CAPÍTULO 74

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______✧✧Cadena✧✧_________

Venus

Con algo más de ánimos puedo comer el almuerzo. Me urge una sesión en La Fortaleza. No creí tener que llegar a decir esto pero... Es necesario un chequeo. Hace mucho tiempo no me reviso y he recibido disparos, golpes, me he sometido a demasiados cambios de clima, estrés, cambios de humor...

Pero por los momentos no tengo tiempo, cada vez estoy más llena de responsabilidades.

Según mi jefe llega en la noche, tengo que llevar a Dimitri al veterinario, encargarme de que las empleadas tengan la casa impecable y ayudar a Mario a organizar algunos documentos.

La misión del escuadrón fue un éxito, todo salió bien pese a que no estuvimos todos. No dejaron rastros y aunque no fue fácil el siguiente paso, lo hicieron y tuve que encargarme de enviarle las fotos a la persona que no quiero ver, pero llega hoy, él y su estúpida novia.

Sigo pensando qué me irrita más, si verlos juntos o recordar que Julián no me volvió a dirigir más la palabra durante el tiempo que estuve en la fábrica. Al parecer no me apoya con eso de acostarme con mi jefe, no le cayó bien la confesión, y lo entiendo pero... Sé lo que hago, nadie me hará cambiar de opinión, ya estoy en la hoguera, disfrutando del fuego, aún no puedo salirme y tal vez ya no tenga como, menos ahora.

—En unos minutos partiré —le aviso.

—No te vayas a tardar.

—Tardaré lo necesario, debo esperar.

Salgo del estudio. Entro a la cocina avisándole a las pocas empleadas que quedan, son 3, pero hacen bien su trabajo y eso me tranquiliza. El jardinero llegó hoy, estaba libre desde que nos fuimos, por ende, tiene mucho trabajo por hacer. Ha llovido estos días, los jardines están disparejos.

—La piscina está lista —me avisa Helen mediante el intercomunicador.

—Vigila al jardinero.

—Ok.

—Venus...—Mario aparece cuando estoy por entrar al gimnasio.

—Dime...

—Supervisa lo que acaba de llegar— me ordena.

Antes de hacerlo, busco la correa del perro que me sigue a todos lados desde que llegué, no se me despega, y eso es bueno, no se come a nadie porque me hace caso cuando lo reprendo.

Me guardo las llaves en el bolsillo trasero del vaquero. El teléfono vibra pero lo ignoro y salgo de la casa. Un camión viene entrando, Brett y Taeyang se encargan de dar la ubicación para que aparque.

El conductor baja la rampa y abre la puerta grande que nos permite mirar la camioneta lujosa que mi jefe tenía en Kiev, pero que recién llega. Pensé que sería mañana. Brett la estaciona en frente de la puerta de la cochera y le pido las llaves. Se ve igual que la primera vez. Muero por subirme.

Abro la puerta trasera y meto al perro. Me aseguro de que el GPS se sincronice con el brazalete y regreso adentro por una chaqueta. Yasmín se me atraviesa en el camino cuando salgo.

—El jefe viene en camino, Mario me dijo que te avisara.

—Dile que voy saliendo. Lleven las camionetas y esperen su llegada.

—¿Te sientes bien?

Frunzo el ceño.

—¿Por qué no lo estaría?

—Solo pregunto.

Salgo y abordo la camioneta que me trae muchos recuerdos sucios. Huele igual de bien que siempre y al encenderla me siento mejor de lo que estaba. Le pongo seguro a las puertas, recordando como lo hizo él aquella vez.

APOCALIPSISDonde viven las historias. Descúbrelo ahora