CAPÍTULO 05

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✧✧ Jamás ✧✧

Venus

Son las 2 de la mañana y sigo en la piscina de la casa playera, mirando como todos beben, bailan, algunos se manosean con las putas que trajeron y otros platican.

Las mujeres simplemente hablan entre ellas o están en la piscina.

Se nos facilitaron trajes de baño y ropa playera Deberíamos estar vigilando, pero la casa ya tiene hombres a los alrededores y estamos en una isla con un campo magnético que detecta barcos y lo que sea que se acerque «La tecnología de Mario es impresionante».

Quería entrar a la piscina, pero no estoy de ánimos, prefiero disfrutar del aire fresco y por ello me mantengo en la tumbona con la vista en las estrellas. Estoy cansada, dormí solo por 3 horas, aunque mi sueño se vió frustrado por lo que ocurrió en el baño de la habitación de mi jefe.

Sigo sin entender qué rayos fue eso.

No intento pensar en lo sucedido, nada gano con eso, solo consigo desviarme de lo que realmente debo hacer.

—Aprovecha a divertirte antes de mañana —me dice Yasmín, tiene dos vasos de vodka, uno en cada mano.

Recibo uno y le doy un sorbo; es el primer trago que pruebo desde que llegué. Todos parecen tener energía de sobra ya que están aquí disfrutando desde que se les dio el permiso.

Sigo bebiendo, recibo vaso tras vaso que en el... Número 20 ya me siento mareada cuando intento levantarme para acercarme a la piscina. Trato de quitarme la bata para quedarme solo con el traje de baño, pero me tambaleo unos segundos «Joder, el mareo es horrible».

—¿Necesitas ayuda? —me pregunta Helen, está igual o más ebria que yo.

—No... yo sola puedo —sacudo las manos para que se vaya y no lo hace.

—Pero...

—Quédate quieta, Helen. Yo puedo.

—Déjame... Ayudarte —murmura arrastrando las palabras, intenta ayudarme, pero no la dejo.

Sin embargo, es tan terca que tira de mi bata de baño, la saca de golpe, ambas nos tambaleamos y caigo. El agua fría entra en mi nariz y envuelve cada parte de mi cuerpo estremeciéndome los músculos «¿Cómo rayos llegué al borde?».

El mareo empeora y para completar mi suerte, el frío me quiere paralizar haciéndome temblar sin control. Como puedo, subo a la superficie tomando aire, pero vuelvo a tragar agua cuando unas manos tiran de mi tobillo llevándome al fondo, los tirones comienzan a hundirme, con desespero, pero las aparto de mala gana y trato de darle una patada.

Subo consiguiendo aire, apartándome el cabello del rostro. La nariz me arde y a causa del agua que tragué, comienzo a toser a tal punto de que la garganta me arde. Busco respirar y consigo calmarme.

Molesta, me giro en busca la mujer que se ríe como loca quitándose el cabello del rostro. «Debería ahogarla»

—¡Eso estuvo de lujo! —exclama lanzándome agua.

—¡Estás loca, Helen! —sacudo la cabeza y a pesar de esta ebria puedo nadar hasta las escaleras, me sostengo tomando una bocana de aire y salgo, me aparto el cabello del rostro y mis ojos se aclaran captando al hombre que está en una tumbona con una mujer al lado.

El humo del puro lo hace ver siniestro; sus ojos brillan como dos luces entre las sombras. Le da otra calada mirándome por unos segundos que me marean de nuevo, pero como puedo, camino hasta una mesa que justamente está cerca de él, tomo una toalla y la envuelvo en mi cuerpo yéndome a la casa.

APOCALIPSISDonde viven las historias. Descúbrelo ahora