CAPÍTULO 69

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✧✧Prospecto✧✧

Herodes

Arabia saudita, Yeda. Sábado, 10 de julio del 2021.

Me acomodo en el asiento, dándole un sorbo al vaso.

—No sabes lo mucho que nos gusta tener aquí al mayor magnate petrolero de América —me comenta el Jeque, ofreciéndome más licor—. ¿Gustas alguna de mis mujeres? Contigo no me molesta compartir.

Tiene como 8 esposas, ninguna menos hermosa o buena que la otra. Paseo la vista por cada una. No carecen de tetas, culo y belleza. Tiene de diferentes nacionalidades, no visten como la tradición lo pide, pero si vestidos algo reservados.

—Estoy bien. No necesito ninguna de tus esposas —sorbo otro trago de licor.

—¿No son suficientes para ti, mi Alpha? —señala las dos que se acercan posándose a su lado—. Ambas son latinas, puedes escoger la que quieras, no te van a decepcionar.

Una presencia incómoda se siente a mis espaldas.

—No es necesario.

—Bien. ¡Queremos baile!— aplaude dos veces.

Las mujeres se alejan. Otras entran bailando con trajes de seda, piedrería brillante y los rostros cubiertos. Solo puede verse parte de sus abdomen, piernas, pechos y brazos.

—Oh, entiendo mi Alpha, si no te conociera dijera que es tu esposa —mira la mujer que tengo detrás—. Hermosa como las que siempre te rodean. No es para menos, también debe serlo, aunque te cuide la espalda.

La pelirroja carraspea. No dejan de mirarla desde que llegamos, y eso me tiene con la presión arterial alta.

—¿No la vendes? —indaga Akram.

—No. Tampoco la presto o regalo.

—Una pena. Merece estar en un trono.

«Eso lo tengo claro».

—¿Cómo va la situación en tu gobierno? —indaga uno.

Nos mantenemos hablando sobre lo que me trajo hasta aquí. Hace unos meses no venía, y ahora fue el momento indicado. Los diamantes le darán la vuelta al tablero de ajedrez.

La fiesta sigue en la casa del Jeque. Traen licor, más comida, mujeres y festividad para celebrar el descubrimiento de mi nueva refinería de petróleo y gas.

No hay nada que me guste más que cerrar algún tratado que me hagan más rico y poderoso de lo que soy. Tal vez otra cosa, pero en estos momentos ninguno cederá y no voy a ser el primero.

No puedo mentirme a mí mismo. Necesito sexo, estoy a nada de estallar de la peor manera. Tanta abstinencia no me hace bien, como tampoco tener tan cerca al tormento que aleja a cualquier mujer que quiera acercarse a mi sitio. Debería sacarla, que vaya a seguir planificando la siguiente misión. Pero no se va, parecer ser que adelantó mucho para poder estar aquí con cara de malhumor.

Me pongo de pie. En la sala que estamos hay un parco con vista a la playa. La luna se refleja en el agua, la música de adentro llega hasta aquí y no le presto atención a la mujer que se viene detrás de mí, ofreciéndome más su cuerpo que el licor que tiene sobre la bandeja. Tomo una copa y ordeno que se vaya antes de tomar asiento en uno de los sofás con ceda egipcia.

La celebración que están dando es por mi. Pero sinceramente estoy agotado. Tengo días sin descansar. Puedo hacerlo, pero eso sería atrasarme y estresarme con las ganas que no elimino ni con las veces que me he masturbado. Cada minuto que transcurre es peor.

APOCALIPSISDonde viven las historias. Descúbrelo ahora