CAPÍTULO 35

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✧✧Actos✧✧

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✧✧Actos✧✧

Judas

«Venus» El nombre se sigue repitiendo en mi cabeza a medida que trato de recordar en dónde había visto su rostro antes de verla siendo la guardaespaldas del jefe de la mafia Alpha.

Siento que tengo un laberinto en la cabeza, busco la salida, esa que me lleve si quiera a deducir de dónde le encuentro parecido, pero nada concuerda con lo que pienso y debo dispersar los pensamientos cuando el auto se estaciona y bajo en la mansión.

Me abren la puerta y entro, ya está amaneciendo, hace unas horas que recibí el cargamento de armas que necesitaba y que firmó el tratado con Herodes Blackwood. Todo sea por mantener la paz que tanto nos costó alcanzar después de esos años en que nuestros padres estaban en el poder.

No he desayunado. Me voy a la cocina, encontrándome con los miembros importantes de la familia. Ocupo mi puesto a la cabeza de la mesa, Adeline se levanta a dejar un beso en mis labios y vuelve a sentarse a mi derecha.

—Supongo que ya cerraste el trato con el Alpha —me habla Alessia, mi tía y hermana de mi difunto padre.

—Sí, y espero que respeten mi decisión de seguir en paz con él— espeto.

—Tú sabrás lo que haces, al fin y al cabo, eres el jefe de la organización y nosotros solo tu familia.

Santino carraspea, pero su hermana ni siquiera le hace caso.

—Sólo digo que nunca estaré de acuerdo y todos saben el por qué.

—Entonces resérvate los comentarios, nada ganas con recalcarlo cada que tienes la oportunidad —le recomienda.

—Muérete.

Empiezan a discutir sobre lo mismo, los ignoro, pero debo intervenir cuando me empieza a dar dolor de cabeza. Termino el desayuno, reviso el teléfono dejando que me pongan al tanto de algunas cosas importantes.

Hoy estaré ocupado y no obstante, debo intentar dispersar las cosas en las que mi cabeza se quiere concentrar «Venus». Aún recuerdo perfectamente ese momento en que la ví bajar de ese avión a pasos seguros y confiados. Su manera de caminar es tan sensual que cualquiera pensaría que lo hace para seducir, pero no. Nada es intencional y me he dado cuenta muchas veces; su andar y manera de hablar es algo propio de ella y capaz de incitar aunque no tenga intensiones de ello.

—Judas.. ¿Me estás prestando atención?.— me pregunta Arthur «Mi primo, hijo de Alessia» ni siquiera noté que había llegado

—Dime.

—Te decía que he estado hablando con un político muy importante que pretende comprarte mercancía— me hace saber.

—Espero no haya errores y sepas como estoy trabajando esta vez.— soy directo.

Asiente, me ofrece una carpeta y la reviso.

—El 30 de abril se hará un show de ópera en Sídney y pretende hablar contigo.

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