CAPÍTULO 78

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✧✧Serpientes✧✧

Herodes

No debí dejarla, fue una patética idea, pero es indispensable, la necesito allá encargándose de los Bontate, es necesario, tal como lo son muchas otras cosas que ya irán completándose.

Debo seguir arriba, ya tengo mi puesto más que ganado, mis sacrificios, la lealtad, todo crece y ahora más que nunca no me conviene dar un paso en falso; no lo había hecho, no lo haré ahora. Todos trabajan en lo que les corresponde, demostrando que merecen los puestos y seguir en la organización, aquí nadie se sienta a esperar que el dinero le llueva, menos el gran jefe.

Todo lo que tengo lo he forjado porque lo que soy es gracias a mí, la mayoría de mis patrimonios no me los heredaron, solo mínimas cosas como las empresas que hoy en día ocupan los primeros puestos en los rankings mundiales gracias a las mejoras, y mis altas expectativas que me llevaron a hacer de todo más grande porque si algo he aprendido estos años es:

El poder es la ley.

—El sistema de seguridad solo necesita mínimas mejorías, pronto estará en el mercado superando el anterior —continúa el gerente de marketing—. El futuro es la visión principal, y esto innova la evolución de las empresas...

Sigue pasando las imágenes en la gran pantalla, lleva ratos hablando sobre el lanzamiento oficial de un nuevo sistema de seguridad, pero yo tengo la cabeza en otro lado.

—Las mejores marcas de autos querrán asociarse y eso generará miles de millones en un año, o tal vez en menos...

Sigo deslizando el bolígrafo por mi mentón, mientras miro como mis dedos tamborilean sobre las teclas de la MacBook que muestra lo que debería estar revisando, pero nada me parece más importante que lidiar con las ganas exigentes de tomar el teléfono. Creo que pisé fondo, ese lado que hace tiempo me hizo sentir como un idiota, hoy es más fuerte, no es correcto, eso sí lo sé. Pero ya no hay de otra.

Me pongo de pie quitándome el saco, hace calor o la falta de sexo me está haciendo sudar más de lo normal. La secretaria me trae agua, los gerentes siguen hablando y me concentro unos minutos, pero la punzada en la sien me saca de órbita, el cuerpo lo siento más pesado y debo mandar abrir una ventana, encender un cigarrillo y fumarme unos dos, pero nada ayuda.

Mario se pone de pie, con el teléfono en la oreja sale y hago lo mismo yéndome a la oficina, firmo algunos documentos y busco para llamar a mi tormento, pero mi mano derecha entra pálido y sudando.

—Malas noticias.

Detesto esas dos palabras, más en este momento en el que mi cabeza piensa solo en una cosa.

—Habla.

Con la cabeza punzando, rodeo el escritorio dejando el teléfono de lado, esperando que hable, pero...

—Venus salió de la casa, el otro miembro del escuadrón fue asesinado en un burdel y a ella se la llevaron, traté de revisar las cámaras, pero no aparece nada...— comienza martillandome el tórax.

El vaso se hace añicos en mi mano con la fuerza que empleo queriendo hacer acopio, pero todo es vueltas, el mareo me toma y solo escucho los latidos que llegan hasta mis oídos nublándome la vista.

—Le dije que no saliera. Tenía que organizar la llegada de los Bontate, pero no me hizo caso y ahora...—no termina de hablar porque mi mirada lo calla.

Lo encuello, el empujón lo manda al suelo y saco el arma apuntándole en la cabeza, preso de la ira, el temblor que toman mis manos y el ardor en el pecho me vuelve eso que me rompe, sacando mi sed de sangre.

APOCALIPSISDonde viven las historias. Descúbrelo ahora