CAPÍTULO 02

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✧✧Arma letal ✧✧

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✧✧Arma letal ✧✧

Venus

Entro al baño en donde varios se están duchando. Aquí no existe un lugar privado para que no te vean desnuda, aquí te duchas estilo jugadores de fútbol profesional, todos te ven y no te queda de otra que ignorar los comentarios llenos de morbo que sueltan los asquerosos que se hacen llamar hombres.

Abro la regadera, dejo que el agua me empape, hago uso del champú y el jabón. Al menos eso si es personal. Cada quien tiene sus productos personales.

Con los dedos me desenredo el cabello, el largo no es un problema, pero sí el color rojo carmín que tengo de nacimiento, por ello debo usar pelucas cada vez que salgo a una misión.

Me froto los ojos que arden por la falta de horas que llevo sin dormir. Debería tomar un descanso, pero no hay tiempo para eso.

Suspiro queriendo sacar el cansancio que me llena el cuerpo, no puedo irme a descansar aún, en una hora tengo entrenamiento de armas.

Hoy llega el hombre al que debo llamar jefe o Alpha, «Que jodido estrés».

Cierro el grifo, cojo una toalla, me voy secando el cabello mientras avanzo a la salida, pero me tengo que detener cuando un moreno sumamente alto se me atraviesa en el camino.

—Quisiera saber si eres tan ardiente como el rojo de tu cabello y tan resistente como el gris de tus ojos— murmura con una sonrisa malévola.

Mis ojos viajan hacia las personas que nos están mirando y cuchichean entre ellos queriendo saber que pasará, «Algunos creen que soy de las que juega». Elevo la vista, mirando de nuevo a la montaña de excremento que tengo en frente.

—¿Y me hablas por...? —frunzo el ceño queriendo comprender.

—¿Está prohibido hacerlo? —su mano hace el intento de tocarme, pero la aparto de un manotón.

—Aleja tus asquerosas manos de mí, hazlo si no quieres que te las corte.

Puedo soportar que me miren con morbo, se fijen en mi cuerpo. Soy consciente de los atributos que Dios me brindó y que muchos no pueden dejar pasar cuando me ven. Aquí tuve que acostumbrarme, pero no dejaré que me toquen sin mi consentimiento, eso jamás.

—Veo que eres valiente, ¿Pero será sólo de boca o lo demuestras? —merma el espacio, tomándome del brazo con brusquedad.

Me zafo intentando irme y no armar un escándalo, pero vuelve a tomarme empujándome al suelo; en el proceso me arranca la toalla y la cerámica del piso me lastima cuando caigo.

Todos se ríen y el sonido de la burla impacta en mis tímpanos haciéndome sonreír de lado. Me levanto rápido, con la adrenalina por los cielos maniobro la patada en su estómago, logrando que se contraiga; preso del dolor. Tenso los músculos y me olvido de mi desnudez, atacando de nuevo, alzando la pierna y mandando el pie que le impacta en el rostro: el golpe causa ese sonido excitante antes de que termine en el suelo sangrando por la nariz.

APOCALIPSISDonde viven las historias. Descúbrelo ahora