CAPÍTULO 79

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✧✧Veneno✧✧

Herodes

Nunca en mi vida había pasado tanto tiempo con angustia y un mal presentimiento.

Y ahora, llevo una semana así desde que uno de mis muros se debilitó y puede venirse abajo en cualquier momento si no resuelvo esta situación que, a raíz de la guerra, se llevó lo único que me mantenía fuera de todo, así es, no literalmente, pero si como nada más lo había hecho.

No tengo respuestas, noticias o indicios que me lleven a lo que necesito; y me estoy hartando de no tener nada. Braden no me ha contactado para pactar algún intercambio. Si quiere a su inútil tío, se lo daré. Aunque yo no sea de hacer cambios. Lo haré por ella.

El escuadrón sigue conmigo, pero dos se fueron con Mario a seguir con la búsqueda de información. Antes de eso, se encargaron del cuerpo del muerto, no les di tiempo para respirar, no se puede, no ahora que los necesito centrados o seré yo quien le dé de baja a otro.

Cuando no es una cosa, es otra. Necesito mantenerme en esto, pero la organización me necesita en diferentes situaciones que debo ver yo mismo.

Esto de estar en guerra con los rusos, tiene molestos a los miembros del tratado, algunos han estado abriendo caserías en sus fronteras, evitando que entren a querer vender droga o hacer revueltos con masacres. Pero estamos hablando de la mafia rusa, tienen poder y un simple clan no podrá salir ileso de un ataque, por ende, he tenido que trasladar grandes cantidades de armas; los modelos que ya estaban.

El trabajo que estaba haciendo, se lo dejo a la rubia que acaba de entrar con Dan quien sería mejor opción, pero por ahora tiene más cosas de las que ocuparse. Arturo se queda con ella y llamo a Dimitri antes de salir de camino a la sala de bar con mesa de billar y un área de bolos, la estaban remodelando, pero ya está lista y me adentro sirviéndome un trago, ignorando la mirada de Megan hacia su padre que acaba de llegar con su mujer.

Ambas deberían salir, pero no es buena idea, Megan no dudaría en dejarla sin cabello con ayuda de sus escoltas, aunque Astrid «Creo que así se llama, no lo recuerdo», se ve que es de las que prefieren no armar disturbios de ningún tipo.

—Herodes —me saluda el ministro poniéndose de pie—. Venir fue muy difícil, tengo demasiadas cosas por hacer, pero aquí estoy, como lo prometí.

—La privacidad sería buena opción en este momento —miro a su hija—, Y sin que ningún contratiempo nos interrumpa.

Suspira hondo, la hipocresía se palpa en el aire, pero la disimula por su bien.

—Astrid, ¿Quisieras conocer el jardín? —sonríe.

—Oh, claro. Es una magnífica casa, quisiera conocerla de principio a fin.

—Ven, te daré un pequeño recorrido.

Me apoyo en la mesa de billar sacando un puro del estuche. Estos días me han dado más ganas de fumar, eso que dije que lo dejaría.

—Mi señor, se ve tenso. Parece que vine en el momento menos indicado, si lo desea puedo hacerlo después.

—Déjalo. Ya estás aquí —le doy un sorbo al vaso, obligando a mi cabeza a disipar todo por un momento—. La información que me diste y la que me enviaste, me sirvió y recalca tu compromiso en la organización, es bueno saber que tienes informantes tan útiles. Me ahorras algo de trabajo.

—Escucharlo tan conforme, es mejor que sentarse a mandar en cualquier puesto. Su confianza lo es todo.

—La tendrás siempre y cuando tengas lo que necesite.

APOCALIPSISDonde viven las historias. Descúbrelo ahora