11 | la cena benéfica

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John condujo a Tessa a su casa, y, a pesar de sus mejores esfuerzos para que ella hablara, no lo hizo. Esto era demasiado familiar para ella, y la sensación de dejá vu parecía una cruel forma de ironía. Esa situación era una en la que había estado antes, después de que los oficiales se llevaran a Tommy del Derby, cuando pensaron que derrotaron a Sabini pero no lo hicieron.

Agradeciéndole a John cuando se detuvo frente a su casa, Tessa le dio las buenas noches y entró. Dirigiéndose directamente a la habitación de su hija, Tessa se sentó junto a la cuna y se mordió las uñas, preguntándose dónde estaba Tommy y si volvería a casa o no.

La puerta de la habitación se abrió de golpe casi a la medianoche, y un Tommy desaliñado cruzó la puerta. Tessa se puso de pie de un salto con la intención de saludar a su esposo y reprenderlo, pero se detuvo cuando lo vio pasar su mano debajo de la almohada de Bella.

—¿Qué es eso? —preguntó Tessa, mientras Tommy sacaba una tarjeta de debajo de la almohada—. Tommy, ¿qué demonios es eso?

—Nada —murmuró Tommy.

—No me mientas —dijo Tessa, arrebatándole la tarjeta de la mano y dándola vuelta. Era una tarjeta de crematorio, y escritas en cursiva estaban las palabras "Isabella Shelby, QEPD". Cuando su ritmo cardíaco aumentó y su respiración se aceleró, Tessa dirigió la tarjeta hacia Tommy—. ¿Quién envió esto y por qué estaban en nuestra casa? Tommy, estaban en la habitación de Tessa, podrían...

Tommy la detuvo, envolviéndola con sus brazos mientras su esposa entraba en pánico—. Está bien, Tess. Está bien.

—¿Esto está bien? —preguntó Tessa, con lágrimas en sus ojos—. Tommy, acaban de amenazar a nuestra hija. Me lo prometiste...

—Y cumpliré esa promesa —le aseguró Tommy—. No le va a pasar nada.

—Tommy, lo prometiste —repitió Tessa.

—Todo está bien —murmuró Tommy sin aliento, tirando de Tessa hacia sus brazos una vez más. Cuando la dejó ir, se apoyó contra la puerta del armario y miró a Bella—. Ella está bien. Está bien.

—Sí.

Tommy salió de la habitación antes de girarse para agarrar a Tessa, que todavía estaba parada jutno a su hija—. Tess. Tess, tenemos que irnos.

—¿A dónde? —preguntó Tessa.

—A cualquier sitio —respondió Tommy—. Solo quiero olvidar que esto sucedió.





En la víspera de la cena de caridad, Tessa pasó la mayor parte de las dos horas preparándose. Se bañó, se lavó el pelo, lo recogió en un elegante desorden de rizos y consiguió que la criada le ayudara a vestirse. El vestido que llevaba era uno que eligió Polly, ya que siempre había sido buena para ese tipo de decisiones. Una prenda de seda que se ajustaba perfectamente al cuerpo de Tessa y hacía milagros para ocultar su estómago post-embarazo que no se había ido por completo, la parte posterior de dicho vestido estaba completamente expuesta, una fuerte caída que dejaba al descubierto sus omóplatos.

Cuando la criada colocó el zafiro alrdedor del cuello de Tessa, ella levantó la mano para tocar la joya y suspiró. Tommy se estaba preparando, así que Tessa se despidió de su hija, que estaba a punto de dejarla para que se durmiera, y permitió que la criada le pusiera el abrigo de piel sobre los hombros.

El auto estaba esperándolos abajo, y Tessa permaneció en la parte trasera del vehículo durante cinco minutos hasta que Tommy se unió a ella, saludándola con una disculpa y un beso. Apoyándose en su hombro, Tessa casi se olvidó de la amenaza que le habían enviado a Tommy la noche anterior, y se permitió disfrutar de lo que seguramente sería una noche interesante.

Una vez que llegaron, Tessa y Tommy se separaron de inmediato para saludar a los invitados y socializar tanto como fuera posible. Tessa agradeció que los zapatos que usaba fueran cómodos, porque sin ellos habría estado caminando sobre el equivalente de una cama de clavos.

Fue recibida por personas que no conocía y mantuvo una conversación cortés con cada uno de ellos hasta que finalmente se encontró cara a cara con el líder del Consejo de Birmngham. Tessa inició una conversación, sabiendo que ese hombre era la clave para que su caridad se convirtiera en algo más que un sueño.

Mirando a su alrededor mientras habalaba, Tessa vio a su esposo y condujo a Daniel a través de la multitud hacia él. Cuando estuvo dentro de su alcance, sonrió—. Tommy.

Él se volvió y asintió—. Tess.

Tessa señaló al hombre—. Este es el líder del Consejo de Birmingham.

—Hola, Tommy —saludó Daniel.

—Hola, Danny —dijo Tommy, estrechándole la mano con una sonrisa.

—¿Cómo está el negocio? —preguntó Daniel, mientras Tommy envolvía un brazo alrededor de la cintura de Tessa.

—Muy bien, está aguantando —respondió Tommy, ansioso por evitar el tema—. ¿Cómo estás?

—¿Se conocen entre sí? —preguntó Tessa mientras Tommy le lanzaba una mirada.

—Tengo interés en una fábrica de acero en Cradley Heath —explicó Daniel con una sonrisa—. Tommy me ayuda a llevar mis productos a los fabricantes de automóviles. Por cierto, señora Shelby, felicitaciones por su boda.

—Gracias —dijo Tessa, mirando a Tommy por el rabillo del ojo y dicidendo no tan sutilmente—: Me sorprende que no haya sido invitado.

—¿Cómo se vería eso, eh? —preguntó Daniel, sonriéndole a Tessa cuando el enfoque de Tommy cambió de ellos a algo en la distancia. Girando para seguir su mirada, Daniel asintió—. Ah, supongo que la fiesta comenzó.

—¿Quiénes son? —preguntó Tessa, mirando a Tommy.

—El padre John Hughes, del Reformatorio St. Mary —explicó Daniel—. Y con él está el Sr. Patrick Jarvis, MP. Forman parte de una organización llamada la Liga Económica.

—Tessa, ¿tú los invitaste? —preguntó Tommy, y su tono sugería que no los quería allí.

—Sus nombres me suenan familiares —dijo Tessa—. Fueron recomendados por el alcalde.

—Ah, tu lista de "las mejores personas de la ciudad", ¿eh? —preguntó Tommy.

—¿Los conoces? —preguntó Tessa—. ¿No debería haberlos invitado?

—Te presentaré, Tommy —dijo Daniel.

—Está bien, Danny —respondió Tommy—. Lo haré yo mismo.

Cuando Tommy se alejó, Tessa se volvió hacia Daniel—. Bueno, fue un placer conocerlo, y estoy tan contenta de que haya venido. Si me disculpa, tengo que ir a hablar con Polly.

VIOLENT ENDS | Thomas Shelby ²Donde viven las historias. Descúbrelo ahora