CAPÍTULO 04

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✧✧ Hierro y Metal ✧✧

Venus

Son horas las que llevamos en el mar, con rumbo a la dichosa Isla. Durante ese tiempo, me toca hacer guardia a pesar de estar en medio de la nada. Al menos ya se puede ver tierra a lo lejos.

Hace calor, me limpio el sudor de la frente con un pañuelo que conseguí y respiro hondo. Por suerte el navío tiene un área para comer y eso me tiene con energía. Mi estómago es una fosa sin fondo.

El barco es enorme y fácilmente podría confundirse con un barco naval o algo parecido. Aunque las cosas así no me sorprenden, la mafia tiene tantas impresionantes excentricidades, que toca acostumbrase cuando eres la guardaespaldas de un mafioso, que, para colmo, está bueno y no puedo negarlo.

La brisa marina me refresca, me paseo de aquí para allá, sosteniendo la Glow que tengo en el muslo. El mar es hermoso, no recuerdo cuando fue la última vez que me bañé en una playa.

—¿Disfrutando del sol? —me preguntan y me giro quedando sorprendida con la persona que desliza el dedo en el aparato que tiene entre las manos.

«Mario»

—Está muy lindo el día, pero no me desconcentro de mi labor. —contesto tranquila.

Me mira por un par de segundos que se envuelven eternos. Vuelve a mirar el aparato.

—Bien. Enola, Yasmín, Helen y tú, tendrán que infiltrarse como prostitutas en un bar donde el jefe tendrá que asistir por asuntos de negocios. Tendrán que seducir a los hombres que estarán con un traficante, sacarle información a la dueña del local y saber si la droga que venden es de la mafia rusa —me explica y asiento.

—¿Cuándo será eso?

—Mañana en la noche. Las mantendré al tanto, ya todo está preparado para el ingreso en el bar, solo deben poner en acción lo aprendido en las clases que recibieron —me dice— Buscarán la manera de llegar al hotel más cercano cuando acaben, una camioneta las pasará recogiendo.

Asiento. Termina de darme las indicaciones antes de irse.

Suspiro, apoyándome en las barandas, con la vista fija en el agua; se ve tan azul que a veces pienso que no tiene fondo. Definitivamente, si quisiera vivir sola y en paz, quisiera hacerlo en una isla en donde tenga una casita cómoda, pueda relajarme y disfrutar en completa calma.

Ya ni siquiera sé qué se siente estar sin hacer nada, Mi vida no es como la de los demás, a veces quisiera ser una chica normal como todas las demás que a sus 23 años; terminan la universidad, salen a fiestas, tienen novios normales. Pero heme aquí, siendo la guardaespaldas de un mafioso y una asesina que cada noche sueña con todas las víctimas que ha tenido que matar para poder sobrevivir en este mundo en el que desgraciadamente me tocó sobrevivir.

—No piensas tirarte por la borda ¿O sí? —preguntan a mi lado.

—Sería buena idea, quiero probar el agua así que...—bromeo con el mismo tono tranquilo.

—Entiendo, probablemente no haya tiburones, aunque si los hubiera serían muy afortunados —bromea con ese tonito de coqueteo acompañado de una voz demasiado ronca.

No suele ser así, es raro que no ande modo distante y asocial.

—Creo que eso sería lo único que podría matarme, Kilian —aseguro.

APOCALIPSISDonde viven las historias. Descúbrelo ahora