—. Maté a uno de ellos a quemarropa. Y me miró.

No se dijo nada más al respecto y Tommy parecía estar atrapado en sus propios pensamientos. Tessa frotó su pulgar por el dorso de su mano—. Lo siento, Tom.

Tommy se puso de pie y se dirigió a la puerta—. Vamos a casa.

Porque su casa era donde Tommy no estaba agobiado por todo lo que había sucedido.

VIOLENT ENDS | Thomas Shelby ²Donde viven las historias. Descúbrelo ahora