CAPÍTULO 68

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✧✧Traición✧✧

Megan

Cuando las cosas comenzaron a cambiar en mi familia, fue precisamente unas semanas después de que mi padre tomara oficialmente el puesto de ministro. Era algo que todos queríamos, sobre todo él, siempre estaba feliz, emocionado y hablando sobre lo que eso cambiaría nuestras vidas.

Después empezó a ser distante. Los problemas eran más frecuentes con mi madre, siempre discutían, no podían estar juntos, porque no hacían otra cosa que generar ese ambiente de incomodidad para mí y Tracy.

Creo que a mí fue a quien más le afectó el enterarse de que tenía otra mujer la cual se llevaba sus horas de descanso, el buen genio y ese hombre que lo daba todo por nosotras. Pero ya después no fue así, y odié demasiado lo que tuvimos que pasar.

Desde entonces repudio el engaño. Con Herodes tuve que acostumbrarme. Pues, en su mundo es normal. No tengo problema, siempre y cuando yo no lo vea o lo haga en frente de mí. Creí que podría hacer de cuenta que solo es algo que no me afectará en parte. Pero lo hizo, y más de lo que pensé.

—¿A dónde vamos? —me pregunta Cleo cuando arranco el auto dejando atrás la cena de compromiso y las ganas de regresar a ponerlos en su lugar.

—Megan...—insiste Cira.

Las lágrimas me nublan la vista. Me las limpio de mala gana, sin dejar de pisar el acelerador.

Aparco y salgo sin nada en las manos. Mi escolta principal me dice que mis padres quieren comunicarse conmigo. Pero no quiero hablar con nadie.

Mis mejores amigas se adentran conmigo en la discoteca y me despojo de responsabilidades, pidiendo una botella, y tragos para todas.

Confundidas me miran con preocupación.

—¿Sucede algo?, ¿Por qué te fuiste así? —increpa Cleo.

Les sirvo bebida. No estoy para charlas emocionales o preguntas que me pondrán peor de lo que estoy.

—Necesito olvidarme todo. No pregunten el por qué.

—¿Olvidar qué?

—Si van a seguir preguntando, mejor se van y me dejan sola.

Reparan el sitio, dudan pero no vuelven a tocar el tema.

El alcohol va y viene al igual que mis lágrimas. Me siento horrible, sin saber que hacer, como proceder o llevar la molestia que me tiene bebiendo sin control.

Cleo no quiere probar alcohol, sin embargo, después de una hora no se niega a disfrutar conmigo, aunque precisamente yo no lo hago. Solo bailo para despejar la mente, bebo buscando olvidarme de lo que vi y que ahora no sale de mi cabeza, parece una pesadilla de las peores que jamás haya vivido.

Primero mis padres y ahora... Me niego a tener que casarme y después tener que separarme por las infidelidades de Herodes. ¿Pero cómo hago?, Desde que lo conocí es así, nadie puede decirle nada, sería un suicidio.

Debería estar feliz, porque puede estarse acostando con mujerzuelas baratas, pero se casará conmigo, las reglas de la organización son claras.

—¿Qué sucedió en la cena que te hizo ponerte así? —me pregunta Cira—. Estabas feliz, nada salió mal, después te fuiste unos minutos y al volver...

—No es nada...

—Megan...

Me pongo de pie yéndome a la pista de baile. Hace mucho tiempo no me divierto, y hoy debo hacerlo al menos para no derrumbarme a llorar.

APOCALIPSISDonde viven las historias. Descúbrelo ahora