CAPÍTULO 34

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✧✧Sensación✧✧

Venus

Todos necesitamos un momento para oxigenar el cerebro de las rutinas diarias que normalmente empiezan a cansarte y te preguntas ¿Podré seguir con esto? Mi cerebro me grita las respuestas y mi subconsciente "Per" me abofetea mentalmente para que reaccione y me deje de pendejadas.

«No quiero que te caigas del pedestal en donde te tengo, así que respira y vuelve con más fuerza».

Recuerdo claramente que en una misión sonó una canción muy buena y una parte ella decía «"Quiero cogerme a todos los que envidio"» me gustó tanto esa frase que cuando estaba tras camerinos me las apañe para buscar el vídeo y superó mis expectativas porque me vi reflejada en muchas cosas y por ello cada que me sienta cansada; recordaré que debo estar entre los grandes para poder cumplir muchas cosas. No debo detenerme, ya no hay vuelta atrás.

Estoy liada con el peligro y la adrenalina, no me queda nada como para no jugarme mis armas haciendo caso omiso de que entro en la boca del lobo.

El avión se alza en vuelo de camino a Italia y me mentalizo en todo lo que conlleva seguramente ver al hombre que me produce esa sensación de familiaridad de no sé dónde, pero solo sé que debo descubrirlo. Creo que ya lo había visto antes, no recuerdo bien en dónde.

Tengo mucho trabajo por hacer, de mí depende regresar con lo que buscaremos y Dan será el segundo al mando ya que el Alpha accedió a mi sugerencia de no querer ir con él a África ¿Qué iba a hacer? ¿Ver cómo su novia no se le despega mientras yo los tengo cerca? Está idiota si cree que iba hacer eso después de aquel momento en la discoteca de Río de Janeiro. «Esa sensación no se me quiere olvidar».

Respiro hondo. Son muchas cosas que debo hacer y no me resulta fácil estar pensando en lo que no debo. Enola no deja de mirarme y esa es otra cosa que me tiene tensa; porque la ví hablando con Megan y esas dos no me generan buenas vibras.

—¿Te regalo una foto mía, querida? —le pregunto, alzando una ceja.

Se ríe, recostando la cabeza en el asiento. Cierra los ojos y se cruza de brazos.

—Nada voy hacer con una foto tuya, ni que fueras tan bonita— contesta.

—Debo serlo, o de lo contrario no me mirarías tanto. ¿Algún problema? ¿o la próxima vez prefieres quedarte en Montreal?.

—Sería mejor a tener que soportar tus vibras de "soy la mejor y la encargada, deben cumplir mis órdenes"— se burla.

Suelto a reír. Sé a dónde va esto.

—Hasta aquí me llega tu envidia, mami. Pero tranquila, no me afecta si eso es lo que pretendes. Sólo espero que te mantengas centrada en tu trabajo y no en lo que no te incumbe.

—Me tienes harta, pero un día te desvaneceré ese ego que te cargas.

«Sueñas, mi ciela»

—Bien por ti —contesto, restándole importancia.

—Mejor no empiecen. No es nada profesional —Interviene Dan.

—Mejor cierra la boca —suelto sin pensarlo.

—¿Qué?

—Olvídalo. No estoy de humor y si algo sale mal denlo por hecho que no estaré contenta. No dejaré que las consecuencias me caigan solo a mí, así que borren la idea de ponerse como Enola y concéntrense en lo que les toca.—le digo a todos.

No me contestan y lo prefiero así. Enola se ríe por lo bajo, pero lo paso por alto. Tendré más cuidado con ella y si no me sirve la próxima vez, la dejo en Montreal o hago algo para que la cambien a Kiev.

APOCALIPSISDonde viven las historias. Descúbrelo ahora