CAPÍTULO 39

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✧✧Sobredosis✧✧

Megan

El divorcio es algo que en algún punto tiene que suceder en una relación y si no: es porque ambos polos usan la comunicación y el tiempo juntos. Claramente lo que no hacen mis padres debido a sus vidas tan ocupadas. Ni siquiera tienen tiempo para sus hijas, pero a mamá no la culpo por obvias razones.

Llevo aproximadamente una hora dando vueltas en la silla del escritorio de la oficina de la empresa de papá.

Tengo que revisar y elaborar algunos formularios importantes antes de irme, no tengo los ánimos suficientes debido a todo lo que tendré que pasar hoy y al menos quisiera un sustento para que me relaje un poco.

Vuelvo a tomar el teléfono intentando comunicarme con mi novio, llevo la mañana en eso y no se digna a responderme, es normal. Sé que en sus cumpleaños suele desaparecer por dos o más días. No estoy de acuerdo porque en parte quisiera estar con él, pero no acepta que nadie, ni siquiera su familia le haga compañía.

—Señorita, ya llegaron sus amigas— me avisa la secretaria.

—Diles que pueden pasar.

Dejo el teléfono de lado apoyando los codos en el escritorio. Mis amigas entran y me sorprende lo bien que se ven, tenía casi un mes sin verlas y se debe a que prefieren estar de viaje por sus trabajos sobre mercadeo de empresas.

—Si no es así, entonces no te vemos —me reclama Cira, tomando asiento.

—Tan graciosa. No sabía que estaban en la ciudad, ni siquiera se preocuparon por avisarme —me defiendo.

—Lo hice, pero talvez estabas tan ocupada que no lo notaste.

—Yo pasé por tu casa, pero como de costumbre, no había nadie —Cleo se defiende.

—Lo siento. He estado con muchas cosas por hacer y...

—El divorcio de tus padres. De verdad que lo siento por eso—me dice Cira.

Sonrío sin ánimos. Es algo que se veía venir.

—No te preocupes, estoy bien.

—¿Segura? —pregunta Cleo.

—Por supuesto. No tengo 10 años y entiendo el por qué de todo.

Amabas se miran, optan por mejorar el ambiente con anécdotas sobre sus viajes. Me cuentan que estarán aquí esta semana y que quieren que vayamos de fiesta, a comer, de compras y quizás que hagamos una de esas pillamadas que desde hace tiempo no disfrutamos.

Las conozco desde que estaba en la preparatoria. Son mis amigas más cercanas y considero que las mejores, de hecho, les tengo mucha confianza y los primeros días del divorcio estuvieron conmigo, aunque luego tuvieron que irse a Hamburgo.

—¿Cómo vas con tu novio? —indaga Cleo.

—Supongo que bien, nada nuevo que contar. ¿Ustedes cómo van?

—De maravilla. Para nuestro aniversario, Cleo tuvo la maravillosa idea de hacernos un tatuaje de pareja, se me había olvidado decirte.

Ambas me muestran sus muñecas y quedo encantada con los corazones invertidos sobre una especie de rosa con hojas en un costado. Sus pieles blancas los hacen ver mejor y de momento quisiera hacerme uno, pero recuerdo que los antebrazos de mi novio ya están llenos.

—Admiro su relación— soy sincera— Siempre tan juntas y prefiriendo trabajar en conjunto para que suceda.

—Por lo visto tu relación no va muy bien, la nostalgia se te sintió en esas palabras— Cleo me toma la mano— ¿Qué sucede?

APOCALIPSISDonde viven las historias. Descúbrelo ahora