CAPÍTULO 63

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✧✧Prejuicio✧✧


Judas

Me mantengo escuchando lo que me dice Braden. En realidad, no comparto su idea, pero no le digo nada. Él sabrá lo que hace y por ello cuelgo la llamada antes de salir del auto.

El anillo de seguridad me sigue cuando me adentro a la vieja fábrica de muebles en la que ya están caras importantes como la de Duke Bontate, Jeremías Vasone, el jefe de la Yakuza, las triadas y sin pasar desapercibido al hombre que entra minutos después acompañado de la motivación sensual que camina unos pasos detrás. Sus ojos se encuentran con los míos, se queda en una distancia prudente y su jefe avanza.

—Todos han de saber lo molesto que debo estar, como también que los traidores siempre fueron los rusos —pasa la mirada por todos los jefes— Iré al grano, detesto darle tantas vueltas al asunto. Voy a matar a todo aquel que se una a ellos e intente vender en mis límites. Cobraré con sangre la falta de palabra

—No creo que aquí alguien esté del lado de los Marakov —habla Duke tomando la palabra— Eso sería echarse peso encima, el cual podrían ahorrarse si la avaricia no los consumiera.

—Aquí todos estamos conscientes de lo que conlleva no seguir el tratado interviene Atsushi Yamada, jefe de la Yakuza.

—Pues parece que no, algunas caras no están presentes —espeta el Alpha.

El cartel de Pakistán no hace presencia «Jeremías Vasone». Lo que es una clara señal de que los rusos los compraron con la droga. No son tontos, necesitan proveedores de armas buenas.

—Jeremías no pudo asistir, en este momento su familia pasa por fuertes investigaciones por parte del CEICC —aviso lo que ya todos deben saber, pero no servirá.

Seguimos hablando sobre el tema, la conversación se extiende, todos opinan sobre la conducta de los rusos, por mi parte no hablo mucho. No estoy de su lado, es solo que la familia es amiga de la mía desde hace generaciones, y Braden ha sido como un hermano, sin embargo, no pienso romper el tratado, por ahora no quiero tener que estar en contiendas, tengo mis razones, no quiero dejarlas de lado.

Disimuladamente me mantengo mirando a la pelirroja que revisa el teléfono que tiene en la mano. No puedo dejar de mirar sus piernas esbeltas, el color de su cabello y la blancura de su piel. Es muy hermosa.

No debería estar en estas, pero es una cosa impresionante, algo que jamás ví; su rostro, su manera de caminar, de mirar, de hablar, sobre todo sus ojos, son más intensos que el color que tienen los míos, los de ella son un tanto semitransparentes, con una pizca de oscuridad y falta de luz, eso se nota a simple distancia.

—Desde este momento concordamos en que el cartel israelí y los ausentes, son conspiradores en unión con los Marakov — Atsushi se acomoda el traje, está más que de acuerdo con el Alpha, es uno de los que más respeto le tiene, podría besarle los pies por devoción, o tal vez miedo— Los que estamos aquí, somos testigos, y se estará al pendiente de quién intente hacer lo mismo.

Debería estar prestando atención, pero la sigo mirando cuando se mueve, le dice algo al sujeto que tiene al lado y este revisa la tableta que tiene en la mano antes de acercarse con cautela y decirle algo al Alpha.

—Señor...—Nigel me llama al tiempo que afuera se oyen disparos.

Todos se ponen alerta, los escoltas cubren a sus jefes y miro a la pelirroja posarse al lado del hombre que le saca el seguro a dos Glow.

—¡El CEICC está aquí, reunión terminada, esperen indicaciones para la próxima!.— recibo una Beretta.

Algo estalla en la parte de arriba, los escombros comienzan a caer y me muevo rápido al ver el helicóptero que en llamas se viene abajo, el estruendo me manda a volar golpeándome con una pared, me pongo de pie ignorando el dolor, el polvo y las llamas que se alzan dándole paso a los sujetos con los trajes de idiotas que comienzan a disparar.

APOCALIPSISDonde viven las historias. Descúbrelo ahora