CAPÍTULO 18

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✧✧Estatus✧✧

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✧✧Estatus✧✧

Megan

Tantas cosas no me dejan tiempo libre, pero, aun así, logro sacarlo de donde no tengo para venir a Montreal.

Solo hay una cosa que me encanta de esta ciudad; tiene un genio fácil de alterar, ojos capaces de doblegar y porte imponente. Esas son algunas de las cosas que caracterizan a mi novio Herodes Blackwood.

Ya son cinco meses de relación, aunque casi no nos vemos, normalmente los dos tenemos que estar viajando por cuestiones de trabajo. Nos conocemos desde hace varios años aproximadamente, gracias a nuestros padres.

Los Blackwood siempre han sido amigos de los Gelbero, y no es para poco, mi padre es el ministro de defensa del país, mamá una gran abogada y ambos se han esmerado por engrandecer nuestro apellido.

Todos esperan que ambos apellidos se unan en cualquier momento y solo me centro en eso, por suerte no tengo que casarme con un hombre que no amo.

Herodes puede ser muy antipático, detesta que lo abrumen, pero cuando lo conocí, yo estaba en la preparatoria y él apenas en la universidad, después de graduarse, cambió rotundamente volviéndose un ser... a veces no encuentro las palabras para describirlo, pero desde que tomó su puesto en la mafia, todo cambió y lo empecé a ver con menos frecuencia.

Me termino de desenredar el cabello antes de aplicarme labial, me cercioro de tener todo en la maleta y espero a que una de las empleadas entre por mi equipaje, cojo la cartera y abandono la habitación en donde me quedo cada que puedo venir.

La casa es gigantesca, moderna y con vista hacia el inmenso jardín, digna de un hombre como el Alpha, detesto ese término, pero no le gusta que lo llamen por su nombre, todo debe ser "señor'' o "Alpha".

En fin, la casa es suya, como miles de propiedades en todas partes del mundo, sus padres se mudaron a Londres y normalmente vienen de vez en cuando, así que la casa siempre está sola a excepción de las empleadas, los guardaespaldas y él cuando viene.

Bajo a la primera planta buscando su estudio, no tiene nadie en la puerta así que toco con los nudillos recibiendo un "pase".

—Ya me voy, recuerda que papá te espera para lo acordado —le aviso al entrar.

Está con Giovanny, al parecer Mario ya se fue. Estuvo aquí ayer y no fue mucho lo qué lo ví, pasó el día en el estudio haciendo quién sabe qué.

—Buen viaje, señorita —me dice el consejero de mi novio.

—Gracias.

Me centro en el pelinegro que está hablando por teléfono con la vista en el ventanal que da al jardín. Espero por un momento y me adentro más cuando cuelga.

—¿Qué sucede?

—Ya me voy, vengo a despedirme —no sé si acercarme y besarlo, a veces no se sabe cómo reaccione.

APOCALIPSISDonde viven las historias. Descúbrelo ahora