66 | perderse

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TRES MESES DESPUÉS



Estaba claro que Thomas Shelby había sido marcado significativamente por sus experiencias. Su deseo de tener control durante la guerra y su incapacidad para proteger a sus camaradas estuvieron presentes en la forma en que se lanzó de cabeza al peligro.

Tommy necesitaba la acción, la violencia y las amenazas de muerte como un adicto necesitaba cocaína. Era esa sensación mientras la adrenalina corría por sus venas lo que le impedía que sus demonios lo alcanzaran.

Tomarse un descanso del negocio, y, por lo tanto, permitir que su mente se vacíe, finalmente le devolvió su estrés post-traumático. Tommy hizo un buen trabajo al ocultarlo detrás de su fachada, pero cuanto más fingía, más difícil se volvía reparar las grietas antes de que se hicieran añicos.

Tres meses después de que Tommy se tomara unas pequeñas vacaciones, su mentalidad había sufrido significativamente. Tessa había hecho todo lo posible por salvarlo, pero parecía que Tommy estaba fuera de su alcance, luchando por mantenerse a flote mientras cada dolor de su pasado se ataba a sus tobillos como un ancla, arrastrándolo hacia lo más profundo de su mente.

Fue desgarrador para Tessa ver el deterioro de su esposo, con el nacimiento del bebé en cuestión de meses y los preparativos para la llegada en marcha. Tommy ya casi no dormía, y cuando lo hacía, siempre lo despertaban pesadillas o visiones. La bebida y las drogas no eliminaron sus demonios, y Tessa lentamente comenzó a perderlo.

Y fue cuando Isabella finalmente vio a su padre que Tessa decidió enfrentarse a lo que sea que atormentaba a Tommy y traerlo de vuelta.

Un fuerte estruendo en el estudio de Tommy hizo que Bella se pusiera de pie y entrara. Su madre apareció en cuestión de segundos, pero el daño ya estaba hecho. Bella estaba expuesta al verdadero Tommy, el que prometió que nunca vería.

—¿Papá? —preguntó Bella—. ¿Estás bien?

—Bella —dijo Tommy, antes de que Tessa tomara a su hija por los hombros y la llevara fuera de la habitación.

—Ve a buscar a Frances —dijo Tessa—. Mamá va a ayudar a papá, ¿sí?

Al volver a entrar al estudio, Tessa encontró a Tommy llorando en el suelo donde había caído, apretando su brazo sangrante contra su pecho. Suspirando, se dejó caer de rodillas frente a él, intentando llamar su atención.

—Lo siento —susurró Tommy—. Lamento que me haya visto así.

—Tommy, dejé que esto continúe por mucho tiempo —dijo Tessa con lágrimas en sus ojos—. Estoy embarazada de casi cinco meses. Tienes que recomponerte.

—Lo sé, es solo...

—No me vengas con eso, y déjame terminar antes de interrumpirme —dijo Tessa—. Bella acaba de verte borracho y sangrando, y probablemente esté confundida. Eres un adulto, Tommy, y no puedo fingir que sé que lo que pasa dentro de tu cabeza, pero no... no estás bien.

—Estoy bien.

—Eso es una mentira —respondió Tessa—. Se suponía que este era un tiempo para que pasáramos como familia, pero en cambio ha sido un constante ir y venir de Bella preguntándome dónde estás y yo teniendo que mentir al respecto. Vuelve conmigo, Tommy. Te necesitamos.

—No puedo —susurró Tommy—. Cierro los ojos y estoy de vuelta en esos malditos túneles. Arranca un auto y escucho los proyectiles explotar a nuestro alrededor. Veo un campo abierto y de repente es Tierra de Nadie, como si estuviera de vuelta en la maldita guerra.

Tessa sentía que se le rompía el corazón—. No sé cómo ayudarte a menos que me digas.

—A veces empeoran —dijo Tommy—. Veo morir a Arthur, a Mason, a John e incluso a Freddie Thorne. A veces me muero; destrozado por las balas o demadiaso cerca de un proyectil. A veces tú te mueres, y siempre, siempre dices "podrías habernos salvado".

—Nunca te culparía —dijo Tessa, colocando una mano en la mejilla de Tommy—. Nunca. Y John y Freddie no fueron tu culpa. Arthur y Mason todavía están aquí, y tú también. Estás vivo, Tommy. Estás en casa. Han pasado diez años desde que fuiste a la guerra, y has llegado tan lejos, has logrado antas cosas. No pierdas la guerra en tu cabeza.

—Pero están ganando —susurró Tommy—. Los fantasmas están ganando.

—Entonces contraataca —dijo Tessa—. Cuando veas a uno de nosotros morir, nos dices que nos levantemos y nos vayamos. Cuando crees que se acerca un proyectil, corre. Lucha contra los demonios, Tommy, como lo hiciste en la guerra. Lucha contra ellos y vuelve a casa conmigo, como lo hiciste en ese entonces.

Tommy miró a Tessa y las lágrimas corrieron por su mejilla—. No hice nada para merecerte, Tessa James.

—Shelby —lo corrigió Tessa—. Y no tenías que hacer nada, Tommy. Te amo y siempre lo haré, y no voy a dejar que pases por esto solo. Vamos a luchar juntos —tomó su mano y la apretó con fuerza—. Has protegio a esta familia hasta el punto en que, literalmente, no podríamos estar más seguros. Has criado a una hija y tienes un hijo en camino. ¿Qué van a decir si su padre se descarrila porque se emborracha con su propio gin y comienza a escuchar fantasmas en su cabeza?

—Pensarán que estoy loco —dijo Tommy.

—Demuéstrales que no lo estás —dijo Tessa—. Ponte de pie, enfréntate a tus miedos y, por el amor de Dios, deja de beber ese gin. No tengas miedo de lo que has visto, Tommy, porque todo lo que hay allí —señaló su cabeza—, es un recuerdo. Ya no pueden lastimarte y no debes dejar que te pesen como lo hacen.

—Estoy ansioso todo el tiempo —dijo Tommy—. Tengo miedo por ti, por el bebé, por Bella y Arthur, Polly, Mason... cada uno de ustedes.

—Estamos a salvo —dijo Tessa—. Nuestros enemigos se han ido. Y sí, tal vez en el futuro alguien más venga a tocar nuestra puerta bsucando pelea. Pero no los enfrentarás solo. Puede que pienses que tienes que proteger a todos, Tommy, pero los demás piensan lo mismo. Nos protegemos unos a otros, y si uno de nosotros resulta herido, compartimos la culpa.

—Lo siento —dijo Tommy—. Prometo que estaré mejor.

Tessa asintió—. Te creo y te voy a ayudar. Vamos, se hace tarde. Limpiemos este desastre que has hecho y veamos si podemos ponerte un poco sobrio.

—No más alcohol —dijo Tommy.

—No más alcohol —repitió Tessa, ayudando a Tommy a ponerse e pie—. Y por el amor de Dios, no asustes a Bella más de lo que has hecho.

Tommy suspiró—. Mañana me convertiré en un hombre mejor.

—Lo sé, creo en ti —dijo Tessa.

Y eso era todo lo que Tommy necesitaba: que alguien creyera en él. Durante mucho tiempo estuvo solo, librando una batalla solitaria contra un ejército de miles, pero ahora estaba con alguien. No estaba solo en su lucha, y sabía que su familia no se rendiría con él.

Y por primera vez desde la muerte de Luca Changretta, Tommy no podía escuchar las balas en su cabeza desgarrando su conciencia.

Estaba libre.

VIOLENT ENDS | Thomas Shelby ²Donde viven las historias. Descúbrelo ahora