CAPÍTULO 50

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✧✧Infalible✧✧

Venus

Sídney, Australia: 27 de mayo del 2021.

Avanzo por la sala de espera del aeropuerto, arrastrando la maleta que resguarda mis cosas personales como las dos laptops. En mi cartera llevo el teléfono y en la mano el brazalete que configuro para que empiece hacer su trabajo.

Acabamos de llegar después de horas de vuelo las cuales me dejaron con un horrible genio y el trasero adolorido pese a que veníamos en primera clase y con todas las comodidades que un grupo de mercenarios podría pedir ya el dinero no falta.

—Tengo el trasero dormido—se queja Helen caminando a mi lado.

—Ni que lo digas. Dormí y siento que no lo hice. —comenta Yasmín.

—Dejen de quejarse. —ruge Enola.

Ruedo los ojos, manteniendo la compostura. Vinimos a trabajar, pero todos se comportan como si fuera un viaje cualquiera, vacaciones pequeñas en las que tendremos que actuar como personas normales, turistas en busca de diversión.

Quisiera hacer lo mismo, pero no puedo, estoy completamente a cargo y esto debe salir a la perfección o mi jefe me va a castigar o peor aún; quién sabe qué me hará. En días como estos no soy la misma y el escuadrón lo sabe ya que se centran en lo importante y en conseguir taxis que nos dejan en la casa que rentamos.

Nosotras somos las primeras en llegar, después los chicos, nos dispersamos en busca de habitaciones para cambiarnos, alistarnos y comenzar a preparar todo.

—¡Instalación del sistema de hackeo e información! —aviso desde la sala de estar.

La casa es acogedora, no tan grande, pero con cuartos suficientes para dormir cómodos, aunque tengamos que hacerlo en pareja.

Flavio aparece con sus juguetes y le entrego las dos laptops que tuve que meter en mi equipaje. Cabe recalcar que no tenemos ni una sola arma, tuvimos que venir en un avión normal y ahora tenemos que conseguirlas en menos dos horas.

—¡Taeyang y Helen, marquen el perímetro! —pide.

Me muevo a ayudarlo a armar todo, tardamos alrededor de una hora en la que Enola, Kilian y Fátima salen a buscar las armas que nos proporcionará un miembro de la organización.

—Perímetro marcado, revisa.—le pide Helen.

—Demuéstrame que no necesito a Mario—le susurro.

Me posiciono detrás de él, observando cómo se apodera de las cámaras de las casas del vecindario como de las calles en un radio de 1 kilómetro.

Entra en el sistema que necesitamos y sonrío porque es tan bueno como Mario, hace magia, no tarda mucho y en menos de nada se apodera de la información que necesitamos para actuar mañana temprano.

—Buen trabajo, Flavio— le palmeo el hombro, logrando que me sonría

—Que comience lo bueno.— propone con malicia.

—Pediré algo para comer —entra Yasmín— Tengo hambre y no creo que nadie quiera ir a cocinar.

—Preferiblemente pizza, pollo o cualquier cosa que tenga fritura, salsa o aderezo— le recomienda Flavio.

—¿Esta casa tendrá algún teléfono?

Tomo asiento en uno de los sofás.

—Vi uno en la sala.

—Ahora vuelvo— nos dice.

Me saco el teléfono del bolsillo informándole a mi jefe que ya estamos operando, no sé si me responda, pero le dejo el mensaje.

APOCALIPSISDonde viven las historias. Descúbrelo ahora