CAPÍTULO 62

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✧✧Orgullo✧✧

Venus

Creo que nos parecemos, en tener el mismo temple para no ceder, el orgullo de ambos es como el acero, fuerte y resistente porque no nos hemos hablado desde ayer, una de las razones por la que no lo miro es porque su novia no se le despega y a cada nada aparece vigilarme.

Llegamos a Montreal, seguimos en las mismas cuando entramos a la casa. Dimitri se le viene encima, lo acaricia y lo aparta antes de seguir con Megan detrás de él. El perro nota mi presencia, Mario sigue a mi jefe y yo me quedo acariciando al Rottweiler que huele a recién bañado.

—Cosita preciosa, ¿Cómo te portaste? ¿Umh?— beso su cabeza y mueve la cola.

—Si te come sería lo mejor que me pase hoy —habla Enola pasándome por el lado.

Estúpida.

—Necesito una ducha, nos vemos al rato —me avisa Yasmín.

Todos van a hacer lo suyo, descansar, ducharse, turnarse y esperar que el idiota se aliste para llevarlo a la empresa porque tiene demasiadas cosas que hacer.

—Ven... Acompáñame a la cocina— le pido al perro.

Dos empleadas están preparando algo que huele delicioso, pero se quedan frías cuando me voy al refrigerador y Dimitri me sigue.

—Sé buen perrito y no te comas a ninguna.—le hago cariñitos en la oreja

Saco una jarra de jugo, rebusco una manzana, una banana, algunas fresas y un envase de crema batida. Dejo todo sobre el mesón, busco un cuchillo, una tabla y un bowl pequeño.

Las chicas que tengo detrás, no se mueven y huele a quemado lo que está en la cocina.

—No creo que al Alpha le guste la comida quemada —comento, procediendo a picar las frutas.

—Señorita.. es solo que...—tartamudea una.

—¿Qué?

Miran al perro que se echó a mi lado.

—No le tengan miedo, no les hará nada si no lo molestan —las tranquilizo.

—Ya lo hizo, se comió a una compañera.— responde la otra.

Dejo una mano en mi cintura y miro al perro que duerme como si nada.

—Dimitri.. eso no se hace. Perro malo —lo regaño—. ¿En dónde estaba la persona encargada de cuidarlo?

—Ningún hombre de la seguridad quiso entrar a la casa, nosotras estábamos a cargo, pero él no puede estar mucho tiempo sin comer carne humana y... Por poco nos come también a nosotras.

Suspiro hondo. Termino de picar todo, agrego en el bowl, vierto una gran cantidad de crema y la riego con un tenedor.

—Sigan trabajando, no dejaré que entre de nuevo aquí.

—Gracias, es muy amable —contestan.

Salgo de la cocina, el animal me sigue y entro al pasillo buscando la puerta que abro sin tocar. Mario debe estarse duchando, Giovanny se fue con los padres de mi jefe, y él está en su escritorio, usando su Mackbook.

—Tu perro se comió a una empleada, deberías tenerlo contigo a donde sea que vayas. Dejarlo aquí es peligroso para el personal —le informo. Silencio total, ignorada fuerte de su parte— Te estoy hablando...

Estrella la mano en la madera.

—Y yo estoy tratando de no levantarme, echarte sobre el escritorio y dejarte ese culo rojo por insolente — su mirada envenenada me deja sin palabras porque puedo ser yo, pero cuando se molesta debo admitir que si da algo de miedo—. Las estoy anotando, y cuando me cobre lo haré con toda la satisfacción del mundo.

APOCALIPSISDonde viven las historias. Descúbrelo ahora