CAPÍTULO 44

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✧✧Sacando las garras✧✧

Megan

La ciudad de Londres siempre me va a gustar. Muchas veces he pensado en mudarme y tener tal vez un departamento aquí. Pero por ahora solo me conformo con venir con el hombre que habla por teléfono a medida que vamos de camino a casa de mis suegros.

Viven aquí desde hace mucho tiempo, desde diciembre no los visito y me alegra hacerlo en compañía de Herodes. Al menos tiene un respiro, ya lo extrañaba.

Me siento mucho más calmada y el motivo se debe a que la guardaespaldas no vino con nosotros y su puesto lo cubre el consejero quien ocupa el asiento de copiloto. No sé el porqué de su ausencia, pero tampoco me interesa. Por los momentos tengo muchos problemas y uno de ellos es la preocupación que siento por mi hermana, está mejorando, pero no desiste de su idea de seguir fumando marihuana.

Recuesto la cabeza en el asiento y cierro los ojos, solo necesito conseguir un poco de paz, nada de problemas o preocupaciones.

—Mi padre nos quiere en la convención del lunes, muchos magnates y políticos asistirán, tal vez te interese— le comento.

—Me gusta cuando eres una especie de itinerario, si no me dices, no me acuerdo de que había pensado ir.

Su sarcasmo muchas veces suele ser del que hiere o te hace sentir mal.

—Qué bonito que me veas como solo eso, al menos es algo.

—Piensa lo que quieras y lo que tú cabeza se imagine. Si te viera solo como eso no estarías en el mismo auto que yo.

Una sonrisa se me escapa porque no sonó lindo, pero lo pienso como una especie de "te veo como mi novia" y es mejor.

—No diré nada respecto a eso, no quiero dañar lo que mi cabeza está pensando— me cruzo de brazos, mirando por la ventana.

—Ajá.

El auto se adentra en la urbanización con casas lujosas habitadas por figuras adineradas, entre esos; famosos, políticos...

El auto se estaciona y bajo, detallando la gran casa que tanto me gusta. Una empleada abre la puerta dándonos la bienvenida, Herodes entra como si la casa fuera suya, pide algo de tomar y toma asiento en los sofás de la sala. Hago lo mismo y en menos de nada mi suegro aparece bajando las escaleras, viste casual, pero elegante.

—Qué sorpresa tener en mis aposentos al Alpha de la Mafia y a mi hijo—vocifera sonriendo, termina de acercarse y con una sonrisa lo saludo— Megan, estás linda como siempre. Doble sorpresa verte aquí.

A diferencia de mi novio, mi suegro es un tanto menos irritable.

—Tus empleadas son unas incompetentes, pedí algo de tomar y aún espero por eso— Herodes comienza a quejarse

«Detesta esperar»

—Disculpe usted porque en mi casa no sea suficiente nada para usted, mi señor— le dice su padre con un tono de tristeza fingida.

—Prepárame una habitación, vine para hablar de negocios no a vacacionar— espeta.

Me cruzo de piernas revisando mi teléfono. Estos dos cuando hablan no hacen más que tratarse así ya que Dwayne puede ser el antiguo Alpha pero es su padre y creo que por eso le tolera una conducta diferente que a los demás.

—En seguida pido que lo hagan.

Mi suegro toma asiento, la sirvienta ofrece jugos y le doy un sorbo al mío poniéndome de pie cuando Lucinda aparece caminando como la mujer empoderada y segura de si misma que es. Se aparta el teléfono de la oreja, se acerca hacia su hijo, pero este solo la mira sin ningún tipo de expresión ni siquiera por ser su madre.

APOCALIPSISDonde viven las historias. Descúbrelo ahora