CAPÍTULO 30

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✧✧Opciones✧✧

Venus

Voy a morir de abstinencia y el causante de ese problema tiene nombre y apellido.

Ayer llegó su novia y mi cogida se fue a la mierda, además que verlo follando con ella fue mi respuesta para saber que me quedaré con los dolorcitos en los pliegues.

La chica no me desagrada, pero desde ayer me mira raro cada que debo entrar a la casa por cualquier cosa importante; lo cual no suele suceder.

Algo le dice que será un dolor de cabeza con el que tendré que lidiar.

Suspiro hondo.

Mario no se ha ido, supongo que se está encargando de ayudar a mi jefe para que yo no deba intervenir, lo que conlleva a quedarme caminando de aquí para allá, rotando al personal y calándome las ganas que tengo de follar las cuales incrementan cuando Jayden sale con la excusa de caminar por donde yo lo hago.

«Ayer llegó y no tardó mucho en ir a saludarme»

No me molesta su compañía, al contrario; me ayuda a despejar la mente y centrarme en otras cosas como escucharlo hablarme sobre el desfile de modas en donde estaba, pero prefirió venir a no sé qué, pues, su primo lo necesitaba, pero supongo que ya no, pero aún sigue aquí.

Cree que no sé lo que hace.

Es súper coqueto y sabe que sus atributos son para matar a cualquier chica con ganas como las que tengo yo y debo morderme la lengua cuando regresa vistiendo shorts cortos, trae una toalla al rededor del cuello, sostiene el teléfono en la oreja hablando en francés, se pasa las manos por el cabello haciendo que la mujer que tengo al lado sufra de un shock total.

—Mis ojos han sido bendecidos. ¿Morí? ¿Este es el cielo?—murmura.

—El infierno. Allí son más guapos —susurro.

Es la primera vez que lo veo sin camisa «No me decepciona para nada» es más menudo que el Alpha, pero aun así se nota que le gusta el gym. No tiene rastros de tatuajes en su piel, su caminata es digna de un modelo resaltando la V debajo del abdomen. Las piernas marcadas y tonificadas, sus brazos igual, los pectorales relucientes y merecedores de marcas de uñas en ellos.

Desde que estoy aquí, nadie ha usado la piscina, Jayden es el primero, entrando de un chapuzón.

La transparencia deja ver como nada por un largo rato, no me muevo, me mantengo con los brazos cruzados sentada en una silla debajo de un parasol he intentado no tener un orgasmo visual cuando se apoya del borde en dirección a nosotras, repara a Yasmín y sonríe, cruzándose de brazos.

El cabello se le pega a la frente, pero lo aparta dejando a la vista el piercing que tiene en la ceja. El azul de sus ojos, se ennegrece por unos segundos que parecen eternos porque nadie habla y nosotras solo lo estamos mirando como si fuera una cosa de otro mundo.

—¿Podrías retirarte? —le pregunta a mi amiga, rompiendo el silencio.

—Por supuesto, señor.

—Ese "señor" me hace sentir viejo, pero me excita cuando me llaman así —sonríe.

Mi amiga se levanta de golpe para cumplir su orden, pero la tomo del brazo cuando intenta irse por el lado contrario, sonríe con nerviosismo antes de irse por el camino correcto, mira al pelinegro por última vez, vuelve su vista al frente. Choca con una silla, lastimándose la rodilla.

—¡Joder!..—exclama, acariciándose la zona afectada.

—¿Estás bien? —intento levantarme, pero asiente restándole importancia.

APOCALIPSISDonde viven las historias. Descúbrelo ahora